La apreciación de la Ciudad: de cómo se interpreta a la ciudad a través del collage. Ejercicio con la teoría de las Representaciones Sociales

DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2017.8.14.3

The Appreciation of the City: How the City is Interpreted through the collage. Exercise with the theory of Social Representations

Mtro. Gustavo Alvarez Vázquez
Profesor en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, UNAM,
y el Centro Universitario Zumpango de la Universidad Autónoma del Estado de México.
gusalvaz@prodigy.net.mx

 

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Resumen

El presente trabajo es un ejercicio de investigación en el cual se busca poner a prueba a la Teoría de las Representaciones Sociales como instrumento metodológico para realizar análisis del contenido del collage, visto este como un objeto cultural en el cual se objetivan las estructuras cognitivas de sentido común desde las cuales un conjunto de sujetos le otorga significatividad al espacio social entendido como “ciudad”. Para ello, se tomaron como objetos de estudio un conjunto de obras realizadas por estudiantes de la carrera Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán-UNAM.

Palabras clave: Representaciones sociales, collage, estructuras cognitivas, sentido común.

Abstract

The present paper is an exercise of investigation in which it is sought to test to the Theory of the Social Representations as methodological instrument to realize analysis of the content of the collage, seen this one as a cultural object in which there are targeted the cognitive structures of common sense from which a set of subjects grant him meaningful to the social space understood as “city”. For it, there took as objects of study a set of works realized by students of the career Medicina Veterinaria y Zootecnia of the Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán-UNAM.

Key words: Social Representations, collage, Meaningful Structures, Common Sense.

Introducción

La “Ciudad” es una compleja producción simbólica que no solamente se reduce a lo materialmente producido por el ser humano, sino a la vez sobre esto se define todo un espacio social tapizado -valga la metáfora- por capas de significados que configuran estructuras de significatividad vinculadas a las formas en que los mismos seres humanos nos relacionamos con ella, pues ella no es solo el lugar donde se habita y se trabaja, que ya de por sí son actividades que significan mucho, sino que es el ambiente donde desarrollamos una amplia variedad de relaciones sociales: las diversiones, los conflictos, los amoríos, por ejemplo; asimismo aquí toman forma lógicas de apropiación, de pertenencia y arraigo, expectativas y fobias, etc. Así, la ciudad deviene en un actor que vive solo en su relación con el ser humano quien le da vida, y que al mismo tiempo experiencia su vida al interior de los marcos de sentido que las lógicas citadinas le imponen a su historicidad[1].

En función de esto es que hemos tenido el interés por conocer en qué sentidos le es significativa la Ciudad para un grupo específicos de personas, en este caso estudiantes de la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, UNAM, cuyas características daremos en su momento, utilizando como instrumento metodológico a la Teoría de las Representaciones Sociales, la cual nos permitirá obtener los elementos simbólicos que alimentan las estructuras de significatividad a través de las cuales se relacionan estos sujetos con tal espacio social. Por ello, la técnica que hemos escogido para recopilar los datos es la producción individualizada de collages que les fueron solicitados en su momento. Así, el abordaje del ejercicio lo haremos en varias etapas: en la primera dado que el collage es una producción visual que a partir de imágenes separadas se estructuran para crear una imagen más amplia y compleja que lo que sería la mera suma de sus elementos, comentaremos algo sobre la utilización de la imagen como recurso heurístico en el análisis de los social a partir de considerar tres ejemplos diferentes; en la segunda presentaremos sintéticamente cuestiones fundamentales del constructivismo social y la manera en cómo se vincula con la Teoría de las Representaciones Sociales, y por último, en la tercera explicaremos la forma en que se desarrolló el ejercicio empírico, definiremos la técnica del collage, caracterizaremos al grupo social con el que se trabajó, así como presentaremos los elementos rescatados de los objetos de estudio con los cuales se conforma la representación social que estos sujetos tienen de la Ciudad.

1. La imagen como instrumento heurístico en el análisis social

La imagen, sea fija o en video, ha sido utilizada como recurso documental en la antropología, específicamente en la etnografía, en la historia y la estética; sin embargo, ha sido un instrumento menos utilizado en la sociología. Básicamente la etnometodología desarrollada por la famosa (entre los científicos sociales) Escuela de Chicago y por George Herbert Meade para documentar el simbolismo de la gestualidad humana, se han servido de ella a partir de la primera mitad del siglo pasado. Sin embargo, en las décadas más recientes se ha generado un interés importante por explotar de manera amplia las posibilidades analíticas que ella engloba, por lo cual en este apartado mencionaremos brevemente tres ejemplos al respecto.

2. La imagen en tanto discurso de la resistencia

Silvia Rivera Cusicanqui, socióloga boliviana, en su propuesta a la que nombra “sociología de la imagen” (2010) parte de asumir que la cultura visual no es solamente la producción de objetos, sino que tales objetos, las imágenes, conforman en sí mismas “interpretaciones y narraciones sociales” (ibid) a partir de “elementos conceptuales y teóricos” que nos hablan de las relaciones existentes en una sociedad histórica. Así, vinculando esto a contextos coloniales de dominación en donde las palabras adquieren la función de encubrimiento de las mismas relaciones, demuestra que las imágenes producidas por ciertos sujetos se convierten en el medio de expresión de un discurso de resistencia orientado a hacer visible el conflicto colonial, como ocurrió con Waman Puma de Ayala y su material icónico.

En efecto, Rivera Cusicanqui retoma de la obra de Waman Puma de Ayala la conocida como Primer Nueva Coronica y Buen Gobierno, recuperada de una biblioteca en Copenhague a principio del siglo XX, pero realizada hacia 1612-1615, y dirigida al Rey de España, en la cual viviendo un ambiente político-social opresor consigue con imágenes y frases, realizar la denuncia de las condiciones de explotación que vienen los indios padeciendo, para lo cual parte argumentar lo que para él debe ser el buen gobierno, convirtiendo a la imagen en una representación y una metáfora políticas.

3. La imagen como instrumento para edificar leyendas

El siguiente caso lo hemos denominado de la imagen como instrumento para edificar leyendas a partir del artículo de Fernando Corona Gómez “La imagen de Fidel Castro en la revista Life, 1957-1960” (2015). En este se analizan los fotorreportajes que dicha revista publicó, tanto en su edición para Estados Unidos como para las de América Latina y Europa, como él mismo señala, “a partir de la premisa de que las imágenes de Life crearon un imaginario social determinado con respecto a Castro” y con el “objetivo de conocer la visión que sobre la Revolución Cubana y su carismático líder transmitían en E.U.” (p. 64) a través de sus páginas.

A lo largo del artículo Corona Gómez nos muestra cómo existe una línea editorial clara en la revista Life que es la que va ordenando las secuencias de los fotogramas, su ubicación en las páginas sea acompañando un texto referido al tema, o bien junto a espacios comerciales; la muy probable discriminación entre las fotos publicadas y las que no se presentaron en función de la composición y el mensaje, en el cual Castro siempre ocupa el primer plano; las formas de retocar la imagen de Fidel, etc.

El periodo considerado resulta muy importante para comprender la orientación política de Life, pues comprende los últimos momentos de la guerra del Movimiento 26 de Julio, el triunfo de la Revolución, y la etapa en la que se incrementa la tensión diplomática entre Estados Unidos y Cuba la cual conduce al gobierno revolucionario a definirse socialista y ubicarse en el eje de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Así, aunque la centralidad de la figura de Castro en los fotorreportajes de Life es indiscutible, Corona Gómez describe el tránsito que experimenta la revista en su relación con el personaje que va de presentarlo como ícono rebelde, libertador, y al que se refería con “simpatía y tolerancia”, hacia otra posición en la que se le descalificó de populista, tiránico y enemigo de Estados Unidos. Ello resulta explícito porque las imágenes siempre fueron acompañando y complementando textos fueran entrevistas, artículos de opinión, notas, etc.

4. La imagen y su importancia en el método de la Interpretación Documental

El último caso de referencia que aquí tratamos es un planteamiento más teórico y es el que presenta Amalia Barboza en su ponencia “Sobre el uso de la imagen en la sociología de la cultura. El método de la interpretación documental del sociólogo Karl Mannheim” (2002).

El primer aspecto sobre el que llama la atención Amalia Barboza es que la imagen en lugar de estudiarse como obra de arte, lo cual señalando la postura de Mannheim es la base del análisis estético por su “forma inmanente”, hay que considerarla como documento que sintetiza “los acontecimientos exteriores a ella”, siendo un producto social que requiere para su estudio, entonces, “analizar su génesis social” (p. 202).

También llama la atención Barboza que de lo anterior no hay que desprender que la propuesta de Mannheim se queda en una sola dimensión de las apuntadas, sino que este realiza una síntesis que lo conduce hacia lo que denomina la interpretación documental, misma que esquemáticamente se refiere a tres niveles de interpretación de sentido que aportan las imágenes:

– “En el primer nivel la imagen aparece como representación de un estado de cosas o de una situación…”

– “Un segundo nivel se refiere al contenido expresivo que el realizador de la imagen presumiblemente intenta manifestar a través de la realización de su obra…”

– Y un “tercer nivel de interpretación” en el cual “a través de la obra damos con la concepción del mundo que en ésta se manifiesta” (p. 203).

Asimismo, estos niveles de análisis conducen a identificar tres funciones que adquiere la imagen: a) “como documento de la concepción del mundo del productor”; b) “como técnica de recolección de datos, de análisis y de forma de presentación de la concepción del mundo de las personas representadas” en ella (p. 209), y c) como “análisis de la concepción del mundo del receptor” (p. 210).

Aunque los ejemplos no son ni de lejos los únicos existentes[2], creemos que sí dan una pequeña pincelada sobre la gama de opciones que se han abierto para el estudio sociológico de la imagen, y que para algunos pueden ser conjuntados en un área de la sociología llamada Sociología Visual. Más allá de esto, a continuación, abordaremos nuestro interés de estudio a partir de plantear un marco teórico constructivista para analizar la imagen visual.

5. Constructivismo social, Teoría de las Representaciones Sociales y la imagen

Como es bien sabido el principio fundante del constructivismo social lo plantean Berger y Luckman de forma muy sintética: “la realidad se construye socialmente” (2006; p. 11), siendo esta una expresión que resume brillantemente un siglo de trabajo en torno a lo que se conoce como sociología del conocimiento, y que tiene su origen en Marx, pasa por Durkheim, Weber, Nietszche, Husserl, Schutz, Mannheim hasta llegar a Berger y Luckmann, principalmente.

El reconocimiento fundamental en esto es que existen dos niveles de realidad para el ser humano, siendo la primera aquella conformada por la realidad que existe externamente a él, a la cual se accede por el mero hecho de la percepción a través de los sentidos, y un otro nivel de realidad que es la que se constituye a partir del mismo ser humano mediante el proceso de interiorización que es a través del cual se la apropia subjetivamente, y desde ahí la interpreta y le otorga sentido social, todo ello en función de las condicionantes presentes en sus relaciones intersubjetivas con los otros. Es decir, que las personas a partir del grupo social en el que viven aprenden y desarrollan formas de interpretar la realidad en función de las maneras en que el grupo se relaciona con esa realidad, y de las formas en que se ha constituido el grupo como tal. En consecuencia, lo que constituye la realidad socialmente construida no es solo lo artefactual sino lo definido simbólicamente por los humanos, como la lluvia misma que el ser humano no creó, pero sí le dio variables sentidos según las diferentes cultura.

A partir de esto, la realidad socialmente construida hay que entenderla como un universo entramado de significaciones, donde lo cultural es el conjunto de símbolos a través del cual se posibilita y desarrolla la comunicación intersubjetiva.

La materia prima con la que trabaja el constructivismo social es el conocimiento en general (por eso se ubica dentro de la vertiente de la sociología del conocimiento), pero sobre todo con el denominado conocimiento de sentido común. Este tipo de conocimiento fue teorizado desde la vertiente fenomenológica por Edmund Husserl, sociologizado por Alfred Schutz y de ahí hacia el constructivismo, siendo definido como poseedor de un carácter preteórico y pragmático, que los actores utilizan en su vida cotidiana para identificar las circunstancias en las que se encuentran, interpretarlas, y definir su curso de acción en consecuencia. Más aún, es un tipo de conocimiento basado en las certezas de las rutinas cotidianas, a las cuales también alimenta en relación dialéctica, y que por lo mismo da la impresión de ser “lo natural”, por lo tanto, trascendental a sus propios creadores y reproductores: los seres humanos. En este sentido es que Schutz lo define como “conocimiento de receta” (2001) que adquiere una mayor relevancia en las situaciones en que se pone en crisis, debido a que mientras la rutina ocurre en su regularidad este conocimiento se aplica, digamos, automáticamente, sin pensarlo mucho, “naturalmente”, pero cuando lo rutinario se rompe, tal naturalidad deja de operar e impulsa al sujeto a realizar la búsqueda de referentes en su bagaje cultural para construir una nueva estructura de significatividad que le permita darle sentido a la situación novedosa y actuar de alguna forma para recuperar la certeza de la cotidianidad rutinaria[3].

Visto así el conocimiento de sentido común mencionemos que está compuesto por valores, saberes, creencias que el sujeto aprende al interior del grupo social en el que nace, mismo que va a reproducir hasta cierto punto, e incluso modificar en función de sus experiencias personales, pues entre el grupo y el individuo se establece una relación dialéctica en la cual aquél busca socializar al individuo en la lógica de que éste lo reproduzca, pero de igual forma la propia experiencia de vida del individuo así como sus características personológicas, juegan un papel importante para el proceso de interiorización que ocurre durante su socialización; en efecto, desde sí mismo el individuo reinterpreta las estructuras de significatividad del grupo social y se las apropia de forma particular, lo cual le otorga que desarrolle formas individualizadas de participación social. Con esto es que el constructivismo social se aparta del conductismo psicológico que reduce al ser humano a ser una especie de ordenador al cual se le programan secuencias de actos para hacer que actúe de una sola manera. Asimismo, el conocimiento de sentido común en tanto entramado de estructuras de significatividad que se conforma como valores, saberes, creencias, en tanto cogniciones son abstracciones que para ser compartidas intersubjetivamente requieren objetivarse, tomar materialidad, lo cual nos conduce a la Teoría de las Representaciones Sociales que a continuación abordaremos.

Partiendo de los desarrollos de Serge Moscovici y quienes han trabajado muy cerca de él o de su propuesta[4], podemos empezar a definir la representación social como una estructura cognitiva conformada por elementos simbólicos que le permiten al sujeto hacer presente lo que no está materialmente, así como dar objetividad (en términos objetuales) a las abstracciones. Con ese sentido, la representación siempre es representación de algo, pero tal como menciona Denisse Jodelet (1988) en tanto sistema representacional, donde para obtener la representación social de ese algo se tienen que obtener los elementos que organizados de cierta manera se vinculan y dan sentido a dicha representación.

Una de las razones por las que la Teoría de las Representaciones Sociales se ubica dentro del constructivismo social es porque también privilegia el estudio del conocimiento de sentido común, entendido prácticamente de la misma forma que lo hacen Berger y Luckmann, por lo cual al ser una propuesta metodológica más acabada le otorga al constructivismo mejores posibilidades empíricas. Entonces, los elementos que conforman las representaciones sociales se vinculan con creencias, valores, saberes, los cuales dependiendo el objeto representado brindará funciones normativas o descriptivas para la interpretación y la orientación del curso de acción de los sujetos (Abric, 2001; 11-32). También las representaciones sociales juegan un papel fundamental en la comunicación intersubjetiva; diríamos incluso que lo que se comunica en todos los procesos (sean mediatos cara-a-cara, o mediados) son representaciones sociales, y esto resulta así porque ellas sintetizan muchos sobreentendidos socioculturales, obviando la necesidad de definir los sentidos de las expresiones intercambiadas entre los sujetos en los contextos comunicativos implicados.

Manteniendo la idea de los sobreentendidos, en la dinámica de la comunicación las representaciones sociales fluyen cuasi espontáneamente del pre-consciente, diría Jodelet (2010), pero demostrando al mismo tiempo una actividad mental vertiginosa entre los actores de la comunicación, sobre todo durante las interacciones cara-a-cara, pues la condición que permite el proceso comunicativo es que los participantes comprendan los diversos contenidos implicados en un mensaje de forma mutua. Pero, por otro lado, también las representaciones sociales están presentes en circunstancias enunciativas más elaboradas como en los procesos de creación artística; es por esto que metodológicamente existen dos tipos de conjuntos de técnicas para rastrearlas e interpretarlas, siendo una las técnicas proyectivas (tal como se utilizan en psicología), y otras las discursivas, las cuales implican mayor elaboración por parte de los sujetos (Araya, 2002; cap. V).

Y con todo esto, ¿dónde se objetivan las representaciones sociales? Simplemente en todas las manifestaciones simbólicas que, por ser esto, comunican algo: las palabras, las frases, los íconos, los gestos y, por supuesto, las imágenes, que es de lo que se trata en este artículo sobre todo en el siguiente apartado.

6. El collage y la representación social de la Ciudad entre un grupo de estudiantes

Tal como mencionamos recién, las representaciones sociales las encontramos prácticamente en todas las formas en que se expresa el conocimiento de sentido común, como los soportes gráficos y las imágenes. Para el caso que aquí tratamos hemos escogido el collage que grosso modo, se concibe como una técnica artística proveniente de la pintura, que consiste en pegar sobre una superficie diferente elementos visuales para crear una composición que dé paso a una obra nueva. Así, por los materiales elaborados desborda las fronteras de la pintura y la transforma en obra plástica.

Asimismo, esta técnica muestra fehacientemente cómo el mero conjunto de elementos no forman una obra sino la manera en que están relacionados sobre la superficie, lo cual es la composición, y que se encuentra delimitada hacia el interior de un área específica en función de cómo el autor la estructura colocando con una cierta ordenación los elementos; de esta forma le otorga un sentido expresivo propio del artista, pero alimentado tanto por la expresividad de su personalidad, sus vivencias particulares y sociales, y su bagaje cultural histórico.

A partir de lo anterior mencionamos que escogimos esta técnica para ser aplicada a estudiantes universitarios porque desde la motivación señalada, esta es la que expresa lo que para ellos es la Ciudad; desde su respectiva lógica racional construyeron sistemas representacionales ubicando imágenes y generando una composición, al tiempo que crearon discursos coherentes al interior de cada obra, pero que al ver los collages en conjunto pudimos observar elementos motivacionales constantes[5]. Y si en principio hay mucho de racionalizado en cada trabajo, también hay otros elementos expresivos que se proyectan desde el pre-consciente y que también nos hablan del imaginario social.

Pasando a cuestiones metodológicas, mencionamos que mientras el objeto de estudio es la representación social de la Ciudad, nuestros sujetos fueron estudiantes hombres y mujeres de la carrera Medicina Veterinaria y Zootecnia, impartida en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán UNAM en el Campo 4, el cual está ubicado en el área limítrofe de los municipios de Cuautitlán Izcalli y Cuautitlán México, cercana también al municipio de Teoloyucan, en una región que en el tiempo de su fundación en el año de 1974 estaba identificada como comunidad rural con actividades vinculadas principalmente al campo, pero en la década de los 80 dio el gran salto para convertirse en zona de urbanización principalmente con base en áreas habitacionales de tipo fraccionamiento, y con el impulso de una industrialización sobre todo del municipio de Cuautitlán Izcalli, bajo una lógica modernizadora que a causa de varias cuestiones, entre ellas la inserción de México en la economía global y la adopción del modelo neoliberal, los procesos de desindustrialización consolidados en la década de los 90 y la corrupción de las diferentes administraciones municipales, por mencionar solo algunas, pasó de ser el proyecto de una “ciudad del futuro” a una ciudad dormitorio y una pesadilla en el presente.

Asimismo, los estudiantes que participaron estaban inscritos en la asignatura “Sociología rural y urbana”, la cual es de carácter optativo y típicamente se cursa entre el segundo y cuarto semestres, en una sesión semanal de dos horas durante el semestre lectivo, significando ello que se encuentran en el grupo etario que va de los 20 a los 22 años. Con el contenido del curso que se les imparte por parte de quien esto escribe, se busca que los estudiantes obtengan elementos sociológicos básicos para poder identificar la realidad societal donde se desarrollen profesionalmente, considerando que dicha realidad puede hacer referencia a comunidades del tipo urbano-citadina, rural, e incluso transicional rural-urbano, lo cual determinaría el alcance de su ejercicio profesional.

La operación del ejercicio ocurrió de la siguiente manera. En la primera sesión del curso, en la cual se expone a manera de introducción el contenido global, así como los objetivos a alcanzar en el semestre, se les solicitó a los estudiantes como tarea la realización de un collage sobre lo que para ellos es la ciudad, el cual entregaron una semana después en formato de 56×36 cm sobre papel “ilustración”. La realización fue a título individual, habiéndose recibido 15 en total.

Para realizar el análisis que nos permitiera identificar los elementos que conforman la representación social buscada desde los collages, nos enfrentamos en primer lugar al problema de identificar la estructura con la que se crearon las composiciones de cada caso, encontrando a partir de superponer una rejilla dos formas de composición básicas, una de ellas compartida por 14 trabajos, en tanto que solamente uno trabajó con una variante. En efecto, en los primeros 14 encontramos una disposición de elementos a partir de la división en cuadrantes siguiendo los ejes cartesianos, de la manera siguiente:

figura1

A partir de lo anterior procedimos a numerar los cuadrantes en el sentido de las manecillas del reloj. Sin embargo, para el trabajo 15 se encontró una variante al detectar que los cuadrantes estaba orientados perpendicularmente tal como aparece a continuación:

 

De igual manera se numeraron los cuadrantes. Otro dato interesante a rescatar es que de entre los 14 trabajos que responden a la primera estructura, uno de ellos fue diseñado para ser observado desde varias perspectivas, así cualquiera de sus cuatro costados puede ser ubicado como base, lo cual le da una construcción discursiva dinámica al poder ser observada en 360° (las imágenes de estos collages son presentadas en los anexos al final de este artículo).

A continuación, nos dimos a la tarea en cada caso de ubicar los elementos en el centro geométrico, y posteriormente los encontrados en cada cuadrante, con lo cual pretendimos observar si acaso habría algún patrón cognitivo que nos permitiera plantear la conformación estructural de la representación social. Dado que presentar la descripción de todos y cada uno de los collages desborda en mucho el espacio dedicado para este artículo, solamente presentaremos las conclusiones sintéticas y los casos más representativos.

Lo primero a resaltar es que en una parte importante de los collages aparecen elementos vinculados estrechamente con la Ciudad de México, como el Palacio de Bellas Artes, la Plaza de la Constitución (Zócalo capitalino), el Estadio Azteca, el Ángel de la Independencia, el Paseo de la Reforma, el Circuito Interior-Bicentenario; el Tláloc del Museo Nacional de Antropología e Historia; los edificios corporativos de Santa Fe; el Museo de la Revolución; el Monumento Estela de Luz[6], la Biblioteca Vasconcelos, así como el logo “Y amo DF”. Frente a esto también otras imágenes, fotos panorámicas de otras ciudades, la Torre Eiffel, pero en lo coincidente están los grandes edificios, incluso rascacielos. Efectivamente desde las ciudades antiguas la majestuosidad de las magnas construcciones ha sido parte importante del paisaje urbano, sobre todo de las ciudades centrales.

Otros elementos sobresalientes tienen que ver con la tecnología y el lujo. Así, en la mayoría de los casos aparecen teléfonos celulares inteligentes, tabletas, Ipad, laptops, automóviles último modelo, relojes finos, bolsa de mano de diseñador; modelos mujeres y hombres posando ropa de diseñador en variados ambientes, lo cual se vincula con imágenes exteriores de residencias (un par de ellas), y de salas de estar con muebles de diseñador, bajo estilos minimalista y clásico, pero en contextos de lujo. Todo esto teniendo presente la tipicidad socioeconómica de estos estudiantes nos habla más de sus expectativas de vida que de la descripción de su realidad cotidiana actual, lo cual parece reforzarse con el hecho de que en varios casos se hace explicita la relación ciudad-riqueza a través de la utilización del signo “$” e imágenes de billetes (moneda nacional o dólares) en la composición.

Entre los personajes claramente identificados por actividad o personalidad están estudiantes, sea en apariencia cotidiana o en graduaciones; una mujer vistiendo una bata de laboratorio, al parecer realizando soluciones químicas, otra también al igual con apariencia de veterinaria, y gente de negocios. Respecto a las personalidades explícitas están el corredor de Fórmula 1 Sergio Pérez, el exboxeador Julio César Chávez, y los políticos Josefina Vázquez Mota (en dos casos), Felipe Calderón en una caricatura política, y Enrique Peña Nieto fusionado con Andrés Manuel López Obrador en un trabajo en el cual se utilizó una composición en la que los rostros de ambos forman uno solo, a partir de que en la mitad derecha aparece la parte derecha de enrique Peña y en la mitad izquierda la porción izquierda de López Obrador. De hecho, de los 15 collages solo en dos casos, en estos, se hicieron referencias políticas explícitas, siendo favorables a la panista y una claramente desfavorable para los otros dos no panistas.

Si bien en general hay una tendencia a describir una forma de vida en la ciudad vinculada a la ostentación y el lujo, también se llama la atención sobre los problemas que se enfrentan cotidianamente tales como el tráfico, las muchedumbres, las marchas y la represión a las protestas; asimismo se hace referencia a la plaga de ratas y al estrés. Asimismo, se la vincula mucho con lo considerado “moderno”, pero de igual forma se presentan elementos que hablan de lo tradicional en general, por lo que se insertaron imágenes de la Calzada de los Muertos en Teotihuacán, el monolito de Tláloc en el Museo Nacional de Antropología e Historia, palacios virreinales, calaveras catrinas y mariachis.

Parte fundamental en las formas “modernas” de vida fundadas en la ostentación y el estatus están las marcas, lo cual aquí aparece al mostrarse piezas de indumentaria de las firmas Dixie’s, Scappino, Star-Nike, y el refresco Coca-Cola. Asimismo, el estatus vinculado con estas marcas habla también del consumismo como parte de esta forma de vida, así se muestra la expectativa de poder adquisitivo a través de colocar imágenes de tarjetas de crédito, siendo explícitas las tarjetas de VISA y HSBC, además del logo de Banca Miffel.

Por último, un motivo que aparece en diferentes imágenes es la naturaleza en forma de espacios verdes como jardines, parques, e incluso en tomas panorámicas de espacios urbanos rodeados de zonas verdes no pobladas.

Conclusión

Tal como mencionamos en su momento, nuestra pretensión fue encontrar los elementos simbólicos a partir de los collages que nos permitieran construir la representación social que de la Ciudad tiene un grupo de estudiantes como los aquí presentados; así, para este grupo social podemos expresar que tal representación se estructura por los elementos agrupados en los siguientes aspectos significativos:

1. La Ciudad como forma de vida en la cual la ostentación y el lujo se vinculan estrechamente al uso de nuevas tecnologías, soportado todo en el gasto de consumo suntuario.

2. La Ciudad como escaparate donde las marcas de indumentaria y bebidas resultan significativamente trascendentales en términos ontológicos.

3. La Ciudad como espacio de convivencia y conflicto al presentarnos tanto grupos de personas en relaciones cordiales, muchedumbres en el ajetreo cotidiano, y manifestaciones de protesta, así como la represión hacia las mismas.

4. La Ciudad como problemática urbana a partir de la saturación del tráfico y las plagas de ratas.

5. La Ciudad como manifestación de identidad social al presentar artefactos arquitectónicos y manifestaciones culturales claramente vinculadas a la Ciudad de México.

6. La Ciudad como espacio de disputa político partidista al presentar explícitamente a cuatro personajes importantes en este ámbito para el México del presente siglo.

Al final queremos cerrar con dos cuestiones que nos llamaron la atención. La primera fue la recurrencia a presentar motivos de espacios verdes y la segunda, que salvo la plaga de ratas, en ningún collage se presentan animales, ni siquiera los típicos animales de compañía como el perro y el gato, lo que nos parece resaltable en función de que quienes fueron nuestros sujetos son estudiantes de medicina veterinaria y zootecnia.

Referencias

Abric, J. –C. (dir.) (2001). Prácticas sociales y representaciones. México, Coyoacán. 227 pp.

Araya, S. (2002). Las representaciones sociales: Ejes teóricos para su discusión. Costa Rica, FLACSO. 83 pp.

Barboza, A. (2002). “Sobre el uso de la imagen en la sociología de la cultura. El método de la interpretación documental del sociólogo Karl Mannheim”. consultado en e-archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/8954/sobre_amalia_ICT_2002.pdf

Berger, P. L. & Luckmann, T. (2006) La construcción social de la realidad. Buenos Aires, Amorrortu. 233 pp.

Corona, F. (2014). “La imagen de Fidel Castro en la revista Life, 1957-1960” en Cuadernos Americanos. 150. México. pp. 61-92.

Foucault, M. (1968). Las palabras y las cosas. México, Siglo XXI, 375 pp.

Jodelet, D. (2010). “El movimiento de retorno al sujeto y el enfoque de las representaciones sociales” en: Giménez, G. (ed.) La sociología hoy. Debates contemporáneos sobre cultura, individualidad y representaciones sociales. Chile, Universidad Católica Silva Henríquez. pp. 207-236.

Jodelet, D. (1988). “La representación social: fenómeno, concepto y teoría” en Serge Moscovici Psicología social. II. Barcelona, Paidós. pp. 469-494.

Rivera, C. (2010), “Sociología de la imagen” en Ch’ixinakax utxiwa. Una reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores. Recuperado de: http://chixinakax.wordpress.com/2010/23/sociologia-de-la-imagen/ consultado el 07/12/16

Schutz, A. & Luckmann, T. (2001). Las estructuras del mundo de la vida. Buenos Aires, Amorrortu. 315 pp.

Trejo-Sanchez, J. A. (s/f) Apuntes de sociología visual. México, UAEMex. 61 pp.

Notas:


  1. México-Tenochtitlán ya era ciudad antes de la dominación española, pero el caballo solo formó parte de este espacio social hasta que los españoles lo importaron, y en la actualidad causa extrañeza ver un equino transitar por las calles de la Ciudad de México pues ha dejado de ser algo cotidiano. A esto, por ejemplo, es a lo que nos referimos con la historicidad.
  2. Michel Foucault (1968) realiza un análisis muy interesante de “Las Meninas” de Velázquez en su estudio Las palabras y las cosas, por ejemplo.
  3. De hecho, aquí es donde se encuentran las bases de los procesos de aprendizaje.
  4. Denisse Jodelet, Robert Farr, Jean-Claude Abric, etc.
  5. Dadas las limitantes de espacio, nos ha sido complicado reproducir todos los trabajos revisados; sin embargo, para ejemplificar hemos considerado dos de ellos que pueden observarse en el anexo.
  6. Popularmente se le conoce como “La Suavicrema” por la forma y el color muy similares a estas galletas.

 

ANEXOS

Collage compuesto bajo la estructura a) que aparece en la Figura 1

Collage compuesto bajo la estructura b) que aparece en la figura 2

Author: RUDICS

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