Las competencias informacionales y la evaluación de la docencia universitaria

DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2011.2.2.5

Information competencies and the university teaching evaluation

Judith Licea de Arenas
Facultad de Filosofía y Letras UNAM

José Antonio Gómez
Universidad de Murcia

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Contenido

 

Resumen

Las universidades tienen la responsabilidad de educar a sus estudiantes. Sin embargo, es un hecho que se evalúa principalmente la actividad investigadora del docente universitario, pero no tanto su docencia que incluye cuánto aprenden los estudiantes, si estarán en disposición de aplicar lo aprendido en un empleo, y si estarán formados para una vida profesional llena de cambios, de necesidades de aprendizaje permanente y de adquisición de nuevos conocimientos e información durante su vida. Los enfoques formativos de las universidades tienen que contemplar la posibilidad de incorporación de competencias de gestión y uso de la información, así como reconsiderar un mayor reconocimiento de la docencia, la adquisición de métodos pedagógicos activos y la participación de los bibliotecólogos en actividades de aprendizaje.

Palabras clave

Universidades; docencia; alfabetización informacional; estudiantes

Abstract

Universities have the responsibility to educate their students. However, there is evidence that the evaluation of university teachers is based mainly on their research activity rather than their teaching which includes taking into account how much do students learn, if they will be ready to apply what they have learnt in a job position or if they are qualified to face a professional life full of changes and also aware of continuing education and the acquisition of new knowledge and information throughout their life. Universities have to include competencies on information use and management, as well as to reconsider a better recognition of teaching, active pedagogical methods and the involvement of librarians in learning activities.

Keywords

Universities; teaching; information literacy; students

Introducción

¿Cuáles son las funciones de un profesor universitario? Un profesor tiene que hacer docencia, investigación y  extensión universitaria o difusión de la cultura. Su docencia, a nivel de licenciatura y posgrado tiene como propósito la formación de estudiantes; su investigación tiene como fin la contribución al conocimiento universal y sus actividades de extensión o difusión cultural tienden a demostrar no sólo su compromiso social sino también el de la universidad. Se dice que la evaluación es una industria del siglo XX fuertemente influenciada por la ideología de la meritocracia (Sutherland, 1996, 9-20)) y que pese a que forma parte de la vida cotidiana no se comprende con claridad, sus objetivos se confunden y las formas de hacerla no siempre son las más correctas (Goldstein,1996, ix)

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Pese a ello,  la mayoría de las veces la evaluación de los profesores se hace de acuerdo con la visión de los administradores de la educación que miden el desempeño de los profesores en la investigación dado que la cuantificación de los productos del quehacer científico representa una medida tangible y, supuestamente, libre de errores. Es verdad que los profesores deben publicar para hacer más eficiente su docencia, pero la cantidad de publicaciones o el uso que se hace de ellas no debe ser una excusa de los administradores para ejercer presiones a las instituciones y a los docentes, al mismo tiempo que se distorsiona el valor del proceso científico (Epstein et al., 2005).

Pero ¿Y la docencia tiene que evaluarse? ¿Cómo? ¿Por el número de cursos que imparte cada profesor? ¿Por el número de alumnos inscritos en sus asignaturas? ¿Por el número de estudiantes aprobados o suspendidos? Es decir, al evaluar a los profesores se omiten actividades cruciales a las cuales les dedican incontables horas, tales como las tutorías, la revisión de solicitudes de financiamiento, de tesis o de publicación, organización de reuniones, intercambio con colegas, preparación de los cursos o la colaboración, para centrarse en las publicaciones y citas recibidas (Assessing assessment, 2010), en el factor de impacto de las revistas en que publicaron y las cantidades recibidas de donaciones (Abbott et al., 2010).
¿Cuántas veces se evalúa a los profesores de acuerdo con los siguientes criterios?

  • ¿Opinión de los estudiantes?
  • ¿Qué tanto aprenden los estudiantes?
  • ¿Cuál es el desempeño del egresado?
  • ¿Las actividades de aprendizaje evidencian competencias informacionales?
  • ¿Cuántos estudiantes desarrollaron competencias informacionales?
  • ¿Los trabajos de titulación o de graduación, es decir, las tesis o las tesinas asesoradas cumplen con estándares institucionales, nacionales o internacionales?
  • ¿Fueron los estudiantes formados para la vida?

Las instituciones del orbe se comparan desde el punto de vista de la investigación, restándole importancia a la docencia, prueba de ella son los rankings internacionales de universidades:

  • Academic Ranking of World Universities: número de exalumnos, profesores que han obtenido el Premio Nobel o Medallas Fields, investigadores altamente citados, número de artículos en Science y en Nature, número de artículos en SCI Expanded y Social Sciences Citation Index, desempeño con respecto al tamaño de la institución.
  • SCImago Institutions Ranking: número de publicaciones (artículos, libros y actas de congresos) y de citas incluidas en Scopus.
  • World University Rankings: comentarios de pares, comentarios de empleadores, proporción de profesores/estudiantes, citas por profesor; profesores y estudiantes del exterior.

Desde el punto de vista del docente, ver su nombre impreso en una publicación es una recompensa al esfuerzo, pero también lo es aceptar una tesis, estar como integrante del jurado de una tesis de doctorado, ayudar al alumno desorientado o aprobar o a un alumno en el primer año de sus estudios de licenciatura.

Si el docente se convierte en investigador, investigando, el profesor tiene que formarse durante años para ejercer la docencia, muchas veces sin que la formación sea completa. Muestra de ello son los rumores que sobre el cuerpo docente circulan entre los alumnos. La docencia, sin embargo, está llena de aristas.

Actualmente coexisten dos estilos de docencia, uno que podría llamarse tradicional y el otro, el  innovador. Sus principales características se dan a continuación:

DOCENCIA TRADICIONAL DOCENCIA INNOVADORA
Desconocimiento de técnicas educativas Conocimiento de técnicas educativas innovadoras
Uso excesivo del gis y el pizarrón Discusión grupal
Uso de las clases orales Investigación
Utilización de libros de texto como material de apoyo Uso de información vigente y relevante
Falta de relación con el entorno Vinculación con la realidad
Indiferencia a cómo aprende el alumno Conocimiento de lo que el alumno debe conocer
Fomento al individualismo Fomento a la socialización
Desconocimiento de los recursos de información Conocimiento de los recursos de información
Ausencia en los cursos del desarrollo de competencias informacionales Desarrollo de competencias informacionales
Incomunicación con los bibliotecólogos/bibliotecarios de la universidad Colaboración con los bibliotecólogos/bibliotecarios de la universidad
El docente es la autoridad en el aula El docente es el monitor

En las universidades y fuera de ellas aún se dice que el docente transmite sus conocimientos al alumnado, por tanto,  convendría revisar la visión de las universidades en relación con los recursos humanos que se comprometen a formar: egresados críticos y comprometidos socialmente o egresados dispuestos a continuar a pie juntillas con el statu quo.

Las diferentes escuelas del aprendizaje tienen características propias que no necesariamente las hacen todas buenas o todas malas. Por tanto, el profesor tendrá que preguntarse cómo y cuándo se da el aprendizaje y  cómo se puede comprobar que hubo aprendizaje si el estudiante está motivado por una recompensa, está listo para aprender o bien o el aprendizaje se sitúa en contexto. Las técnicas de enseñanza participativa seguramente serán más eficientes que las conferencias donde sólo se estimula la pasividad de los aprendices. Aún más, el conocimiento de las que han mostrado mayor efectividad contribuiría a una alfabetización informacional  más eficiente.

Los profesores y los estudiantes

Los profesores y los estudiantes universitarios han sido objeto de estudio frecuente en aquellos países que disponen de una infraestructura de información que hace necesario averiguar, entre otras cosas, el costo-beneficio. Sin embargo, países en donde los modelos tradicionales de educación se han apoyado en la cátedra magistral del profesor, en el gis y en el pizarrón, en antiguos libros de texto, amén de carecer de recursos para incorporarse plenamente a la tecnología de información, han soslayado la relevancia de la alfabetización informacional, o sea, la formación para la vida.

El conocimiento acerca de cómo se aprende debe ser motivo de atención hoy en día tanto por parte de los administradores de la cultura, de la educación superior y de la ciencia como de los profesores e incluso de los bibliotecólogos, en función del compromiso que tienen de participar en la formación de los educandos la cual presupone que para que se cuente con universitarios comprometidos socialmente, éstos debieron educarse previamente a través de la información, si bien es cierto que es frecuente que los estudiantes universitarios reciban gran cantidad de información o desinformación a través de revistas populares, la televisión, diarios o redes de computadoras. La decisión acerca de lo que es confiable, aplicable y útil representa para ellos una decisión difícil que, incluso, ni se piensa. La información que reciben toma la forma de un artículo científico publicado en una revista prestigiosa, comunicaciones orales, vendedores o charlatanes. La información confiable ha sido sometida a editores científicos, a la revisión por pares, mientras que la otra información a menudo desconcierta hasta al más astuto lector.

Los estudiantes y los profesores

La necesidad de que los estudiantes universitarios sean usuarios de la información no es nueva, A lo largo de los años se han señalado diferentes estrategias para que los estudiantes adquieran competencias informacionales, sin embargo, todavía no hay una que predomine.

De acuerdo con lo anterior, parecería que el binomio profesor-bibliotecólogo se adecua a la mayoría de universidades dado que se trata de vincular a profesionales con diferentes competencias con una meta: la formación de los estudiantes para la vida.

¿En qué momento un profesor va a enseñar a sus alumnos el alcance de la alfabetización informacional? ¿Cómo debe darse el aprendizaje natural de la misma?¿Cuándo el educando inicie el curso y comience a revisar el programa de la asignatura? ¿Cuándo el alumno tenga que entregar un trabajo? ¿Cuando tenga que elaborar su tesis o tesina? No se pretende que el profesor sea el responsable de las carencias de los estudiantes, dado que ellos llegan, idealmente, a la universidad multialfabetizados: alfabetización cultural (lectura, escritura, operaciones básicas), alfabetización audiovisual y tecnológica – al formar parte de la generación de la red-. Sin embargo, la alfabetización digital, en gran medida se desarrolla cuando los alumnos se encuentran en la universidad; ésta y las otras alfabetizaciones, cuando se integran, contribuyen a la alfabetización informacional en la universidad.

El primer documento al que un estudiante de recién ingreso tiene acceso es el programa de las asignaturas que cursa producido por su o sus profesores. ¿Qué tan bien están elaborados esos programas? ¿Pueden ser ejemplo de documentos libres de errores? ¿Las competencias enunciadas en ellas ya abandonaron la antigua taxonomía conocida como la taxonomía de Bloom donde  algunas de las competencias quedan en el    nivel de conocimientos, es decir, el primero, sin llegar al último, o sea el de la  evaluación. Un programa de una asignatura correctamente elaborado puede marcar el inicio de la alfabetización informacional de los educandos si se les dirige a la literatura más relevante, pertinente y vigente. De esta manera,  de forma implícita, se orientará  al estudiante hacia la adquisición de competencias informacionales.

Independientemente de cómo se organice cada uno de los cursos, deben identificarse en el curriculum las unidades que integren los contenidos y las competencias informacionales . Por ejemplo,  (Eisenberg, 2008):

  • Unidades o temas que estén dirigidos hacia la elaboración de un reporte de investigación teórico o empírico que demuestre el acopio, evaluación y uso ético de la información,  modalidad que sustituye al test o examen.

Lo anterior no presupone una revisión del curriculum o una mayor carga académica u horaria para el estudiante o el profesor donde el primero tiene que responder ante un estímulo externo. Se trataría de una educación integral que favorecería el proceso de investigación en su conjunto y no de la exposición de una serie de habilidades  inconexas (Webber & Johnston, 2000)) donde el profesor, independientemente de la calidad de los reportes de investigación teóricos o empíricos,  mediría el aprendizaje del estudiante de acuerdo con el modelo denominado “los siete pilares de la alfabetización informacional” (Task Force on Information Skills, 1999):

  • Reconocer que la información es necesaria para la solución de un problema
  • Analizar las estrategias para abordar el problema
  • Estudiar las estrategias para localizar la información
  • Localizar y acopiar la información
  • Comparar y evaluar la información
  • Organizar, aplicar y comunicar
  • Sintetizar y crear

La inclusión de actividades de aprendizaje relacionadas con la alfabetización informacional favorecería la educación integral del educando al mismo tiempo que el profesor contribuiría a la construcción de las competencias informacionales de sus estudiantes. Por medio de la solución de problemas el alumnado aprenderá a solucionarlos pero, más que nada, seguirá el método de investigación científica y aplicará las habilidades informacionales que se encuentran imbricadas en el proceso de investigación mismo (Shenton & Fitzgibbons, 2010).

Se ha encontrado que los estudiantes desconocen la existencia de recursos de información impresos o electrónicos, que son acríticos usuarios de la Wikipedia, el Rincón del Vago o de cualquier sitio disponible en la Internet. Además de las prácticas anteriores, los bibliotecarios universitarios españoles informan que los estudiantes de grado y posgrado tienen las siguientes debilidades (Universidad de Sevilla):

  • No saben buscar en el catálogo
  • No conocen cómo usar los recursos de información
  • No dominan las posibilidades de los sistemas de búsqueda avanzada
  • No saben interpretar la referencia de un artículo de revista
  • Desconocen cómo interrogar una base de datos o evaluar la calidad de los sitios web
  • Siguen los dossieres electrónicos de sus profesores, que son determinantes como puente o como enlace del uso de la información que hacen
  • La reelaboración de la información es pobre
  • Los procesos de escritura para diferentes contextos y tipos de trabajos no se dominan
  • Hay abuso de la mera copia de información
  • No se reflexiona sobre la organización de la información
  • Se desconocen las formas éticas de reproducción y cita.

Lo grave es que algunos de esos estudiantes llegarán a ser profesores universitarios . . . y con las mismas deficiencias que cuando fueron estudiantes.

La elaboración de los proyectos de tesis o tesinas, o las tesis de doctorado frecuentemente reflejan las carencias de competencias informacionales de los estudiantes. El acercamiento tardío a la información impide fluidez en el desarrollo del proyecto de investigación. Por tanto, el reto que tienen los profesores es lograr que sus estudiantes combinen el proceso de la investigación científica, el método bibliográfico y el método del discurso científico.

Los profesores por su parte, en virtud de la aparición de nuevos sistemas de búsqueda, de cambios en la forma en que se comunica el conocimiento y el crecimiento de las redes sociales también sufre con los cambios que, en ocasiones, son lentos de adoptar (Gómez Hernández). El modificar la forma de conducirse en las aulas no es tarea fácil puesto que se tiene que tener la disposición para ello, además de reaprender e, incluso, de desaprender lo ya conocido; no basta con tener un nombramiento de profesor, hay que sabérselo ganar aprendiendo diariamente del trato con colegas y amigos pero, principalmente, leyendo e investigando. Sin embargo, los esfuerzos de los profesores, en ocasiones, reciben reconocimiento de sus alumnos, motivándolos,  pero en otras, críticas sobre su desinterés en su función.

La evaluación por los alumnos se relaciona con lo anterior e incluye la mayoría de las veces: la disponibilidad del programa del curso, claridad en la misma, cumplimiento por parte del profesor de que se alcanzaron los objetivos o las competencias propuestas, independientemente de su responsabilidad frente al grupo. Los resultados sirven a la institución para la promoción de los profesores o la asignación de estímulos económicos.

Los profesores y los bibliotecólogos

La relación entre los profesores y los bibliotecólogos  no siempre ha sido y es tersa, si bien se han identificado algunas formas de mejorar las relaciones entre ambos, a saber (Given & Julien, 2005):

  • Estar conscientes que los profesores son seres humanos y no todos son arrogantes,
  • No asumir que los profesores no están interesados en la alfabetización informacional
  • Buscar la forma de alcanzar  la confianza de los académicos
  • Advertir que los profesores pudieron no alfabetizarse en información en sus tiempos de estudiantes, pero que han desarrollado formas de allegarse información que les funcionan
  • Reconocer que los profesores pueden convertirse en usuarios eficientes de la información

Los bibliotecólogos tienen que esforzarse por comprender los celos de los profesores, pero, éstos tienen, a su vez, que flexibilizar su relación con los bibliotecólogos aceptándolos como iguales. De esta manera, junto con los estudiantes se conformarán las universidades alfabetizadas informacionalmente (Webber, 2006).

Conclusión

La calidad de la docencia de un profesor dependerá de su capacidad para incorporar a su práctica docente innovaciones que conduzcan a los estudiantes,  por medio de la alfabetización informacional, a la formación para la vida.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • Abbott,  A., Cyranoski, D., Jones, N., Maher, B., Schiermeier. Q., Van Noorden, R. (2010): “Metrics: Do metrics matter?”,  Nature, Vol. 465, Núm. 7300; p: 860-862.
  • “Assessing assessment”. (2010), Nature, Vol. 465, Núm.  7300; p: 845.
  • Eisenberg, M.B. (2008): “Information literacy: essential skills for the information age”, DESIDOC Journal of Library & Information Technology, Vol. 28; p. 39-47.
  • Epstein, D., Kenway, J., Boden, R. (2005): Writing for publication. Sage, Los Angeles.
  • Given, L.M., Julien, H. (2005): “Finding common ground: An analysis of librarians´ expressed attitudes towards faculty”, The Reference Librarian, Vol. 43; p. 25-38.
  • Goldstein, H., Lewis, T. (1996): “Preface”. En Assessment: problems, developments and statistical issues. John Wiley, Chichester. p. ix.
  • Gómez Hernández, J.A. “Las bibliotecas universitarias y el desarrollo de las competencias informacionales en los profesores y los estudiantes”. En prensa.
  • Shenton, A.K., Fitzgibbons, M. (2010): “Making information literacy relevant”, Library Review , Vol. 59; p. 165-174.
  • Sutherland, G. (1996): “Assessment: some historical perspectives”. En Assessment: problems, developments and statistical issues.  John Wiley, Chichester.  p. 9-20.
  • Task Force on Information Skills. (1999): Information skills in higher education, SCONUL, London.
  • Universidad de Sevilla. Biblioteca. Las competencias informacionales (CI) en las titulaciones de grado y postgrado de la Universidad de Sevilla. Propuesta de integración. [Consultado: junio 5, 2010]. Disponible:http://formacionbus.pbworks.com/f7propuesta%2Integracion%2BALFIN%2Ben%2BTitulaciones-1.doc
  • Webber, S. (2006): “Information literacy in higher education”. En Informacijska Pismenost med teorijo in prakso: vloga visokosolskih in specialnih knjiznik: Zbomik prispevkov. ZBDS, Ljubljana. p. 9-20.
  • Webber, S., Johnston, B. (2000): “Conceptions of information literacy: new perspectives and implications”, Journal of Information Science, Vol. 26; p. 381-397.

Author: RUDICS

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