Efectos del T-MEC en la recuperación de la economía mexicana 2020-21 en el contexto de la pandemia generada por el covid-19

DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2020.11.21.5

Arturo Ortiz Wadgymar

Investigador Titular del Instututo de Investigaciones Económicas de la UNAM

wadgymar@unam.mx

 

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Introducción

En el presente documento se discute y reflexiona acerca de los graves tropiezos que desde principios del 2020 ha sufrido la estrategia de desarrollo impulsada por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, conocida como la 4T. Particularmente con la presencia desde el mes de febrero de la pandemia mundial conocida como COVID-19, que ha impactado severamente a la planta productiva y al empleo, generando pérdidas aún no cuantificables, pero que se estima serán cuantiosas. Este, sin duda, fue un durísimo golpe al “paquete económico” 2020, el cual tuvo que sufrir las transformaciones, reasignaciones y pérdidas que se requirieron sean cuales sean sus resultados.[1]

Esta vinculación entre pandemia y depresión económica mundial ha tenido efectos más agudos gracias a las “bondades de la globalización y al libre mercado”, en tanto que ahora se socializan las pérdidas, como ha sido el caso de las guerras mundiales y regionales, en las que mueren muchas personas inocentes y ajenas a las grandes ganancias del capital que en ocasiones por la propia inercia del capitalismo y su dependencia de ciclos económicos caen en recesiones y pérdidas, las cuales también se globalizan, pero como es natural en el capitalismo hay pocos ganadores y muchos perdedores. Tal es el caso de México, que aún sufre los estragos de la globalización y el neoliberalismo, que con esta crisis mundial evidencia su ruina y su fracaso total. Aún así hubo quienes aprovecharon la pandemia para enriquecerse aún más y muchos otros que han resistido, tal es el caso de las clases populares, verdaderas víctimas del confinamiento y de las defunciones.

Esto además de los ganadores internacionales como los monopolios petroleros a costa de países como México, los cuales, aprovechando la pandemia, bajaron los precios del hidrocarburo a siete dólares el barril, lo cual condujo a la depreciación del peso mexicano, a la caída de la Bolsa Mexicana de Valores y a la reducción de la calificación de los bonos de PEMEX por parte de las calificadoras mundiales, cuya presión dejó al país no solo con el problema del coronavirus, sino con la crisis económica de dimensiones equivalentes a las ya conocidas devaluaciones priístas y panistas del pasado[2].

Esto se agravó el 20 de abril de 2020, fecha en que por una acción especulativa los precios internacionales del petróleo cayeron por debajo de cero, con lo que las calificadoras clasificaron a la deuda de PEMEX como “bonos basura”, comprometiéndose severamente los proyectos de la 4T que resentían los efectos adversos del covid-19.

Pero nada de esto es casual ni nuevo. Existen claros antecedentes de que se trata de un fenómeno no resuelto por el “libre mercado” desde incluso el Siglo XX y su fase más cercana que fue la “crisis financiera intenacional 2008-09”. Su herencia han sido las quiebras bancarias con carteras vencidas, los fraudes inmobiliarios y los abultados rescates financieros que aún pesan en el momento actual y que manifiestan las crisis del neoliberalismo, lo cual evidencia la inoperancia del modelo. La actual pandemia del covid-19 es una agravante de esta situación no resuelta.

Antecedentes

Desde luego que ha caído en el olvido la gran depresión mundial de 2008-09, sin embargo, muchos pensamos que lo que estamos viendo ahora tiene su antecedente en esos años en los que la propaganda oficial los borró y solo los consideró transitorios, ya que afirmaban que se había restablecido el equilibrio y que no eran crisis serias, sino imperfecciones del mercado, dada una libertad económica que por sí sola regresaba al equilibrio.

Pero recordemos que en 2008 sufrieron un gran quebranto la mayoría de los bancos y financieras internacionales como City Bank, Lehman Brothers, Wells Fargo, Bank of América, City Grup; Goldman Sachs, Morgan Staley y otros, a la vez que hubo un terrible fraude bancario e inmobiliario que generó caída de bolsas de valores y operaciones fraudulentas en derivados financieros, incluso avalados e impulsados por las calificadoras de dudosa reputación mundial como Moodys y Standars and Poors, a pesar de ser bonos basura.

Esos acontecimientos dieron al traste con el modelo neoliberal, cuyo principio se basaba en la creencia de que “la mano invisible” regulaba el mercado, en esos años ferozmente defendida por políticos y economistas seguidores de la teoría económica neoclásica. Esta terrible situación fue seguida por la pandemia mundial de la Influenza H1M1 que generó a nivel global muchas muertes y problemas de salud pública, que en el caso de México conmocionaron al país.

Estos hechos conformaron la tormenta perfecta, que tras una crisis económico financiera vendría otra de salud pública a la que con toda la tecnología moderna, especialmente científico militar, no hubo vacuna ni antibiótico capaz de hacerle frente. Cuestión similar aunque más grave se presentó por desgracia en el 2020.

Lo anterior nos lleva a plantear la hipótesis en el sentido de que el capitalismo neoliberal tuvo bastantes avisos como para anticipar su caída y fracaso. Por ello se concluye que la crisis mundial inducida por el covid-19 es el fin del modelo neoliberal, aun cuando para muchos solo sea un desequilibrio transitorio. Se subraya que lo que está ocurriendo en el año 2020 son situaciones heredadas, no atendidas por gobiernos precedentes. Aun así, los críticos culpan a la 4T de todos los problemas que ahora se han manifestado con toda su magnitud, a 2 años de ejercer el gobierno.

Controversia sobre la recuperación de México 2020 21 en el marco de la pandemia covid-19

El peor escenario para la 4T fue sin duda el surgimiento de covid-19 convertido en pandemia mundial, en el año en que se esperaba el repunte de la economía para lograr una consolidación del proyecto y una perspectiva mejor para el país, con lo cual se revertirían las enormes críticas de los empecinados tecnócratas neoliberales y sus voceros. Sin embargo, ha sido un factor negativo clave en las expectativas de la 4T, en tanto que ha frenado de manera brutal los esfuerzos que se iniciaban para construir un proceso, que con grandes penalidades resistió el año 2019.

En efecto, a partir de febrero de 2020 se empezó a propagar la pandemia en el país, volcando el grueso de la atención a este problema proveniente del exterior que se mostraba como una gran amenaza para México. Las críticas de la oposición política se centraron en cuestionar la decisión de no frenar la actividad economica, como en China y Europa, señalando que aquí el gobierno no hacía nada.

Estas mismas críticas se invirtieron cuando en abril se estableció el “quédate en casa” y se paralizó prácticamente la economía, entonces las protestas fueron a la inversa: “no nos va a matar el coronavirus, sino el hambre”. Hubo un momento en que las organizaciones empresariales cúpula, presionaron a AMLO para que destinara recursos que evitaran pérdidas a sus negocios; a lo cual el presidente les contestó que no crearía un nuevo FOBAPROA y no endeudaría más al país para favorecer al sector empresarial. Algunas tuvieron que solicitar crédito privado.

El impacto económico para México en 2020 fue pronosticado como catastrófico por los organismos internacionales y sus seguidores locales, deseosos de obtener como siempre ganancias de las crisis. Tal afirmación omitía tendenciosamente que en 2009 el PIB en México descendió en -6´5 %, en el sexenio de Calderón.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó un Informe de Monitor Fiscal 2020[3], donde estimaba que la economía mexicana retrocedería en 6.6 % de su PIB, pero falseaban los datos de la SHCP en el sentido de que el año previo hubo un déficit fiscal del 2.3 % y que habrá otro déficit fiscal en 2020 del -4.2 %. Estas cifras son incorrectas, ya que en 2019 se alcanzó un superávit fiscal del 0.1 % y aún no se ha gastado todo el presupuesto en 2020, como para aseverar que van a caer las finanzas públicas y menos a esos niveles.

El informe era alarmista y llevaba como mensaje la necesidad de pedir ayuda condicionada de la banca internacional. También ya suponían que el país se iba a endeudar en un 61.5 % del PIB.[4] en 2020 y que en 2019 el nivel de deuda ya era el 54 % del PIB. Ambas cifras son incorrectas pues la deuda no aumentó y en realidad era del 43 %. Esto a pesar de la depreciación del tipo de cambio, además, hay que recordar que no toda la deuda es en dólares, pues la que más pesa es la deuda interna, aparte de las deudas de las empresas particulares en el exterior. Aun así, el incremento de la deuda es solo por la variación del tipo de cambio y no ha significado mayor endeudamiento real como se afirma en fuentes al servicio de la oposición.

Con sus cifras alteradas el FMI le da armas a la oposición para criticar al gobierno de la 4T y sembrar la desconfianza en México. Aun reconociendo la depreciación del peso frente al dólar, esta vez no ha habido especulación con el tipo de cambio como antes, cuando se agotaba la reserva del Banco de México para proveer de dólares al mercado en beneficio de los especuladores, que como siempre se aprovechaban de las circunstancias. Ahora la reserva no se vio afectada. Esto fue muy criticado por los grupos financieros de México y del exterior[5].

Con base en las estimaciones de diversas fuentes se observa una profunda recesión mundial de la cual México no se escapa, independientemente de los cambios estadísticos que ajusten el panorama final, lo cual habla de una severa crisis del capitalismo neoliberal.

Otros eventos que profundizaron la crisis han tenido como protagonista a Estados Unidos (EUA): su guerra comercial contra China; el amago de conflicto bélico con Corea del Norte; los desacuerdos con sus aliados europeos e incluso las presiones a México para detener la ola de inmigrantes. A esto se sumó la caída de los precios internacionales del petróleo, inicialmente propiciados por el conflicto entre Rusia y Arabia Saudita, caída que se profundizó con la recesión global inducida por la pandemia del covid-19. La relación subordinada de México con EUA lo ha hecho vulnerable históricamente y esto no se modificará en el corto plazo.

Después de arduas negociaciones, en las que ya pudo participar un representante de la 4T, finalmente fue aprobado en las instancias formales correspondientes a cada país, el ahora Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Ha entrado en operación el 1 de julio de 2020 y esto propició una visita del presidente López Obrador a Washington días después, la cual fue programada como sesión de trabajo con su homólogo norteamericano.

El T-MEC no dejó muy satisfechos a muchos sectores del empresariado mexicano, especialmente porque fueron eliminadas las reformas estructurales peñistas, especialmente la energética, la laboral y la educativa. Se aborda como prioridad al salario de los trabajadores, a fin de disminuir las enormes disparidades salariales entre México y EUA, al igual que la relevancia en el cuidado y la protección del medio ambiente. Las reglas de origen acordadas procuran la prioridad del valor agregado de la región, gravando y restringiendo la entrada del acero y el aluminio asiático entre otras mercancías.

Para muchos empresarios esto significó el fin del paraíso de los bajos costos y los salarios de miseria, que les eran permitidos a las grandes compañías trasnacionales para obtener ganancias exorbitantes. También se acepta la reglamentación del llamado “outsoucing”, que es una forma tramposa de evadir impuestos, de no otorgar prestaciones y cometer todo tipo de arbitrariedades con los trabajadores. La eliminación y control de estas practicas empresariales molestaron mucho a quienes se enriquecieron prácticamente explotando a los obreros y empleados de esas empresas[6]. Adicionalmente se pusieron barreras a la corrupción y a las privatizaciones, las cuales eran auspiciadas por el TLCAN.

En el caso de la industria automotriz, la norteamericana prácticamente fue quebrada por las empresas japonesas y europeas que se apoderaron del mercado mundial. Se espera que con el T-MEC estas serán frenadas al igual que las chinas, coreanas y otras asiáticas maquiladoras de China y Japón. Este tratado discriminaría a esos países y les daría prioridad a las de la región norteamericana.

Visto así, México podría sustituir a China en la fabricación de miles de componentes que solo son ensamblados en las maquiladoras de México, dejando un mínimo beneficio al país. Las pequeñas y medianas industrias nacionales podrían verse favorecidas y en mejores condiciones para recuperarse, tanto de la pandemia como de su precaria situación. AMLO tiene esperanzas de que esto pueda lograrse[7]. Además, el T-MEC contiene un capítulo relativo al control de aduanas, donde se prevé evitar la corrupción y el tráfico ilegal de mercancías en estas, fenómeno históricamente nocivo para el país.

Tal expectativa es apoyada por especialistas en comercio internacional, uno de los cuales señala atinadamente que: “al salir de la pandemia nos encontraremos con un comercio mundial influido por el nacionalismo proteccionista desplegado por el presidente Trump, el cual nos llegará filtrado a través del T MEC. El ambiente internacional está fuertemente sensibilizado por fuertes presiones sociales al interior de casi todos los países, por lo que alterarán la demanda de todos los productos que mandamos al mundo” [8]

Tal cosa es viable, si se aplican con rigor los criterios de preferencia a los artículos producidos en la región y se restringen las importaciones de países con los que no se tiene firmado un tratado de libre comercio. Se pueden crear cadenas de valor en la industria manufacturera como la metal mecánica, eléctrica y electrónica, energética, de productos agroindustriales, etc.

Esta es, a nuestro juicio, la razón por la que AMLO acepta un libre comercio en el que se respete a la naturaleza, a la propiedad de la nación sobre sus recursos naturales y el respeto irrestricto a las leyes laborales en beneficio de la clase trabajadora, incluyendo salarios justos, jornadas de trabajo de 8 horas, sin menoscabo de la salud y cuidando al medio ambiente, cuya grave alteración ha demostrado sus consecuencias brutales con el covid-19.

Visto así y siempre que se respete y cumpla su cometido podríamos aceptar que el T MEC, después de la pandemia, pueda ser uno de los ejes de la recuperación y el crecimiento económico, pero también de la economía del bienestar que durante 35 años de neoliberalismo fue totalmente inexistente. Esta enorme sacudida a la humanidad, entre otras cosas debe servir para revisar y reformar varios conceptos en economía, que aunque merece un estudio exhaustivo por separado, aquí solo se considera pertinente señalar el caso de la validez de seguir utilizando al PIB como indicador del progreso. Al respecto, desde un premio nobel hasta una primera ministra han cuestionado este indicador que durante décadas ha sido un paradigma, que no incluye la medición de todos los bienes y servicios que realmente sirven para mejorar las condiciones de vida y en cambio incluye otros que atentan contra la misma[9].

Hacia una perspectiva de la recuperación de la economía mexicana 2020-21

Para julio de 2020 se espera que los resultados macroeconómicos del primer semestre del año sean catastróficos, en especial para los sectores afectados en sus intereses por la 4T. Al respecto hay que señalar que estos sectores antinacionales desean que le vaya muy mal a México y se olvidan de que, buena parte de los efectos críticos, son fruto de las políticas que prohijaron la corrupción y desmantelaron la infraestructura social durante los últimos siete lustros, aplaudidas por ellos, además de que nos enfrentamos a un fenómeno mundial.

Es muy probable que en el segundo semestre, que ha sido en el que golpeó con mayor dureza la pandemia, los indicadores macroeconómicos negativos serán muy severos y haya números rojos en todas las variables. Sin embargo, como todo en la vida habrá ganadores y perdedores. No todos dejaron de ganar e incluso especular, también hubo severos daños y algunos perdedores muy afectados.

Entre los ganadores se pueden identificar a la Industria químico farmacéutica; fabricantes de equipo médico diverso; farmacias; hospitales y médicos privados; tiendas de abarrotes; industria empacadora, refresquera y alimenticia incluyendo vinos, cerveza y botanas; productos agrícolas de la canasta básica; productos de limpieza diversos; funerarias; industria del papel y sus derivados; bolsas de plástico mortuorias; la mayoría de bancos y el sistema financiero nacional e internacional que han resistido; plataformas digitales como Netflix, Amazon Facebook y Tuitter; negocios de comida rápida con entrega a domicilio; laboratorios de análisis clínicos; compras de artículos en línea; telefonía y telecomunicaciones.

Entre los perdedores se pueden señalar a la mayoría de las aerolíneas; gasolineras; transporte de pasajeros y de carga en general; servicios turísticos; restaurantes de diverso tamaño; artesanos y comerciantes informales; industria manufacturera y de la construcción; plazas comerciales; servicio de taxis; papelerías, estéticas y actividades recreativas en general.

Hubo diversos negocios que nunca respetaron la pandemia como tianguis, puestos ambulantes, servicios de electricidad, refrigeración, talleres mecánicos, refaccionarias, tintorerías y ópticas. Muchos restaurantes trabajaron con entrega a domicilio y algunos servicios más que aunque dañados, tienen posibilidad de recuperarse.

Las obras públicas no se detuvieron, ya que solo al principio de la pandemia tuvieron un compás de espera. Son especialmente importantes la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía, el inicio del tren maya y el transístmico, así como carreteras diversas. Así, la inversión pública no se detuvo a pesar de que esto no lo consigna el Banco de México como inversión fija bruta.

Al hablar de los ganadores implica que no todo cayó como se dice. Hay que recordar que no hubo crisis financiera nacional ni internacional como en el 2009. El sistema bancario y financiero quedó prácticamente intacto y trabajando. Las grandes empresas trasnacionales resistieron incluyendo a la automotriz que en julio reinició actividades.[10]

La bolsa Mexicana de Valores continúo funcionando, aunque con altibajos, al igual que el tipo de cambio, en tanto que no hubo una macro devaluación como en otros momentos críticos, aunque con dificultades el peso ha resistido.

Una conclusión preliminar

Al final, los grandes ganadores serán el sistema financiero internacional y las grandes corporaciones transnacionales. En este grupo destacan las relacionadas con uso de las nuevas tecnologías, tales como Google, Amazon, Facebook y Twitter. Un análisis publicado a la mitad de julio de 2020 por el Centro de Estudios Multidisciplinarios de la UNAM explica como los costos de la pandemia fueron sobre las clases pobres, en tanto que el 1 % de la población mundial triplicó sus ganancias[11].

En el núcleo de países desarrollados destaca el llamado nuevo plan para la recuperación de la Unión Europea por 750 mil millones de Euros, con una nueva visión que incluye compromisos de cuidado al medio ambiente. Por su parte, en EUA se han aprobado por el congreso montos multimillonarios destinados a neutralizar los efectos de la pandemia, así como a prestamos a pequeñas y medianas empresas, aunque con objetivos más orientados a la reelección de Trump que a una auténtica preocupación social.

Así, los grandes monopolios aprovecharán la desgracia para multiplicar su capital y sus ganancias. Desde luego los grandes bancos como buitres están al acecho de aquellos países que necesiten fondos para la recuperación, aún cuando estén endeudados, siguiendo la batuta del FMI, el Banco Mundial y Wall Street. La pandemia del covid-19 es el gran negocio, que equivale a ganar una guerra.

En el caso de México y la 4T se han destinado recursos para apoyar la recuperación de pequeñas y medianas empresas, aunque modestos. Es de esperar un 2020 con números rojos, mas no como lo plantea el FMI y sus catastrofistas a sueldo, unidos a los enemigos del país. Para el 2021 es posible un crecimiento moderado del PIB, con una inflación también moderada y un tipo de cambio no muy deteriorado, además de que estarán ya en operación muchas obras públicas que habrán generado empleos, además del efecto multiplicador de la inversión, típico del incremento del gasto público en infraestructura. La ruta de la recuperación será difícil, no hay seguridad de nada, pero existen datos y fundamentos de que la economía nacional pueda retomar el crecimiento.

Notas:

  1. COVID-19 es una pandemia de tipo infeccioso de vías respiratorias que se presentó en China en diciembre de 2019 y se propagó por Asia, Europa, América, principalmente a EU y luego a México, también conocida comocoronavirus. Por ello a lo largo del presente ensayo utilizaremos indistintamente ambos conceptos.
  2. Por una disputa entre Rusia y Arabia Saudita, en el sentido de que querían obligar a Rusia a reducir su producción, y al no llegar a acuerdo, decidieron encarar la guerra de precios. La mezcla mexicana de petróleo se depreció hasta a 10 dólares por barril, generando una terrible depreciación del tipo de cambio, hasta los 26 pesos por dólar. Véase El Financiero 12 de marzo de 2020.
  3. Fondo Monetario Internacional, abril de 2020, tomado del El Financiero 26 de abril de 2020, p 1
  4. Hubo voces del Consejo Coordinador Empresarial para hacer uso de la línea de crédito que México tiene con el FMI para rescatar empresas igual que como lo hicieron en el FOBAPROA. Hubo una guerra desatada de columnistas criticando al gobierno por no endeudarse. El Financiero, El economista, Reforma y El Universal.
  5. Financial Times, 15 de abril de 2020
  6. Secretaría de Economía, texto íntegro del Tratado México, Estados Unidos y Canadá, Mexico 2020.
  7. El 17 de julio de 2020 el presidente AMLO puso fin a la privatización de puertos y aduanas que como siempre se supo fueron un terrible foco de corrupción que menguaba los ingresos fiscales y generaba contrabando desleal, lavado de dinero y tráfico de drogas. La Secretaria de Marina y Defensa Nacional quedaron al frente de su administración. La Jornada, 18 de julio de 2020.
  8. “El Jefe del Ejecutivo está justamente convencido de que la comunidad mexicana puede autogenerar desarrollo para situar a México al nivel de los países más importantes del mundo” Julio Faesler, Nuestro Comercio Exterior visitando el futuro. En Excelsior. 30 de mayo 2020. P.14
  9. Stiglitz, Sen y Fitoussi (2013). Medir nuestras vidas- las limitaciones del PIB como indicador de progreso. RBA, Barcelona.Pilling, D. (2019). El delirio del crecimiento-la riqueza y el bienestar de las naciones. Taurus, BarcelonaJacinta Ardern: “El PIB no mide la felicidad –Nueva Zelanda reorienta el presupuesto nacional a la búsqueda del bienestar de la población” (El País, 20/07/2019)
  10. Solamente en julio de 2020 se dio la noticia de la quiebra de un banco pequeño de empresarios de Monterrey que carecía de solvencia desde hace ya mucho tiempo. Es el banco FAMSA, ahora rescatado por el IPAB y con dudosas operaciones. Véase El Fnanciero, 10 de julio de 2020
  11. Sputnic News, Mundo.. Los grandes ganadores de la pandemia. Guerra mundial contra los pobres. 20 de julio de 2020. Spuntnicnews. com,mx

 

Author: RUDICS

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