¿Desigualdad de género? Las bibliotecólogas universitarias

DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2020.11.20.2

Gender Inequality? Graduate Female Librarians

Judith Licea de Arenas

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México

jlicea@unam.mx

Visibilicemos a las que no se ven

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Resumen

La desigualdad de género no es nueva en México. Los papeles tradicionales asignados a las mujeres han existido durante siglos y pese al progreso nacional, todavía persisten problemas significativos: acceso a la educación, a empleos, puestos, reconocimientos. De esta manera, la desigual presencia de mujeres y hombres son evidentes: las estadísticas escolares de la Universidad Nacional Autónoma de México muestran que las mujeres tienen mayor oportunidad de obtener un título de licenciatura en bibliotecología, pero no de continuar con los estudios de posgrado. ¿Por qué? Ellas no tienen las mismas oportunidades que los hombres porque posiblemente tienen que realizar otras tareas, pero más que nada porque su trabajo no es considerado visible, valorado y reconocido.

Palabras clave: bibliotecólogas; México; Universidad Nacional Autónoma de México

Abstract

Gender inequality is not new in Mexico. Traditional roles assigned to women have prevailed for centuries. Despite of progress made, significant problems remain: access to education, jobs, salaries, positions, recognitions. The unequal presence of women and men, according to the National University of Mexico statistics show that more women get a bachelor’s degree in library science but only a small number of those women pursue postgraduate studies. Why? They do not have the same opportunities than men possibly because they must carry out other chores and their work is not visible, valued and recognized.

 

Keywords: female; librarians; Mexico; Universidad Nacional Autónoma de México

Introducción

Dicen Rodríguez-Sala y Zubieta (2005) que “hoy en día, se ha vuelto un lugar común hacer referencia a los estudios de género, aunque poco se diga de su naturaleza y se profundice todavía menos en los factores que hacen de la inequidad una característica lacerante en todas las sociedades modernas”. Agregamos a lo anterior que, si bien la falta de equidad es evidente, también se necesitan conocer los obstáculos que han tenido que sortear las mujeres para dedicarse a la profesión u ocupación elegida, a su perseverancia para alcanzar la meta o a los apoyos brindados por padres o esposos y las acciones para acabar con la subvaloración de las habilidades de la mujer para realizar trabajo intelectual. De esta manera, para comprender el papel de la mujer en el presente no basta con identificar y describir las condiciones existentes, sino que es importante reconocer las características de las sociedades a lo largo de los siglos dentro de ciertos fenómenos sociales que han dado origen a una nueva tipología de mujer en concepto y esencia, es decir, una mujer naciente de la lucha.

Zubieta y Marrero (2005) describen, a grandes rasgos, las diferentes etapas que han tenido que resolver las mujeres para “gozar” de sus actuales privilegios. Siglos atrás, dicen, en el México Antiguo, las mujeres, de acuerdo con su clase social, eran educadas en los calmecac, en los tepochcalli y los cuicalli. Los primeros eran para las hijas de la nobleza, los segundos para las hijas del pueblo y los terceros donde las doncellas aprendían canto y baile con un sentido político o religioso. Sin embargo, el aprendizaje de la escritura, la numeración o la astronomía no eran para ellas.

Durante el periodo novohispano a la gran mayoría de las mujeres se les asignan las funciones de procreación, la oración y las “labores femeninas”. La minoría se acercaba a las primeras letras, a las nociones de aritmética, economía doméstica y moral, en conventos, colegios y beateríos, en escuelas públicas o privadas y en “Amigas”.

De acuerdo con Glantz (2006), durante el periodo Colonial, la escritura entre las monjas era una actividad sospechosa y vigilada; sus manuscritos casi nunca se imprimían, quedaban en la categoría de “cuadernos de mano” o como materia prima para la producción de sermones u obras de otro tipo por parte de prelados.

Ya entrado el periodo colonial a las mujeres se les enseñaba la lectura, pero no la escritura para que no pudiesen enviar cartas a sus enamorados (Tank de Estrada,1988). Taibo (2002) menciona que la heroína Josefa Ortiz de Domínguez, como otras muchas mujeres —en 1810—, no sabía escribir, pero sí leer y que posiblemente tuvo que avisar a Ignacio Allende que la conspiración había sido descubierta, por medio de un mensaje formado con letras impresas recortadas y pegadas en papel de China.

En el siglo XIX se abrió la escuela secundaria para señoritas, que intentaba igualar la enseñanza a la que recibían los varones. Asimismo, comenzó la formación de maestras de educación primaria que, junto con la enfermería, hasta ya entrado el siglo XX se consideraban las profesiones ideales para las mujeres.

En la primera década del siglo XX ya hay indicios de matrícula femenina en la Universidad, si bien es cuando termina la Revolución Mexicana que se inicia un mayor ingreso de las mujeres a la educación superior.

Cabe destacar que las leyes mexicanas no establecían diferencias en cuanto a la educación para la mujer, sin embargo, la llamada coeducación, es decir, la educación para niñas y varones en un solo espacio comenzó en la segunda mitad de la década de los treinta del siglo anterior, pero se generalizó hasta entrados los años cincuenta de la misma centuria, lo cual nos lleva a asumir que, por un lado la sociedad estaba experimentando cambios, pero por otro, los mexicanos se resistían a aceptarlos. En los años cincuenta, ya estaba presente la violencia hacia las mujeres, los profesores decían a sus alumnas: “palomitas, deberían estar aprendiendo a hacer el arroz en vez de intentar aprender matemáticas”.

En los años sesenta se escuchaba en las aulas, en reuniones familiares o en los jardines universitarios lo siguiente:

– Mujer que sabe latín no tiene marido ni buen fin.

– Si eres fea y ordinaria, estudia veterinaria.

– En la Universidad hay tres grupos de mujeres: las bonitas, las feas, y las que estudian Química.

A quien estudiaba bibliotecología se le adjudicaba un estereotipo aún vigente: el de la bibliotecaria soltera y vestida austeramente con el cabello peinado hacia atrás y recogido en un chongo, moda que ya solo se conoce de oídas o a través de revistas antiguas. Lo anterior nos lleva a señalar que los esfuerzos de las mujeres y de sus familias han sido arduos y lentos.

1. Los antecedentes de la relación libro-mujer

En los siglos XVI-XIX, las mujeres se relacionaron con oficios, con el comercio y la ayudantía a padres y esposos. Como hijas primero y como esposas después, fueron dependientes social, jurídica y económicamente de los padres, hermanos, tutores y maridos, respectivamente. En un principio, esposas, viudas, madres, hijas y hermanas participaron, por ejemplo, en el desarrollo de la ganadería en la Nueva España y en el México independiente. Del mundo del libro destacan los nombres de Brígida Maldonado, Jerónima Gutiérrez, María de Sansoric, Catalina del Valle, María de Espinosa y Ana de Herrera, las seis viudas-impresoras del primer siglo de imprenta en México (1534-1634), que trabajan en la construcción del medio de comunicación social más utilizado, aún en nuestros días. Cabe mencionar que las mujeres científicas también hicieron su aparición, si bien las astrónomas, teólogas y matemáticas fueron la excepción más que la regla.

De acuerdo con lo anterior ¿cuál fue y cuál es el papel de las mujeres relacionadas directa o indirectamente con el libro ¿solo prepararse para ser esposas y madres? ¿qué ha significado para ellas el matrimonio? ¿han adoptado un nuevo papel? ¿las viudas de los impresores del primer siglo de imprenta adquirían cierta libertad y personalidad al ocuparse de la administración de los bienes del difunto marido?

La participación, aunque limitada, de las mujeres en la industria editorial ha sido significativa. Editoriales prestigiosas como La Prensa Médica Mexicana, Era y Fondo de Cultura Económica han sido dirigidas exitosamente por mujeres.

2.La bibliotecología como profesión

Si bien diferentes profesiones han sufrido el sesgo del género (Alexanderson, 1999), es necesario, delinear el perfil de las bibliotecólogas mexicanas teniendo en mente que su análisis es complejo. No obstante, se requiere la identificación de los factores que pudieran interferir con su actividad profesional tales como la maternidad, el matrimonio o su vida en pareja para estimar la presencia de la mujer en la bibliotecología mexicana.

En 2019, la población del país era de 127.3 millones de habitantes; la razón de mujeres era ligeramente mayor: 96.1 hombres frente a 100 mujeres (EUA. Census Bureau). El número de mexicanas y mexicanos en las aulas, desde el jardín de niños hasta los estudios de posgrado ha ido en aumento, sin embargo, pese a que las estadísticas revelan que las mujeres con licenciatura están aumentando rápidamente, continúa la desigualdad en términos de estudios de posgrado, puestos de responsabilidad y distinciones. Por tanto, nos preguntamos hasta qué grado la ignorancia, la discriminación o el ninguneo minan la confianza y afectan el destino de las mujeres. El siguiente cuadro nos aproxima a una respuesta (Cuadro 1).

Cuadro 1. Primeras mujeres tituladas o graduadas en México

Nombre Área Año de titulación o graduación
Johanna Faulhaber Antropología 1946
Florencia Müller Jacobs Arqueología 1946
Helena Beristáin Díaz Bibliotecología 1959
Barbro Dahlgren Etnología 1950
Alejandra Jaidar Física 1961
Matilde Montoya Medicina 1887
Matilde Montoya Obstetricia 1873
Felícitas Crespo Mijares Veterinaria 1934

Fuente: Elaboración propia.

Antes de hablar de la bibliotecología como profesión es preciso hacer referencia a sus tres estadios: el que con propiedad puede llamarse pre-universitario, el de transición y el universitario.

Las mujeres que corresponden al primer estadio fueron, la mayoría, solteras o jefas de familia, además de ser grandes conocedoras de las reglas de catalogación y del sistema de clasificación decimal de Dewey que aprendieron en cursos cortos que no requerían prerrequisitos académicos. Algunas de ellas se indican en el cuadro 2.

Cuadro 2. Bibliotecarias correspondientes al primer estadio de la bibliotecología en México

Nombre
Josefina ALONSO
Margarita AVILA
Esther BALDERAS
Socorro BARAJAS
Luz BARAJAS
Carmen CHÁVEZ
Dolores CHÁVEZ
Teresa CHÁVEZ
María GUILBOT
Ana María HERNÁNDEZ TERÁN
María Luisa OLAGUÍBEL
Guadalupe REYNA
Ana María SOTO
Dolores TORREBLANCA
Guadalupe REYNA
Catalina VÉLEZ
Sofía ZERMEÑO

Fuente: Elaboración propia.

Del periodo de transición se guardan los nombres de María Teresa Chávez, Guadalupe Monroy y Juana Manrique de Lara quienes formaron a la mayoría de las mujeres del estadio anterior. No fueron las únicas, sino que también colaboraron hombres en dicha empresa. Las tres sabían inglés, así es que, hasta donde se sabe, fueron las primeras en recibir capacitación en bibliotecas de Estados Unidos. Las primeras de las nombradas ejercieron en la década de los 30 del siglo pasado y la tercera, una década antes. Guadalupe Monroy dejó trabajo bibliográfico; María Teresa Chávez adaptó las reglas de catalogación norteamericanas y vaticanas al entorno mexicano, así como la tabla de números de autor de Cutter, llamada por ella el Cutter criollo. Sus obras fueron la base del trabajo de organización de las bibliotecas mexicanas y no dudaríamos en señalar que posiblemente sus textos todavía se usan en algunas de ellas; Juana Manrique de Lara también fue autora de algunos títulos sobre biblioteconomía, catalogación y clasificación.

También hay que mencionar a Marion Kidder, norteamericana, quien introdujo en México, en la década de los cuarenta del siglo pasado, la clasificación Library of Congress, dirigió la organización de la biblioteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia e influyó para que dos hombres y una mujer se adiestraran en Estados Unidos en esa década y a Josefina Berroa, cubana, e Isabel Méndez, española, egresadas de una institución educativa de Estados Unidos, la primera, y la segunda de una británica, quienes también corresponden a la generación transicional; solo la segunda se incorporó a la docencia tiempo después. Del exilio español, sin embargo, no se conocen representantes, salvo Isabel Méndez, que hubiesen dejado huellas profundas. Alicia Perales es la primera mexicana que realizó estudios formales en el extranjero y lo hizo en la Universidad de Kent, Estados Unidos, en la década de los 50 del siglo veinte.

Cabe destacar que fue en 1947 cuando se comenzó a hablar, en una reunión interamericana, sobre la urgencia de mejorar y ampliar los servicios bibliotecarios (Shepard, 1967), sin embargo, casi una década después fue cuando el Dr. Efrén C. del Pozo, entonces Secretario General de la Universidad Nacional Autónoma de México, conocedor de la importancia de las bibliotecas universitarias para el desarrollo de las funciones de la Universidad, solicitó la elaboración de un proyecto para formar en la Universidad a quienes se encargarían de la construcción de los servicios bibliotecarios de la Institución. El maestro José María Luján, historiador distinguido, en esa época subdirector de la Biblioteca Nacional y también responsable del proyecto de construcción del que iba a ser el edificio que albergaría a la Biblioteca Nacional y que hoy aloja a la Biblioteca Central, recibió tal encomienda, es decir, se atiende la sugerencia de Downs (1952), quien después de una visita a México, en relación con las bibliotecas de la Universidad manifestó la necesidad de “establecer una escuela de graduados para la preparación de bibliotecarios profesionales, con objeto de levantar el nivel de la biblioteconomía en México, así como para proveer a la Universidad y a las demás bibliotecas de México, del personal adecuado”.

El 9 de abril de 1956 inició sus actividades el Colegio de Biblioteconomía y Archivonomía de la Universidad Nacional Autónoma de México en la Planta Alta de la Biblioteca Central.

Los estudios de la Maestría en Biblioteconomía tuvieron la influencia de los programas de las universidades norteamericanas de Columbia, Case Western Reserve y Chicago, principalmente y surgieron en un momento coyuntural: todas las facultades, institutos y centros iban a estar ubicados en la recién construida Ciudad Universitaria, la concentración de estudiantes, maestros e investigadores era inminente y las bibliotecas de las dependencias universitarias tenían grados variables de organización, además de que se advertía que el personal en servicio no podría enfrentar las nuevas responsabilidades por venir, independientemente de que carecía de una base teórica fundamental; correspondió a Alicia Perales buscar el cumplimiento de esa misión. También contribuyeron Isabel Méndez, bibliotecóloga y María Teresa Chávez con estudios en letras.

Downs (1952) sugirió “mejorar los salarios del personal”. Hoy tendríamos que preguntar ¿cómo vive o sobrevive un bibliotecólogo en un mercado de trabajo limitado y restringido? Las instituciones públicas y privadas, pese a los más de 60 años transcurridos desde que se instauran los estudios universitarios de bibliotecología aún subvaloran el trabajo de los bibliotecólogos ¿será que no somos necesarios?

La explicación sobre la “pérdida de cerebros” que la Universidad ha formado, entendiéndola como las dificultades para absorber a la oferta de bibliotecólogos o su éxodo hacia otras ocupaciones, la usurpación de la profesión que se da diariamente o bien las nuevas formas de contratación de personal merecen atención. También, es necesario entender por qué la formación de personal a través de posgrados se da principalmente en nuestro país o, lo que es lo mismo, por qué el acceso al conocimiento universal a través de la formación de estudiantes en las universidades de los países centrales no ha sido práctica común, sino solo errática. De las preguntas anteriores se asume la falta de interés institucional de formar capital humano. Por ejemplo, no se ha desarrollado una estrategia para formar en el extranjero a los formadores de bibliotecólogos (García Guadilla, 1996), es decir, prevalece la endogamia, si bien en la década de los sesenta del siglo anterior la Universidad envió un grupo pequeño de hombres a formarse en instituciones norteamericanas. De ese grupo únicamente una persona continúa ejerciendo.

En la siguiente década el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología propició, por medio de becas a Estados Unidos, en particular a las Universidades de Case Western, Denver y Syracuse, la formación fuera del país. Del grupo que salió del país, algunas y algunos de sus integrantes continúan activos. Más tarde, en la década de los noventa del mismo siglo, las universidades españolas Complutense de Madrid, de Murcia y la Carlos III han otorgado el grado de doctor a mexicanos debido a acuerdos institucionales o al interés personal de los estudiantes.

No importa en realidad cuántas mujeres comenzaron sus estudios de bibliotecología, sino cuántas los concluyeron, continuaron a los de posgrado y cómo están representadas en la docencia e investigación, en los puestos de dirección en las bibliotecas de la UNAM o de otras instituciones del país, como ejemplo, o bien cuántas superaron la pregunta denigrante, producto de la ignorancia, acerca de la función de la bibliotecóloga: ¿estudias bibliotecología para acomodar libros en los estantes?

Con sus estudios universitarios en bibliotecología, las profesionales han ocupado, desde 1956, cargos en diferentes tipos de bibliotecas, predominando las universitarias. Muchas de ellas han tenido que realizar la doble jornada. Otras, han preferido la soltería (Licea de Arenas, 2005).

¿Qué se necesita para tener éxito o alcanzar una meta en la profesión? ¿se tiene que ser superdotada, trabajadora, tener relaciones, o suerte? Cada año menos de medio centenar de jóvenes concluyen sus estudios de licenciatura. No obstante, solo un pequeño número llega a destacar. La cifra de las interesadas que abandona sus aspiraciones en el camino se desconoce, así como la manera de evitarlo. Hasta hace pocos años las aspirantes a ingresar a alguna universidad mexicana eran criticadas por su decisión. Las estudiantes sufrían discriminaciones, agresiones verbales y, en ocasiones, acoso sexual. Sin embargo, el crecimiento de la población y una mayor apertura de la sociedad han contribuido a ampliar la matrícula femenina y aun cuando el número de mujeres que han obtenido su título profesional en bibliotecología es reducido, todavía lo es más el número de las que han realizado estudios de posgrado en el país o han viajado al extranjero para obtenerlo. ¿Qué caracteriza a las bibliotecólogas mexicanas? ¿qué han logrado? ¿de qué manera el origen de clase está relacionado con la inseguridad o con los rezagos culturales?

Los estudios sobre ellas están en lista de espera, si bien en México, como en la mayoría de las naciones, quienes aspiran a la educación superior, a menudo ven frustrados sus deseos de ejercer una profesión para alcanzar, en muchos casos, la movilidad social al inclinarse por carreras saturadas donde las expectativas de trabajo son casi inexistentes y donde, además, se advierte la feminización de ciertos campos como la biología, la química, la medicina, la medicina veterinaria y la bibliotecología.

La presencia documentada de la mujer en la Universidad Nacional se da a partir de mediados del siglo XX, cuando inicia el estadio universitario y se incorporan a él quienes participarían en la formación de las futuras bibliotecólogas universitarias sin necesidad de dispensa de título (Cuadro 3).

Cuadro 3. Primeras profesoras titulares de los estudios universitarios en bibliotecología (1963)

Nombre Formación
María Teresa Chávez Campomanes Doctora en Letras
Isabel Méndez Bibliotecóloga
Alicia Perales Ojeda Bibliotecóloga

Fuente: Profesores de la carrera de Archivología. Anuario de Biblioteconomía y Archivonomía 1963; 3: 3.

De esta manera, se muestra más adelante que la matrícula universitaria evidencia la mencionada feminización (Cuadro 4-5), sin embargo, otras medidas señalan que, si bien las mujeres han sido más numerosas como estudiantes de licenciatura, en el posgrado, en la docencia, la investigación y en otras medidas, la paridad entre mujeres y hombres no existe ¿por qué se perdieron tantas mujeres en el camino? ¿las bibliotecólogas llevan a la práctica el estudiar la licenciatura y el MMC, o sea, Mientras Me Caso? ¿la vida familiar afectó su actividad profesional? ¿ocupan puestos que no tienen la exigencia de mayores calificaciones? Por medio de un seguimiento de las bibliotecólogas universitarias intentamos responder las preguntas surgidas hasta ahora, o bien dejar un espacio para nuevas interrogantes.

Cuadro 4. Población escolar durante los primeros años del periodo universitario

Año Hombres Mujeres Población Total
1956 11
1957 16
1958 4 13 17
1959 4 12 16
1960 2 15 17
1961 6 18 24
1962 5 24 29
1963 11 23 34
1964 8 23 31
1965 19 26 45
1966 33 30 63

Fuente: www.agendas.planeación.unam.mx/pdf/Series-1924-1975.pdf

Cuadro 5. Población escolar a más de 60 años del inicio del estadio universitario (2018)

Nivel/Modalidad Hombres Mujeres Población total
Lic. Distancia 109 172 281
Lic. Escolarizada 139 198 337
Mtría. Distancia 6 9 15
Mtría. Escolarizada 41 56 97
Doctorado 22 29 51

Fuente: www.planeacion.unam.mx/Agenda2018/disco/

Cabe mencionar, en relación con los datos anteriores, que el aumento de la población escolar obedeció, durante varios años a políticas universitarias de apertura a inscripción en carreras de escasa demanda sin que hubiera vinculación alguna con los intereses de los estudiantes.

En bibliotecología, el número de mexicanas y mexicanos con grado de doctor otorgado por instituciones mexicanas y del extranjero es reducido. La nómina de quienes poseen el doctorado en biblioteconomía, bibliotecología, documentación o ciencia de la información obtenido en la UNAM o en el extranjero se proporciona a continuación (Cuadro 6-8), así como el país de origen de la institución que les otorgó el grado (Cuadro 9).

¿Por qué es tan escaso el número de egresadas del Colegio de Bibliotecología que han obtenido el grado de doctora tanto en el país como en el extranjero en relación con los hombres y con quienes realizaron una licenciatura diferente a la bibliotecología? ¿por qué, en el caso de la UNAM, del total de graduados con doctorado solo menos de la cuarta parte corresponde a bibliotecólogas egresadas de la UNAM?

Cuadro 6. Hombres y mujeres con doctorado en bibliotecología otorgado por la UNAM

Total Hombres Mujeres no UNAM Mujeres UNAM
72 37 19 16

Fuente: http://oreon.dgbiblio.unam.mx/

Cuadro 7. Bibliotecólogas universitarias con grado de doctora otorgado por la Universidad Nacional Autónoma de México y año de obtención

Nombre Año de obtención
Lina Escalona Ríos 2004
Rosa Ma. Fernández Esquivel 2006
Brenda Cabral Vargas 2008
Ma. Elena Luna Morales 2009
Maricela Piña Pozas 2011
Patricia Lucía Rodríguez Vidal 2012
Araceli Noguez Ortiz 2014
Angélica Guevara Villanueva 2016
Verónica Soria Ramírez 2017
Edith Bautista Flores 2018
Sofía Brito Ocampo 2018
Nayeli Gervacio Mateo 2018
Lizbeth Berenice Herrera Delgado 2018
Adriana Monroy Muñoz 2018
Antonia Santos Rosas 2018
Jennifer Alejandra Voutssás Lara 2018

Fuente: http://oreon.dgbiblio.unam.mx/

Cuadro 8. Bibliotecólogas universitarias con grado de doctora en bibliotecología otorgado por universidades del extranjero

Nombre Institución
Lourdes Feria Basurto U Complutense de Madrid
María Idalia García Aguilar U de Granada
Judith Licea Ayala U of Strathclyde
Ana Ma. Magaloni Gómez Rul Simmons College
Catalina Naumis Peña U Complutense de Madrid
Elsa Margarita Ramírez Leyva U Complutense de Madrid
Emma G Santillán Rivero U Murcia
Georgina Araceli Torres Vargas U Complutense de Madrid

Fuente: Elaboración propia

Cuadro 9. País de origen del grado de doctora obtenido por egresadas de la UNAM

País No.
Estados Unidos 1
España 6
Gran Bretaña 1
México 16
TOTAL 24

Fuente: Elaboración propia.

El número de hombres que obtuvo el grado de maestro en bibliotecología y de mujeres egresadas de otras áreas o instituciones fue mayor que el de mujeres licenciadas en bibliotecología egresadas de la UNAM (Cuadro 10-11); en los estudios de licenciatura predominaron las mujeres (Cuadro 12).

Cuadro 10. Hombres y mujeres con maestría en bibliotecología otorgada por la UNAM de acuerdo con TESIUNAM

Total Hombres Mujeres no UNAM Mujeres UNAM
391 148 136 107

Fuente: http://tesis.unam.mx/

Cuadro 11. Bibliotecólogas universitarias con grado de maestra otorgado por la UNAM de acuerdo con TESIUNAM

2018 2009
Camarillo Ortiz Marcela Beltrán Rodríguez Irene
Cariño Aguilar Martha Juárez Santamaría Beatriz
Martínez Capistrán Laura Miranda Munguía Laura
Pérez Soto Julia 2008
Piña Mondragón Ma Virginia Acosta Chávez Socorro
Quezada Escamilla Diana Brito Ocampo Sofía
2017 Escobar Velázquez Lilia Edith
Baeza Escobedo Berenice Martínez del Prado Alejandra
González Ordaz Cintia Elizabeth Mata Acosta Verónica
Martínez Romero Ma Alejandra Sánchez Avillaneda Ma del Rocío
Muñiz Jacobo Linda Yetzabell 2007
Quintero León Karla Vanessa Avila Camacho Lucía
Rubio Lozano Elnath Guidxi Cabello Ruiz Mercedes
Sánchez Rocha Monserrath Carmona Victoria Verónica
Solano Flores Anabel Espejel Nieto Rosa Patricia
2016 Jiménez Dávila Rosario Gloria
Escobar Vallarta Claudia Rivera Espino Mary Carmen
Gallegos Ramírez Martha Santana Chavarría Evelia
García Escalante Guadalupe Marisol Santos Rosas Antonia
Lagunas Ledesma Zaira Torres Rivera Lorena Isabel
Vélez García Adriana 2006
Vergara Castro Luz Elena García Urbano Leonor
2015 López Jaramillo Ana Ma del Pilar
López Rico María del Pilar
Aguilar González Salette Orozco Aguirre Aurelia
Aguilar Rocha Cecilia Aurora Vásquez Velásquez Ma Elvia
Arciniega Martínez Rita Marlene Velázquez Merlo Silvia Diana
Castillo Barrera Silvia 2005
Medina Huerta Ma Angeles Aguilar Rocha Blanca Estela
Sánchez Luna Blanca Estela Guevara Villanueva Angélica
Vega Barrera Laura Jiménez García Maricela
2014 Lugo Hubp Isabel Margarita
Córdova Navarro Mariana Rodríguez Vidal Patricia Lucía
2013 Soria Ramírez Verónica
Cortés Navarro Luz María 2004
Rico Bocanegra Marisa Luna Morales Ma Elena
Salas Romero Marcia Ruiz Figueroa Rosenda
Vázquez Mejía Ma Teresa 2003
Voutssás Lara Jennifer Alejandra Hernández Quiroz Esther
Zapata Guerrero Margarita Micaela Montealegre Serrano Mayra
2012 Vega Martínez Ma Guadalupe
Arenas González Gloria Angélica 2002
Gervacio Mateo Nayeli Cabral Vargas Brenda
Méndez Ramón Karen Noguez Ortiz Araceli
Molina Mercado Esperanza 2001
Montes Hernández Marina Perches Galván Claudia
Rivera Cruz Yazmín Ramírez Godoy Ma Esther
Ruiz Hernández Lizet Anavivi 2000
2011 Cortés Arriaga Mercedes
Bautista Flores Edith Ramírez Leyva Elsa Margarita
Bello Fuentes Yolanda Remedios 1999
Camarillo Figueroa Gisela Escalona Ríos Lina
Cano Reyes Verónica 1998
Juárez Jiménez Ma Angeles Torres Vargas Georgina Araceli
Miranda Zárate Norma 1997
Peña Aguilar Ana Laura Déctor Gutiérrez Piedad
Pérez Meléndez Catalina 1995
Rojas Ruiz Sofía Naumis Peña Catalina
Santiago Flores Ana Bertha 1993
2010 Carretero Gordon Brunilda
Cervantes Cruz Alicia 1990
Herrera Delgado Lizbeth Berenice Nieves Saavedra Luz María
Meza Barrera Ma Angeles 1986
Miramontes Vidal Gabriela Fernández Esquivel Rosa María
Monroy Muñoz Adriana 1963
Salazar Méndez Enedina Licea Ayala Judith
Valdez Ángeles Georgina Yuriko 1960
Vilches Malagón Cecilia Escamilla González Gloria

Fuente: http://tesis.unam.mx/

Cuadro 12. Egresadas (n=643) y egresados (n=361) con título de licenciados en bibliotecología otorgado por la UNAM de acuerdo con TESIUNAM (N=1004)

Año Total Hombres Mujeres Año Total Hombres Mujeres
2018 24 9 15 1989 6 2 4
2017 39 17 22 1988 8 3 5
2016 41 21 20 1987 12 5 7
2015 33 8 25 1986 4 2 2
2014 50 21 29 1985 6 3 3
2013 72 25 47 1984 10 6 4
2012 52 16 36 1983 3 3
2011 23 11 12 1982
2010 21 12 9 1981 3 3
2009 32 13 19 1980 2 2
2008 51 14 37 1979 1 1
2007 42 15 27 1978 5 1 4
2006 30 13 17 1977 5 1 4
2005 39 17 22 1976 2 1 1
2004 37 15 22 1975 2 2
2003 43 16 27 1974 3 1 2
2002 45 18 27 1973
2001 46 15 31 1972 1 1
2000 37 14 23 1971 1 1
1999 15 3 12 1970
1998 24 7 17 1969
1997 22 6 16 1968 4 1 3
1996 15 3 12 1967 5 5
1995 15 2 13 1966 1 1
1994 20 6 14 1965 1 1
1993 16 5 11 1964 2 2
1992 8 3 5 1963 1 1
1991 13 7 6 1962
1990 10 2 8 1961
1960

Fuente: http://oreon.dgbiblio.unam.mx/

¿Por qué es escaso el número de doctoras que ejercen la docencia y la investigación con dedicación de tiempo completo? (Cuadro 13-15) ¿por qué las mujeres no han alcanzado el máximo nombramiento en la UNAM? ¿qué actividades ejercen quienes tienen mayores calificaciones para la práctica profesional? ¿por qué no se han caracterizado las bibliotecólogas por una mayor movilidad? ¿por qué la movilidad no es característica de las mexicanas?

Cuadro 13. Egresadas de la UNAM con nombramiento de profesoras de tiempo completo en la Facultad de Filosofía y Letras

Nombre Categoría y Nivel
Judith Licea Ayala Titular C
Esperanza Molina Mercado Asociada C
Patricia Lucía Rodríguez Vidal Asociada B
Blanca Estela Sánchez Luna Asociada C

Fuente: Elaboración propia.

Cuadro 14. Egresadas de la UNAM con nombramiento de investigadoras de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información

Nombre Categoría y Nivel
Brenda Cabral Vargas Titular A
Lina Escalona Ríos Titular B
Rosa Ma. Fernández Esquivel Titular C
Ma. Idalia García Aguilar Titular A
Catalina Naumis Peña Titular B
Elsa Margarita Ramírez Leyva Titular C
Georgina Araceli Torres Vargas Titular B

Fuente: http://iibi.unam.mx/investigacion/investigadores

Cuadro 15. Egresadas de la UNAM con nombramiento de investigadoras de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas

Nombre Categoría y Nivel
Sofía Brito Ocampo Asociado C
Gloria Escamilla González Titular C

Fuente: Elaboración propia.

¿Por qué los hombres tienen mayor presencia como profesores? ¿qué características tienen las mujeres que no son licenciadas en bibliotecología para ser contratadas como profesoras o tutoras? (Cuadro 16-19).

Cuadro 16. Profesores de la Licenciatura escolarizada en Bibliotecología y Estudios de la Información

Total Hombres Mujeres no UNAM Mujeres UNAM
84 40 18 26

Fuente: http://colegiodebibliotecologia.filos.unam.mx/directorio/

Cuadro 17. Profesores de la Licenciatura a distancia en Bibliotecología y Estudios de la Información

Total Hombres Mujeres no UNAM Mujeres UNAM
28 12 3 13

Fuente: FFL. SUAYED

Cuadro 18. Egresadas de la UNAM con nombramiento de profesoras en la Licenciatura en Bibliotecología y Estudios de la Información escolarizada y con estudios de posgrado en bibliotecología

Nombre Maestría Doctorado
Aguilar González Salette X
Álvarez Vázquez Irubí
Bautista Flores Edith X X
Barraza Mendoza Rosalba
Brito Ocampo Sofía X X
Cabral Vargas Brenda X X
Camarillo Ortiz Marcela X
Escalona Ríos Lina X X
Espino Rivera Ma, Angeles X
Espinosa Becerril Isabel
Falcón Salinas Ana Laura
García Escalante Marisol X
González Romero Teresa
Guevara Villanueva Angélica X X
Jiménez Álvarez Oralia
Lagunas Ledesma Zaira X
Licea Ayala Judith X X
Méndez Ortiz Verónica
Molina Mercado Esperanza X
Rico Bocanegra Marisa X
Rivera Espino Mary Carmen X
Rodríguez Vidal Patricia X X
RosaValgañón Patricia de la X
Sánchez Luna Blanca Estela X
Santos Rosas Antonia X X
Vega Díaz Guadalupe X

Fuente: http://colegiodebibliotecologia.filos.unam.mx/directorio/

Cuadro 19. Egresadas de la UNAM con nombramiento de profesoras en la Licenciatura en Bibliotecología y Estudios de la Información a distancia y con estudios de posgrado en bibliotecología

Nombre Maestría Doctorado
Acosta Chávez Socorro X
Alcíbar Hermosillo Julieta X
Campos Hernández Joana X
Cano Reyes Verónica X
Carmona Victoria Verónica X
Espinosa Becerril Ma Isabel
González Ordaz Cintia X
Juárez Santamaría Beatriz X
Medina Huerta MAngeles X
Rivera Espino Mary Carmen X
Rodríguez Vidal Patricia X
Serrano Cruz Aurora
Vega Barrera Laura X

Fuente: FFL. SUAYED

Cuadro 20. Tutores acreditados del Posgrado en Bibliotecología y Estudios de la Información

Total Hombres Mujeres no UNAM Mujeres UNAM
60 32 13 15

Fuente: http://bibliotecologia.posgrado.unam.mx/posgrado/

Cuadro 21. Tutoras acreditadas del Posgrado en Bibliotecología y Estudios de la Información egresadas de la UNAM

Nombre
Cabral Vargas Brenda
Escalona Ríos Lina
Fernández Esquivel Rosa Ma.
García Aguilar Ma. Idalia
Guevara Villanueva Angélica
Licea Ayala Judith
Luna Morales Ma. Elena
Naumis Peña Catalina
Noguez Ortiz Araceli
Piña Pozas Maricela
Ramírez Leyva Elsa M.
Rodríguez Vidal Patricia Lucía
Sánchez Luna Blanca Estela
Torres Vargas G Araceli
Vega Díaz Ma. Guadalupe

Fuente: http://bibliotecologia.posgrado.unam.mx/posgrado/

En la administración de los programas de licenciatura y posgrado, de entidades académicas y en la administración de las bibliotecas universitarias ha habido cierta presencia de las egresadas de la licenciatura en bibliotecología, es decir, no ha habido igualdad (Cuadros 22-24). En los reconocimientos académicos también se manifiesta la mencionada desigualdad (Cuadro 25-28).

Cuadro 22. Egresadas en la coordinación de los programas de licenciatura y posgrado en bibliotecología

Nombre Licenciatura Posgrado
Brenda Cabral Vargas X X
Lina Escalona Ríos X
Gloria Escamilla González X
Judith Licea Ayala X
Georgina Madrid Garza R X
Aurelia Orozco Aguirre X

Fuente: Elaboración propia.

Cuadro 23. Egresadas en la administración universitaria

Nombre Dependencia Cargo
Rosa M Fernández Esquivel Biblioteca Nacional Coordinadora
Judith Licea Ayala Biblioteca Nacional Coordinadora
Elsa M Ramírez Leyva CUIBibliotecológicas Directora
Elsa M Ramírez Leyva Dirección G de Bibliotecas Directora General
G Araceli Torres Vargas IIBibliotecológicas Directora

Fuente: Elaboración propia.

Cabe mencionar que Gloria Escamilla González nunca aceptó ser coordinadora de la Biblioteca Nacional, sin embargo, sin su conocimiento, disciplina, seriedad, la Biblioteca Nacional no sería lo que es hoy en día.

Cuadro 24. Egresadas responsables de bibliotecas de la UNAM

Total Hombres No Bibliotecólogas Bibliotecólogas UNAM
84 30 32 22

Fuente: https://directoriosibi.dgb.unam.mx/cgi-bin/Bibliotecas/busqueda.pl

Cuadro 25. Medida de estima: pertenencia a la UNAM de mujeres adscritas al Sistema Nacional de Investigadores

Total SNI No bibliotecólogas Bibliotecólogas UNAM
39 7 7

Fuente: https://www.conacyt.gob.mx/index.php/el-conacyt/sistema-nacional-de-investigadores/archivo-historico

Cuadro 26 . Medida de estima: pertenencia de las bibliotecólogas egresadas de la UNAM al Sistema Nacional de Investigadores

Nombre Nivel
Lina Escalona Ríos I
Rosa Ma. Fernández Esquivel II
Ma. Idalia García Aguilar II
Judith Licea Ayala II
Catalina Naumis Peña I
Elsa Margarita Ramírez Leyva II
Georgina Araceli Torres Vargas II

Fuente: https://www.conacyt.gob.mx/index.php/el-conacyt/sistema-nacional-de-investigadores/archivo-historico

Cuadro 27. Medida de estima: pertenencia de hombres y mujeres desempeñándose en la UNAM a la Academia Mexicana de Ciencias

Total Hombres Mujeres No UNAM Mujeres UNAM
9 5 1 3

Fuente: https://www.amc.edu.mx/amc/membresia/humanidades2016.pdf

Cuadro 28. Medida de estima: pertenencia de las egresadas de la UNAM a la Academia Mexicana de Ciencias

Nombre
Rosa Ma. Fernández Esquivel
Judith Licea Ayala
Elsa Margarita Ramírez Leyva

Fuente: https://www.amc.edu.mx/amc/membresia/humanidades2016.pdf

Los puestos de dirección de las bibliotecas más importantes de México están, en un buen número de casos –y en contra del artículo Quinto constitucional- en manos de personas de profesión distinta a la bibliotecología, hecho del que ya se hablaba desde hace varios lustros. Hoy, además, existe otro agravante: pese a que el artículo Cuarto Constitucional establece la igualdad de los derechos de mujeres y hombres: las mujeres están menos representadas, con respecto a los hombres, en los escasos puestos que se han dejado a la profesión. Podría interpretarse que la falta de presencia de las mujeres en puestos de dirección se debe, entre otras causas, a la falta de paradigmas de trabajadoras intelectuales para las jóvenes y las mujeres motivadas a seguir una carrera, pero también, sin que esté documentado, la subvaloración social que aún confunde la “bibliotecomanía” con la biblioteconomía, el desprecio y persecución de profesores hacia sus alumnas -al sentirse seres superiores, llenos de atractivos o simplemente con el poder en su mano-, conductas reprobables que deben denunciarse y que indudablemente marcan los destinos de las jóvenes y pueden llegar a requerir atención profesional.

3.La vida profesional-familiar

Hasta hace poco tiempo se pensaba que el trabajo doméstico era una obligación estrictamente femenina. De esta manera, la doble jornada todavía es común entre las profesionales —y aún estudiantes— de bibliotecología, que pese a los cambios que se han presentado en la estructura familiar y en las relaciones interpersonales, la mayoría de las mujeres además de contribuir al gasto familiar, tienen la responsabilidad de realizar las tareas del “hogar”, si bien, el cuidado de los niños pequeños queda a menudo a cargo de abuelos —los abuelos “esclavos”— o tías mayores.

¿Hasta qué punto la Epístola de Melchor Ocampo, parte de la Ley del Matrimonio Civil del 23 de julio de 1859 vigente hasta la modificación en 2004, que aún se lee en algunas entidades federativas —¡en la segunda década del siglo XXI!— a los contrayentes del matrimonio civil, ha contribuido durante cerca de siglo y medio a hacer que las mujeres fuesen más “dóciles”, más “apegadas a la ley”? A la letra la Epístola dice: “Los casados deben ser y serán sagrados el uno para el otro, aún más de lo que es cada uno para sí. El hombre cuyas dotes sexuales son principalmente el valor y la fuerza, debe dar, y dará a la mujer, protección, alimento y dirección, tratándola siempre como a la parte más delicada, sensible y fina de sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el fuerte se debe al débil, esencialmente cuando este débil se entrega a él, y cuando la Sociedad se le ha confiado. La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza, la compasión, la perspicacia y la ternura debe dar y dará al marido obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte, brusca, irritable de sí mismo propia de su carácter…”

Por ley, sabemos, se otorga una licencia de tres meses por maternidad, sin embargo, los permisos para el cuidado de los hijos en caso de enfermedad quedan a discreción de los contratos de trabajo, motivo por el cual, se dice, algunas madres representan una carga para las instituciones por su ausentismo. Debido a ello, las ofertas de empleo a menudo tienden a favorecer a los hombres.

Unas líneas arriba nos referíamos a las mujeres-madres ¿y las mujeres-esposas? ¿Cuántas mujeres son víctimas del machismo? ¿Cuántas han logrado ocupar una posición por sus méritos? ¿Cuántas parejas han tenido la oportunidad de establecer sus identidades propias y ocupar cada uno de los integrantes un lugar en la sociedad? ¿Qué puede decirse de las mujeres que hoy en día deciden no ser madres y romper con la tradición del matrimonio y la maternidad?

Muchas profesionales, principalmente las “maduras” viven “confortablemente” como académicas, especialmente cuando pueden contar con ayuda doméstica; se trata de mujeres que cuando iniciaron su ejercicio profesional difícilmente tuvieron competidoras para ocupar una plaza. Asimismo, estas mujeres carecieron de modelos, lo que no sucede hoy en día. Otras mujeres, sin embargo, sufren salarios propios del subempleo. No sabemos si les sucede lo mismo que a las profesoras del Massachusets Institute of Technology que tienen menos espacio en sus cubículos, paga más baja y menos recursos para la investigación que sus colegas hombres, es decir, son invisibles” (Dewandre, 2002) ¿Serán las mujeres que tienen una familia funcional las que tienen mejor desempeño en su vida profesional? ¿de qué manera la función biológica de la reproducción y los años de cuidado de los hijos limitan su actividad profesional? ¿cómo se desenvuelven las mujeres que dejaron atrás los convencionalismos?

Desde hace varias décadas se habla de que la bibliotecología es una carrera propia de mujeres, donde la vida familiar y la laboral son compatibles. Las cifras acerca de la matrícula o los puestos de trabajo, si hablaran, contarían muchas historias de vida, quizá, entre otras cosas dirían que la mujer ha sufrido y sufre los acosos de los maestros, de los superiores o de los compañeros de trabajo sin importar su edad o estado civil; también, que sin la presencia de la mujer muchos puestos de trabajo quedarían vacíos y mucho trabajo sin realizar, y aún más, quizá deberían escribirse dos historia de la profesión, una de mujeres y otra de hombres.

Conclusiones

Es posible inferir, de acuerdo con lo anterior, que la incorporación de las mujeres a la vida profesional ha sido lenta aun cuando las mujeres de los tres periodos en los que hemos dividido a la bibliotecología en México han sido importantes para el desarrollo institucional, sin embargo, todavía queda un largo trecho por recorrer antes de que se acepte ampliamente la necesidad de que sean bibliotecólogas las llamadas a ocupar los puestos de dirección, comenzando con la UNAM que no reconoce los orígenes de los estudios universitarios de bibliotecología: formar a quienes deben atender sus bibliotecas y que impide que las mujeres rompan sus propios techos de cristal. La carrera profesional toma tiempo y está llena de obstáculos, entre los que se encuentran los siguientes: ausencia de reconocimiento, acoso, ambiente masculino hostil, problemas económicos, falta de apoyo emocional. Por tanto, deberá buscarse el cumplimiento de los artículos Cuarto y Quinto de la Constitución para que los puestos de responsabilidad en las bibliotecas mexicanas recaigan en quienes han recibido una preparación universitaria para ello: los profesionales de la bibliotecología y, además, para que se dé la paridad entre hombres y mujeres y superen los obstáculos. Asimismo, es evidente que las bibliotecólogas y los bibliotecólogos apenas tienen presencia en el Sistema Nacional de Investigadores y en la Academia Mexicana de Ciencias que reúnen a la élite de quienes hacen investigación. Por tanto, se asume que en el país todavía no existe una comunidad científica porque no hay dónde dirimir diferencias o posiciones, sino apenas un grupo social en virtud de su profesión. Las asociaciones existen, pero su peso es únicamente gremial. Las mujeres en particular son un ejemplo de la excepción y la exclusión, que tienen que luchar por sus derechos y denunciar cuando estos sean quebrantados. En resumen: creemos firmemente en las bibliotecólogas universitarias y también en la endogamia, pues solo educándose en la Universidad se aprende a ser universitaria y a ser bibliotecóloga. Un salario recibido de la UNAM no equivale a ser universitario.

Referencias

Alexanderson, K. (1999). “An assessment protocol for gender analysis of medical literature”. Women & Health, 29:81-98.

Dewandre, N. (2002). “European strategies for promoting women in science”. Science, 295:278-279.

Downs, R. B. (1952). “Observaciones y sugestiones sobre la organización de las bibliotecas de la Universidad de México”. Boletín Bibliográfico, 3(3) 3-16.

EUA. Census Bureau. Basic facts. [En línea]. Disponible en: https://www.census.gov/popclock/world/mx [Consulta: 15 de noviembre 2019]

García Guadilla, C. (1996). Conocimiento, educación superior y sociedad en América Latina. Caracas, Nueva Sociedad.

Glantz, M. (2006). Obras reunidas. I. Ensayos sobre literatura colonial. México, Fondo de Cultura Económica.

Licea de Arenas, J., Arenas, M., González, E. y Velásquez, S. (2005). “La mujer docente del área de bibliotecología en México. Presencia y desarrollo profesional”. Anales de Documentación, 8:117-124.

Rodríguez-Sala, M. L., Zubieta, J. (2005). “Presentación”. En Mujeres en la ciencia y la tecnología: Hispanoamérica y Europa. México, UNAM.

Shepard, M. D. (1967). “Education for librarianship in Latin America”. Journal of Education for Librarianship, 7 : 119-134.

Taibo, P. III. (2002). El Cura Hidalgo y sus amigos. México, Zeta Bolsillo.

Tank de Estrada, D. (1988). “La enseñanza de la lectura y de la escritura en la Nueva España, 1700-1821”, En Historia de la lectura en México. México, El Colegio de México. p. 49-93.

Zubieta, J. y Marrero Narváez, P. (2005). “Abriendo brecha: la educación científica de la mujer en México”. En Mujeres en la ciencia y la tecnología: Hispanoamérica y Europa. México, UNAM. p. 43-63.

 

Author: RUDICS

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