DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2022.13.24.1
Academic goals of young people trained in a private university
Edwin Jesús Monroy Hernández
Profesor de la Universidad Tecnológica Internacional
edwin_dwe@hotmail.com
Resumen
El objetivo del presente estudio es describir las metas académicas de los jóvenes en formación universitaria privada, para ello se utilizó una metodología cuantitativa con diseño no experimental transversal de alcance descriptivo, se aplicó la Escala de Metas Académicas a una muestra de 100 universitarios. Los hallazgos demuestran que para el 6 % de los jóvenes su meta académica principal es el refuerzo social, es decir: buscan ser elogiados y no criticados por la gente; mientras que para el 32 % de ellos, su meta es aprender y poner en práctica sus conocimientos, finalmente, para el 62 % de los universitarios su meta académica versa únicamente en sacar buenas calificaciones y culminar la carrera. Es preocupante saber que existirá poco esfuerzo por parte de los alumnos, por lo que se centran más en el resultado que en cómo se hace; es esperado que tampoco busquen las estrategias necesarias para alcanzar un aprendizaje significativo lo que hace pensar que le apuestan al aprendizaje memorístico, esto hace poner en duda si los conocimientos, habilidades y actitudes que están adquiriendo en su formación universitaria les permitirán actuar con profesionalismo en el enriquecimiento de la ciencia y su quehacer profesional.
Palabras clave: Metas, universitarios, jóvenes, aprendizaje y logro.
Abstract
The purpose of this study is to describe the academic goals of young people in private university training, for this a quantitative methodology with a non-experimental cross-sectional design of descriptive scope was used, the Scale of Academic Goals was applied to a sample of 100 university students. The findings show that for 6 % of young people their main academic goal is social reinforcement, that is, they seek to be praised and not criticized by people; while for 32 % of them their goal is to learn and put their knowledge into practice; and finally, for 62 % of university students, their academic goal is only to get good grades and finish their degree. It is worrying to know that there will be little effort on the part of the students, so they focus more on the result than on how it is done, it is expected that they will not seek the necessary strategies to achieve significant learning, which suggests that they bet on the rote learning, this raises questions about whether the knowledge, skills and attitudes that they are acquiring in their university training will allow them to act with professionalism in the enrichment of science and their professional work.
Keywords: Goals, university, youth, learning and achievement.
Introducción
Desde hace décadas, el estudio de los fenómenos sociales que se presentan en la educación universitaria mexicana han sido abordados desde diferentes ángulos. En este estudio se ha elegido una institución privada de educación superior para conocer las metas que se plantean los alumnos de la misma y sus motivaciones personales durante el desarrollo de su formación universitaria. La estructura del artículo es conformada por las siguientes secciones: Planteamiento del problema, el cual se describe en un breve contexto histórico; la pregunta de investigación, que precisa el enfoque del estudio; el estado del arte, donde se presenta la revisión de la literatura pertinente; la metodología empleada en el estudio; los resultados que se obtuvieron al procesar la información que se obtuvo al aplicar la metodología y las conclusiones, donde se recuperan los aspectos cuantitativos y cualitativos relevantes encontrados en el estudio.
Planteamiento del problema
Actualmente se puede observar una creciente variedad de instituciones de educación superior, sobre todo de orden privado, mejor conocidas como Universidades, es decir, estas son instituciones de enseñanza superior que comprende diversas facultades y que confieren los grados académicos correspondientes. Según las épocas y países pueden comprender colegios, institutos, departamentos, centros de investigación, escuelas profesionales, etc., (RAE, 2001), sin olvidar que, la palabra universidad, procede de la etimología latina universĭtas, -ātis, y este del latín universitas magistrorum et scholarium, que indica una comunidad de académicos y profesores (Navarrete, 2013), lo anterior nos hace saber que en las universidades se debe pregonar el pensamiento crítico y la formación de investigadores y profesionistas.
Desde tiempos de la Edad Media la sociedad ha confiado en la universidad como generadora de conocimiento y de ciencia, es decir, ha contribuido a la generación, o incluso eliminación, de carreras siempre atendiendo las demandas globalizadoras, pues las universidades ocupan un lugar privilegiado en el sistema educativo de cada nación; todo esto bajo una connotación de cooperación, convivencia y hermandad en el alcance de sus fines, que son científicos y educativos, haciendo referencia a la universalidad de los sujetos que integran dichas comunidades y la diversidad de la cual se nutren y a partir de ello buscan enseñar a pensar para formar mujeres y hombres sabios con deseos de aprender cada día más, para así, encauzar el desarrollo de la humanidad. Esto último es el motivo primordial de la actividad universitaria; además, esto es también el valor y significado que socialmente se le ha atribuido a las Universidades (Kepowícz, Romero y Sandoval, 1996).
Ahora bien, la educación universitaria en México inició con la apertura de la entonces Real Universidad de México que posteriormente fue también llamada Pontificia, fundada en 1551 por orden de Carlos V bajo el auspicio de la Corona. La cédula real estableció que la institución mexicana debería adoptar los estatutos de la Universidad de Salamanca, lo que conllevaba, entre otros privilegios, el de gobernarse bajo el método de claustros. Los estudios en la universidad estaban organizados por facultades, a imagen y semejanza de las universidades de Europa, esta nueva institución incluía cinco facultades: la Facultad menor o de Artes y las cuatro facultades mayores de Medicina, Derecho Civil o Leyes, Derecho Eclesiástico o Cánones y Teología, además de algunas cátedras sueltas como Gramática y Retórica, posteriormente, en la Ley del 10 de julio de 1906, se retomó la moderna estructura del modelo de París. Finalmente, en 1920 el Lic. José Vasconcelos le dio el escudo y el lema de lo que hoy se conoce como la Universidad Nacional Autónoma de México, la cual es el referente de la educación superior en el país (Villalpando, 2009).
En la actualidad el sistema de educación superior de México es amplio y, como se comentó anteriormente, en los últimos años se ha dado un crecimiento elevado. En los años 1970-1971 había un aproximado de 270 000 estudiantes matriculados en 385 escuelas a lo largo y ancho de México. Mientras que para el 2016-2017, esta cifra había aumentado hasta cerca de 4.4 millones de estudiantes (3.8 millones de estudiantes en programas presenciales y 0.6 millones en programas a distancia o en línea) presentes en más de 7 000 escuelas y casi 38 000 programas.
El sistema de educación superior mexicano cuenta con 13 subsistemas por lo que es altamente complejo y diverso. Los subsistemas varían sustancialmente en cuanto a instituciones, programas, estructuras de gobierno, acuerdos de financiamiento, dependencia gubernamental, calidad, así como intensidad investigadora y docente (OECD, 2019), es decir: cada vez son más los jóvenes que tienen acceso a la educación superior, pues ahora también tienen como opción la educación superior privada. Esta ayuda no solo a aumentar la cobertura total, sino que también permite, como se dijo, un mayor acceso de la población demandante de este nivel educativo, además de que como lo afirma Serrano (2008): la educación privada mantiene la pluralidad social y cultural del país; esta deberá contribuir también a la generación de cultura, valores y orientaciones profesionales o de investigación que el país necesita, independientemente de que el Estado las haya asumido como parte de sus prioridades.
En este contexto, la participación conjunta del Estado y la iniciativa privada han hecho posible que cada vez más jóvenes mexicanos puedan pasar de la educación media a la educación superior. Fernández (2010) refiere que los jóvenes mexicanos están conscientes de esta oportunidad educativa y se sienten satisfechos por ello. Sin embargo, existe una preocupación: el empleo o, en su caso, el desempleo. En tanto, existen problemas para obtener un trabajo con buenas condiciones laborales. Estar empleado es considerado por los jóvenes mexicanos como el medio principal para obtener ingresos. Por otra parte, también se observa un desinterés por la participación política, pero valoran y disfrutan demasiado su tiempo libre individual o de manera compartida. Por otro lado, suelen tener una combinación de valores, es decir: algunos jóvenes aún mantienen su lado tradicional y conservador mientras que otros se muestran conscientes y a favor de la equidad de género, por ejemplo. Es importante puntualizar que los jóvenes mexicanos no tienen certeza, pero sí optimismo sobre sus proyectos de vida y futuro en general. En este entorno los jóvenes se encaminan, como se dijo antes, a iniciar su formación universitaria.
Entendiéndose que la formación se da en una dinámica exterioridad-interioridad-exterioridad, es decir: se adquiere un saber que luego de ser interiorizado podrá ser utilizado de nuevo bajo una nueva forma enriquecida, esta transformará no solo a los individuos, sino a la colectividad de la que forman parte y a la cultura que construyen. Así, cuando se habla de “formación” se alude a formación para algo, formación docente, formación psicopedagógica, formación para la toma de decisiones, o, en este caso, formación universitaria (Honoré, 1980), en donde el joven al ingresar a la universidad deberá adquirir los conocimientos necesarios propios de su profesión para poderlos poner en práctica una vez que egrese.
Pero durante este periodo de formación universitaria, que puede durar de tres a cinco años, representa un reto para cada estudiante, sobre todo cuando se habla del cambio de nivel escolar, es decir, el paso de la enseñanza media a la enseñanza universitaria; desde la experiencia se encuentran alumnos de nuevo ingreso con actitudes de poca disciplina, muchos con problemas ante la autoridad, pues están acostumbrados a que un orientador los “lleve de la mano”, no saben seguir instrucciones; su contexto social está ligado a personas con costumbres limitantes; pero sobre todo una limitada conducta de aprendizaje independiente, pues si bien es cierto que en la mayoría de los casos significa que los estudiantes tengan que dejar su casa para irse a vivir a otro lugar, separarse de su familia y amigos cercanos o asistir a clases y distribuir tiempo y recursos materiales en forma eficiente, en este nuevo nivel de enseñanza existe una gran diferencia en cuanto a las exigencias; aunque también, aparecen nuevas oportunidades.
De esta forma, como se dijo antes existe una mayor posibilidad de acceso a la universidad gracias al sector privado, este nuevo episodio requerirá al alumno ser capaz de actuar con mayor autorregulación y aprender a conciliar las exigencias académicas de la universidad con las nuevas condiciones de autonomía. Ahora le pedirán resultados del proceso de estudio con un mayor grado de exigencia y, posiblemente, menor contacto personal docente-estudiante, así aparece la posibilidad de tomar decisiones con autonomía y sin apoyo adecuado (Pérez, Valenzuela, Díaz, González y Núñez, 2013), es decir, los estudiantes deben de acomodar su vida personal de acuerdo con los requerimientos y la demanda de la universidad, por lo que, de vez en cuando, lo pudieran percibir como el fin de su vida social o tendrán que hacer cambios en la relación familiar. Esta transición a la universidad exige de los alumnos nuevas actitudes y desarrollos personales, de acuerdo con los requerimientos que surgen en relación con la nueva cultura a la que se enfrentarán y al propio sistema educativo de las instituciones de educación superior a las que accederán (Cardona, Ramírez y Tamayo, 2011).
Todos estos cambios pueden llevar a los alumnos a empezar a tener problemas, sobre todo si a eso se le agregan otros factores tales como el hecho de que no hayan recibido una orientación vocacional adecuada antes de ingresar a los estudios superiores, que les permitiera analizar sus capacidades y habilidades con respecto a una carrera profesional, así como que su elección se apoye en una información suficiente y adecuada (Espíndola, Martínez, Navarrete, Rojas, Santana y Monroy, 2018); que existan, por otra parte, limitaciones en sus competencias de concentración y atención, en la distribución del tiempo, en la deficiente utilización de técnicas de estudio y en la poca asistencia a clases, entre otras cosas (Contreras, Caballero, Palacio y Pérez, 2008). También existen referencias de los profesores de universidad, quienes manifiestan tener dos tipos de alumnos: por un lado, “alumnos autodidactas, lectores, con interés por aprender, creativos, entusiastas, empáticos, con razonamiento lógico, con buena retención, dedicados y responsables” y, por otro, “alumnos pasivos, sedentarios, poco receptivos, poco reflexivos, poco participativos y apáticos”, siendo de este tipo con los que están llenas las aulas y por lo tanto corren peligro de desertar o que su formación universitaria sea deficiente.
Pregunta de investigación
No obstante que sería deseable ampliar la cobertura de este trabajo es necesario delimitar el estudio y elegir uno de los sectores que participan en la formación universitaria. En este sentido, la pregunta de investigación a la que se tratará de responder es: ¿cuáles son las metas académicas de los jóvenes que se están formando en una universidad privada?
Estado del arte
Tomando en cuenta los cambios a los que se enfrentan los jóvenes al entrar a la universidad surgió la necesidad de entender qué factores influyen en que estos logren terminar su formación universitaria. Al revisar la literatura pertinente se encontró que es la motivación, según Polanco (2005), la que define su desempeño y permanencia durante su formación universitaria, pues considera que el tipo de motivación que los alumnos tengan influirá en el aprendizaje y en el logro de sus objetivos, hasta llegar al punto de ser un foco de atención de los profesores: encontrar la motivación de sus estudiantes. Esta motivación se establecerá bajo diferentes metas que perseguirán los alumnos en sus procesos de aprendizaje, dichas metas son definidas como un constructo de diferentes factores tales como las creencias, los afectos, los sentimientos y las atribuciones que en conjunto dirigirán las intenciones de la conducta ante las tareas de estudio y de aprendizaje de los jóvenes universitarios (Durán y Arias, 2015). Es decir, cada universitario tendrá una meta diferente, pues para algunos lo importante y prioritario será aprender, adquirir competencia y habilidad, otros alumnos se encontrarán principalmente orientados hacia su “yo”, es decir: para reafirmarlo o para defenderlo a través del prestigio; en otros tantos, su prioridad se encontrará en el rendimiento o en la búsqueda de una buena calificación, más que en cualquiera de las dos razones anteriores.
Así tenemos que, según la meta que tenga cada universitario respecto a su formación, serán las estrategias que lleve a cabo para alcanzar sus objetivos: la memorización para sacar buenas notas o participar y aclarar sus dudas y anotar las respuestas del profesor, como mejora continua (Monroy, 2021). En este proceso, la prevalencia de un tipo de meta sobre las demás va a condicionar de manera imperante el proceso de aprendizaje, así como también al producto final. Aunque los tipos de metas mencionadas, que motivan a los alumnos a esforzarse en la escuela, están presentes de algún modo en todos los alumnos universitarios, la intensidad con que cada una de estas metas incidirá en modelar la forma con que cada universitario afrontará el trabajo variará (García, González, Núñez, González, Álvarez, Roces, González y Valle, 1998).
Dweck (citado en Ídem y Pérez, Díaz, González, Núñez y Rosário, 2009) logró distinguir dos patrones motivacionales: uno adaptativo y otro desadaptativo; los universitarios cuyo objetivo es incrementar su competencia o capacidad mediante la adquisición de nuevos aprendizajes (metas de aprendizaje), se ubican en el patrón adaptativo; por el contrario, los que buscan demostrar a los demás su competencia (meta de rendimiento) adoptan un patrón desadaptativo, claro está que la meta que el joven universitario persiga se verá influenciada por características y situaciones sociales, familiares y personales. De estos dos patrones (adaptativo y desadaptativo) surgen dos tipos de metas: la meta de aprendizaje y la meta de logro, esta dividida en dos tendencias que movilizan el esfuerzo para el estudio, la primera en generar logros materiales y la segunda en disfrutar de reconocimiento social; sus características se enuncian a continuación.
Las Metas de Aprendizaje: se refieren a la tendencia de los estudiantes hacia la búsqueda del incremento de su propia competencia mediante la adquisición y el dominio de nuevas habilidades, conocimientos, así como el perfeccionamiento de la ejecución de las tareas de aprendizaje. Los alumnos se caracterizan por trabajar la información a profundidad buscando relacionarla con conceptos o ideas que ya dominan; a partir de ello elaboran nuevos argumentos y sus propias conclusiones. Suelen ser persistentes cuando se encuentran con dificultades e intentan encontrar nuevas formas de atender las tareas o trabajos que consideran difíciles, además dedican tiempo y esfuerzo al estudio. Centran su atención más en la tarea que en obtener alguna recompensa. El objetivo fundamental es comprender, aprender, dominar la materia y la información. Se presenta un deseo de mejorar el conocimiento y la comprensión de la realidad a través del esfuerzo para conseguir el aprendizaje (Rodríguez y Guzmán, 2018).
Metas de Refuerzo Social: es decir, la tendencia de los estudiantes a aprender con el propósito de obtener aprobación y evitar el rechazo por parte de los profesores y padres, por supuesto cuando inician las tareas académicas se preguntarán si son capaces o no de realizarlas correctamente, en caso de que crean que tienen muchas posibilidades de realizarla con éxito, se comprometerán en la realización de las mismas con entusiasmo y sin nerviosismo; pero si el alumno cree que la tarea será muy difícil de realizar, bien porque otras veces no la ha resuelto con éxito o bien porque la tarea es nueva y no tiene manera de formarse expectativas, esto dificultará grandemente la búsqueda y puesta en marcha de las estrategias adecuadas y favorecerá la aparición de irritabilidad y tensión en cuanto aparezca un obstáculo. Esto ocurre porque anticipan que, en caso de fracaso, quedará de manifiesto su falta de capacidad personal, lo cual dañaría la propia autoestima y prestigio.
Metas de Logro: que se refiere a la tendencia de los alumnos a aprender con el propósito de obtener buenos resultados en los exámenes, dedicarán tiempo y esfuerzo al estudio para aprobar con buenas notas; aunque no estén tan preocupados por profundizar en las ideas y en la información que estudian, ni por dedicar demasiado tiempo a elaborar razonamientos propios. No se centran en la búsqueda de estrategias de aprendizaje pertinentes para el aprendizaje significativo de las tareas escolares, sino que tienden a buscar estrategias que les aseguren un resultado positivo concreto y con el menor esfuerzo posible. Este tipo de alumnos fijan la atención, más que en intentar comprender el contenido, en el tiempo de que disponen; estos alumnos perciben las tareas académicas como un problema y, en el mejor de los casos, como una oportunidad para conseguir un buen resultado (calificación) que les facilite algún tipo de recompensa (Op. cit.).
Ciertamente, la mayoría de los estudios existentes ponen de manifiesto que se ha investigado demasiado sobre aspectos o factores relacionados con el rendimiento académico o procesos de aprendizaje en los universitarios, trabajando sobre todo aquellos aspectos que tienen que ver con las características que rodean al alumno antes de su incorporación a la universidad: nivel educativo de los progenitores, situación familiar, nivel económico, centro educativo de procedencia, etc. Pero no existen demasiadas investigaciones que reflexionen y comprendan sobre lo que sucede durante el proceso de formación en la universidad, es decir, qué los motiva a que ingresen, se mantengan y culminen sus estudios. En definitiva, escasean las investigaciones orientadas a comprender a los principales actores: los jóvenes universitarios (Soler, 2009).
Metodología
Para dar respuesta a la pregunta de investigación se utilizó el paradigma cuantitativo, donde lo que se busca es explicar preferentemente información medible para tratar de describir, en este caso, las metas académicas de los jóvenes universitarios (Briones, 1996).
Alcance: La investigación utilizó un alcance descriptivo, pues el objeto de este estudio consiste en detallar cuáles son las metas académicas que los jóvenes le atribuyen a su formación universitaria (Hernández, Fernández y Baptista, 2010).
Diseño: El diseño que orientó la investigación fue el no experimental transversal o también conocido como diseño ex post facto, es decir, el investigador no tuvo control sobre la variable “metas académicas”, ni tampoco conformó los grupos de estudio, es decir, solo se recolectó la información en un solo momento del tiempo (Briones, 1996 y Ñaupas, Mejía, Novoa y Villagómez, 2014).
Instrumento: Como técnica de recogida de datos, se utilizó la Escala de Metas Académicas adaptada por Pérez, Díaz, González, Núñez, y Rosario (2009) que consta de 20 ítems a través de los cuales se evaluaron tres tipos de metas (ver tabla 1); Metas de aprendizaje (con 8 ítems), metas de logro (con 6 ítems) y metas de refuerzo social (con 6 ítems). Dicho instrumento se contesta bajo una escala Likert, con recorrido de 1 (Totalmente en desacuerdo) a 5 (Totalmente de acuerdo) y que para esta investigación se encontró una confiabilidad de α= 0.83.
Tabla 1. Composición de la Escala de Metas Académicas
Metas académicas | Descripción | Ítems |
Metas de aprendizaje | Las preguntas dan cuenta de si el interés de los alumnos versa en resolver problemas, si les gusta utilizar y poner en práctica sus conocimientos, si son curiosos, si les gusta sentirse desafiados con tareas difíciles o si se sienten bien cuando superan obstáculos y fracasos. | Del 1 al 8. |
Metas de refuerzo social | Corresponde a preguntas donde el alumno manifestará su interés en la búsqueda de ser elogiado por sus padres y maestros, valorados por sus compañeros o si lo que les importa es que la gente vea lo “inteligente” que es para evitar burlas y críticas. | Del 9 al 14. |
Metas de logro | Se considera si el alumno busca solamente tener buenas notas (calificaciones), terminar la carrera, conseguir un buen trabajo o no fracasar en los exámenes finales. | Del 15 al 20. |
Muestra: Participaron estudiantes inscritos en el tercer, sexto y noveno cuatrimestre únicamente de la licenciatura en Pedagogía de la Universidad Tecnológica Internacional, Campus Apaxco (sector privado), situada al norte del Edo. de México, su edad osciló entre 18 a 37 años (la media fue de 20.6 años), quedó constituida por 100 universitarios, de los cuales fueron 93 mujeres y 7 hombres, la cual es proporcional a la población estudiantil de tal carrera profesional.
Procedimiento: Se revisó la teoría existente en cuanto a las variables propias del estudio, se aplicó el instrumento a la muestra seleccionada manteniendo la confidencialidad de los sujetos, se organizaron y codificaron las respuestas obtenidas y se analizaron los datos cuantitativos.
Resultados
Una vez analizados los datos se enunciarán los hallazgos respecto a la pregunta de investigación planteada ¿Cuáles son las metas académicas de los jóvenes en formación universitaria privada?
Se encuentra que, el 32 % de las y los universitarios persiguen Metas de Aprendizaje, es decir: estudian la universidad porque les gusta el desafío que les plantean los problemas-tareas difíciles, también porque les gusta utilizar y aplicar sus conocimientos y conocer muchas cosas, a ellos les satisface y les interesa resolver problemas-tareas difíciles, les gusta ver su propio avance académico y se sienten bien cuando superan obstáculos o fracasos.
Por otra parte, solo el 6 % de las y los universitarios estudiados buscan un Refuerzo Social, por lo que para estos alumnos es importante ser valorados por sus amigos y compañeros, se esfuerzan por no ser criticados por sus profesores, estudian la universidad porque quieren ser elogiados por sus padres y profesores y para que la gente vea lo “inteligente” que son y quieren evitar la burla.
Finalmente, con un porcentaje importante se encuentra que, la Motivación de Logro es la meta principal del 62 % de los y las jóvenes universitarias, de tal forma que estos jóvenes estudian la universidad esperando terminar bien la carrera y obtener buenas notas para no fracasar en los exámenes, esperan con ello conseguir un buen trabajo en el futuro y lo importante para ellos es sentirse orgullosos de obtener buenas notas (calificaciones) para conseguir una buena posición social.
Conclusiones
Es evidente la preocupación que generan los hallazgos obtenidos, pues hace saber que en una mayoría de alumnos universitarios encuestados, su meta versa en el alcance únicamente del Logro, por lo que se centran más, como ya se dijo, en el resultado que en cómo se hace; en este caso, los errores son fracasos que afectan directamente a la valoración personal. Por tal razón, no buscan ayuda ni preguntan si es que tienen dudas ni tampoco se esfuerzan por aprender o comprender los temas dados en clase, de ahí que tampoco busquen las estrategias necesarias para alcanzar un aprendizaje significativo, sino que buscarán la forma (mañas) en cómo lograr una buena nota (calificación), pero sin el menor esfuerzo posible. Claro está que serán aquellos alumnos que le apuestan al aprendizaje memorístico, más allá de tratar de comprender y entender los contenidos, no participan activamente en clase, pero esperan ser reconocidos solo por estar presentes; en los exámenes querrán las famosas “guías” porque talvez no tienen apuntes de calidad, siempre considerarán las tareas y trabajos como un exceso y en el mejor de los casos, las entregarán de manera apenas suficiente, pero solo para cumplir, sin que signifique algún esfuerzo; esto invita a suponer que, en la educación a distancia, son quienes están conectados, pero ausentes de la clase.
Por otro lado, son pocos los alumnos que relacionan el esfuerzo con el resultado (Aprendizaje), es decir: que verdaderamente se esfuerzan para darle solución a sus tareas o trabajos, se mantendrán siempre activos en sus participaciones, demostrando que leyeron y que están verdaderamente comprendiendo los temas y contenidos, en la actual educación a distancia, podrían ser los que se hacen presentes siempre en las clases. Ponen atención en sus errores, los corrigen y aprenden de ellos, las tareas les representan un desafío y una oportunidad para aprender, planifican sus tiempos de entrega de trabajos, buscan complementar lo aprendido con lecturas que buscan por su cuenta, por lo que hay, en ellos, mayor autorregulación.
Mientras que solo algunos, si confían en su capacidad, se comprometerán al cumplimiento de la tarea con entusiasmo; por el contrario, si presentan poca confianza, evitarán desafíos y no intentarán afrontar retos para no quedar y verse mal ante los demás, esto les puede causar ansiedad y preocupación, les costará dirigir estrategias para aprender pues siempre dependerá del éxito o fracaso que ellos anticipen pues lo que buscan es no dañar su autoestima y prestigio, ya que su meta es ganar un Refuerzo Social.
Lo hallado anteriormente ayuda a entender otros estudios realizados con muestras similares, la relación que existe con el tipo de estrategias de trabajo autónomo que eligen los jóvenes universitarios, pues Monroy (2021) afirma que la mayoría de los alumnos se basan solo en los aspectos que el profesor de clase marca como importantes para exámenes y por último realizan una primera lectura rápida y después otra más detenida con una copia o transcripción de lo más relevante apostándole al aprendizaje memorístico. Muy pocos trabajan en la realización de esquemas, resúmenes, cuadros sinópticos de los contenidos de cada tema, no construyen síntesis de lo comprendido, no leen ni esquematizan los contenidos en el momento preciso. Lo anterior hace preguntarse si estas características son únicas de alumnos de universidades privadas o también corresponderán a los alumnos formados en el sector público, pues a veces los alumnos erróneamente llegan a creer que como pagan mensualmente sus colegiaturas también están pagando por buenas notas (calificaciones); sin embargo, es importante recordar que ambos sectores (privado y público) deben de trabajar a la par en garantizar educación superior de calidad (Serrano, 2008).
También será importante pensar si estos alumnos están alcanzando el perfil de egreso que marca su universidad para culminar su formación, es decir: si los conocimientos, habilidades y actitudes que están adquiriendo les permitirán actuar con profesionalismo en el enriquecimiento de la ciencia y el quehacer profesional; por otro lado, si la propia universidad privada está cumpliendo con su deber de pregonar el pensamiento crítico y la formación de investigadores y profesionistas.
Sin embargo, se dijo anteriormente que las metas de los alumnos universitarios se construyen por diferentes factores tales como las creencias, los afectos, sentimientos y atribuciones que en conjunto dirigirán las intenciones de la conducta ante las tareas de estudio y aprendizaje, por lo que esto hace relevante también la labor y el papel de los docentes, pues en educación superior suele haber dos tipos de profesores: el transmisor de información y el facilitador del aprendizaje, este último apoya a los estudiantes a aprender por sí mismos, los universitarios adquirirán una gran parte de la información pertinente a partir de textos escritos o de ejercicios, este tipo de profesor pasa una parte de su clase explicando y profundizando en los puntos oscuros de los libros de lectura obligatoria e ilustrando esos puntos por medio de ejemplos. El docente proporcionará a los jóvenes estudiantes variados ejercicios que tienen como finalidad facilitar la comprensión del material que deben aprender. Una parte de los exámenes versa sobre los textos de lectura obligatoria; pero sobre todo motiva y estimula a los universitarios desarrollando en ellos el sentido crítico (Brauer, 2013); por ello también la importancia del tipo de profesor que tienen los jóvenes universitarios, sobre todo en la actualidad en la que se vive, ya que hay poca interacción personal y el salón de clases es virtual. Lo relevante, entonces, se centra en buscar que los elementos que están involucrados en la formación universitaria privada, junto con las metas académicas de los alumnos, versen en el mismo sentido para alcanzar los objetivos de aprendizaje.
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