Una mirada al estudio de la formación de bibliotecólogos en América Latina y el Caribe

DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2019.10.18.4

LIS education in Latin America and the Caribbean at a glance

Judith Licea de Arenas

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, CDMX

jlicea@unam.mx

Eric M. González Nando

Instituto de Matemáticas, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, CDMX

eric@matem.unam.mx

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RESUMEN

Podemos afirmar que todos los países del orbe necesitan de un número suficiente de profesionales de la información para contribuir a su desarrollo, sin embargo, tal percepción es todavía una utopía en los países del subcontinente americano y si bien los programas de formación de bibliotecólogos surgen en los albores del siglo XX su aparición y consolidación ha sido lenta y desigual: hay países sin estudios en la especialidad y países donde las prácticas educativas se centran en los profesores en el aula, donde no se combina la práctica docente con el uso de información y donde se continúa la preparación de personal para el trabajo rutinario. Por tanto ¿la formación de bibliotecólogos ha estado relacionada con las áreas prioritarias de las naciones de la región: educación, alimentación, salud, ciencia, comunicaciones, tecnología, innovación y transporte? Lo anterior presupone una educación ad hoc para los requerimientos sociales, es decir, los bibliotecólogos deberán aprender a resolver problemas, a trabajar en grupo, a investigar, a comunicarse oralmente y por escrito, a mostrar compromiso social, a ser activos en su comunidad y a actuar con ética.

Palabras clave: América Latina; bibliotecólogos; educación en bibliotecología

ABSTRACT

It has been argued that all countries of the world need information professionals to contribute to their development, however, this perception is still a utopia in the Latin America and Caribbean region. While LIS education programmes started in the early twentieth century, their emergence and consolidation has been slow and uneven: there are countries without programmes and countries where education is focused on outdated teaching practices, where education is not combined with the use of information and where the training of personnel continues for routine work. So has the training of librarians been linked to the priority areas of the region, such as education, food, health, science, communications, technology, innovation and transportation? This presupposes an ad hoc education for social requirements, ie, librarians must learn to solve problems, to work together, to carry out research, to communicate orally and in writing, to show social commitment, to participate in their community activities and act ethically.

Keywords: Latin America LIS education; librarians

INTRODUCCIÓN

Los países y regiones de América Latina y el Caribe, o sea el subcontinente americano, no solo son estados multiculturales sino también heterogéneos; se habla, además del español, el portugués, el francés y el inglés, así como idiomas y lenguas originarias. Su población es numerosa y el grado de desarrollo, no solo económico sino también cultural es variable.

La historia de América Latina y el Caribe no es reciente, sino que se remonta a varios siglos atrás; sus habitantes legaron grandes obras, muchas de las cuales han llegado hasta nuestros días en forma de antiguas ciudades, vestigios arqueológicos o códices, no obstante, la historia de las bibliotecas se inicia, propiamente, cuando comienza el intercambio con el mundo occidental en el cual tuvieron papel preponderante la espada y la cruz. De esta manera, a lo largo de los siglos se recabó información para llevarla al viejo continente, muestra de ello fueron, durante el siglo XVI, las siguientes empresas culturales que permiten el conocimiento de la medicina indígena de las tierras recién conquistadas:

Francisco Hernández. Cuatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas y animales.

Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de Nueva España . . .

Martín de la Cruz. Libellus de medicinalibus indorum herbis. . .

Asimismo se crean instituciones que tienen como fin el conocimiento y explotación de los recursos naturales, por ejemplo, el Real Seminario de Minería en México o se organizan expediciones para colectar especímenes nativos como los de fines del siglo XIX cuando Gran Bretaña acopia semillas que fueron depositadas y estudiadas en los Royal Botanic Gardens en Kew para redistribuirlas en las colonias del imperio (Vessuri, 2006).

Es en el siglo XX cuando, consecuencia de las décadas del desarrollo y de la política científica, así como de la diplomacia con la presencia de la Alianza Francesa, el Instituto Francés de la América Latina, el British Council, las Fundaciones Ford, W.K. Kellogg, Rockefeller o los organismos internacionales tales como la Unesco y la FAO, da comienzo, de manera organizada, la migración de estudiantes para realizar estudios en el extranjero –apoyados, de acuerdo con Johnson, 2008) por países con los que se tenían lazos históricos y lingüísticos-, si bien, en el periodo colonial surgen las librerías de los claustros religiosos y las bibliotecas universitarias, después hacen su aparición las bibliotecas nacionales y, más que nada, el trabajo bibliográfico, no sólo estimulado por la convocatoria de la Primera Junta Internacional de Bibliografía Científica que se realizó en Londres el año de 1896, donde destacan hombres de ciencia y de bibliografía (Perales Ojeda, 2002).

A partir de la segunda mitad del siglo pasado la bibliotecología en la región comienza a dejar su infancia, cuando las guerras de independencia, las revueltas internas o las invasiones ya habían quedado atrás aun cuando algunos países todavía tendrían que vivir las consecuencias de dictaduras y de conflictos armados. Para comprender lo anterior, sin embargo, es preciso advertir que la francofilia, el positivismo de Auguste Comte que justificaba “científicamente” las desigualdades sociales de los países, permitió en el siglo XIX el afrancesamiento de la educación en algunas disciplinas (Cotter &Osborne, 1996). Asimismo, que en el siglo XX la bibliotecología era considerada una práctica artesanal, que no necesitaba de una formación para desempeñarse en ella (Gropp, 1948), sin embargo, la educación en bibliotecología empezó a experimentar una estadounidización que se plasma en planes de estudio, en la literatura especializada diseminada en la región, así como en las técnicas bibliotecarias ¿cómo se dio dicha estadounidización? ¿quiénes intervinieron para que se iniciara? ¿cuál fue el papel de los organismos internacionales? ¿se debió a la inmigración? No obstante, las recomendaciones del reporte Williamson (1923) o no se conocían o no fueron tomadas en cuenta.

Los planes de estudio de las universidades norteamericanas de Chicago, Case Western y Columbia fueron, posiblemente, los modelos más utilizados por los programas de bibliotecología de la región establecidos hace más de 60 años para formar, a nivel de licenciatura, a bibliotecólogos generales, orientación que continúa hoy en día, si bien también ha surgido en algunos países la formación de posgraduados, primero de maestros y luego de doctores, es decir, la educación de bibliotecólogos en la región asemeja una pirámide, donde en la base se encuentra la licenciatura y en la cúspide los estudios de doctorado.

En relación con la intervención externa en asuntos de formación nacional de bibliotecólogos ¿por qué la Organización de los Estados Americanos no promovió la formación profesional de bibliotecólogos en todos los países de la región, sino sólo la capacitación de personal en servicio? ¿fue una decisión de algún funcionario o una política del organismo para mantener el statu quo de nuestros países pese a que eran tierra fértil para iniciarlos? ¿por qué sólo se seleccionaron algunas escuelas norteamericanas cuando los latinoamericanos eran becados para estudiar en Estados Unidos y por qué sólo ciertos profesionales de ese país vinieron al sur? Wilson & Shepard (1977) mencionan que la OEA dio asistencia a las escuelas de bibliotecología en lo relativo a desarrollo curricular, personal y materiales útiles a los siguientes países: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, Jamaica, México, Paraguay, Perú, Puerto Rico y Venezuela, además de Colombia.

La presencia de la literatura especializada fue amplia: se usan las obras de Sears, Shores, Tauber, Winchell, Mann, Keys, Butler, Danton, Hines o las obras de consulta desde diccionarios y enciclopedias hasta el Reader’s Guide, las reglas de catalogación de la ALA y la Biblioteca Vaticana primero y después las RCAA y hoy las RDA, los sistemas de clasificación de Dewey y Library of Congress, las tablas de Cutter, MARC y las publicaciones de la Organización de los Estados Americanos (OEA), amén de los textos de Gaston Litton publicados por la casa Bowker en Argentina y difundidos por medio de las embajadas de Estados Unidos. Al respecto se dijo en su momento que en algunos casos la transferencia, adaptación, adopción o imitación en la región se hizo con prontitud.

Hoy en día, sin embargo, ya no hay evidencia de maridaje con la literatura, principalmente en inglés; antes no había estudiante de bibliotecología que no supiera de la obra de Wilson, Lyle, Line o Taylor, para no mencionar sino a cuatro autores; los alumnos actuales no conocen a autores como Cronin, Gorman, Tenopir o Garfield, por ejemplo, lo cual lleva a suponer que, además de no tener habilidad lingüística: comprensión lectora, auditiva, oral y escrita, por lo menos la comprensión lectora sí deberían poseerla todos los alumnos al comenzar sus estudios universitarios (Shepard, 1967). Hoy en día se centra a los estudiantes en la literatura en español o en portugués y, consecuentemente, están alejados de lo que se produce en los países hegemónicos. Por tanto, es pertinente recordar que Sabor, (1977) mencionó en 1977 que uno de los problemas de la profesión era la falta de revistas y otros materiales, situación que continuaba, según ella, quince años después, pero agregó que también había carencia de revistas en español y portugués (Sabor, 1992). Desde el punto de vista de la formación de bibliotecólogos ¿qué deben leer los estudiantes? ¿su visión debe ser limitada o abierta al mundo?

El estudio de la inmigración de bibliotecarios o bibliotecólogos al subcontinente americano es una asignatura pendiente, pese a que se reconoce que ha habido oleadas de inmigrantes que han obedecido a la teoría del push-pull, donde la decisión de trasladarse de un país a otro se debe a factores positivos (pull) y negativos (push) que tienen que ver con la falta de empleos o razones políticas: la italiana, alemana, española y portuguesa, la sudamericana (1973-1977), la de Europa del este (1990-2000) y, la última, que corresponde a la de personal calificado dispuesto a competir con los nacionales (Oleadas, 2011).

Hay evidencias de la inmigración italiana a tierras americanas –Argentina, Brasil y Uruguay- y de la española en la que cerca de 25,000 españoles escogieron a México como destino ¿pero por qué no es muy amplia su presencia en la bibliotecología y aún más, por qué la docencia no fue una de las prioridades? En la oleada española estuvieron, entre otros, José Ignacio Mantecón Navasal, María Isabel Méndez Domínguez, Juan Almela Meliá, Agustín Millares Carlo, Agustín Hernández Puiki, Concha Muedra que emigran a México (San Segundo, 2007) y Luis Florén que llega a Colombia y República Dominicana. Al aplicar la teoría pull –factores atractivos de nuestra región, encontramos que viajaron por el mundo de América Arthur E. Gropp, William Vernon Jackson, Toni de Gerez, Robert Abbel, Violeta Angulo, Gaston Litton -fundador de bibliotecas y de programas de bibliotecología en el subcontinente-, Lester Asheim, Rudoph Gjelsness, Marion Kidder. Asimismo, profesionales de la región emigraron temporal o permanentemente a otros países: Carmen Rovira, Carlos Víctor Penna, Josefa Sabor, Celia Ribeiro Zaher, pese a que la movilidad en la bibliotecología de la región no ha sido práctica común.

     1. El entorno

A lo largo de los años la formación de bibliotecólogos ha sido azarosa: se inicia a principios del siglo XX y se adscribe a ministerios de educación, museos o a universidades. En el caso de estas últimas, algunas veces es parte de alguna escuela o facultad universitaria, en otras, es una entidad universitaria denominada escuela y aun facultad. Pese a lo anterior, el número de programas en la región es reducido si se toma en cuenta la extensión territorial y la población, sin embargo, en algunos países ya llegan a más de medio siglo de vida, si bien aún luchan por tener un status no sólo dentro de las instituciones donde se imparten sino fuera de ellas y adquirir, de esta manera una identidad para poder reproducirla lo cual ha llevado no a hablar de una internacionalización sino de una bibliotecología nacional que quizá es más que nada local. También están en busca de identidades y derroteros, muestra de ello es que “. . . las escuelas de bibliotecología están ofreciendo nuevas titulaciones y cambiando sus denominaciones” (Wallace, 2002), así como la diversidad de nombres con los que se identifica a los profesionales tanto en el medio como fuera de él. (Fig. 1-2).

Fig. 1. Nomenclatura de los estudios de licenciatura. Fuente: IFLA. World guide to library, archive and information science education. München: Saur; 2007.

Fig. 2. Una profesión, diferentes denominaciones dentro y fuera del medio.

¿Cuál es la orientación actual de los estudios si se toma en cuenta la población de los países y territorios, así como su condición económica de acuerdo con el índice de desarrollo humano, o bien la concentración de la riqueza en pocas manos? ¿cuántos programas se orientan al conocimiento del estado en que se encuentran dichos países y territorios? A manera de ejemplo, es conveniente recordar que existen escuelas de veterinaria que han eliminado el estudio de las pequeñas especies, es decir, de los perros y los gatos, y se han enfocado hacia las especies productoras de alimento de origen animal ¿podría hacerse algo así en el caso de la educación en bibliotecología, orientarse hacia los excluidos, es decir, los marginados? o bien ¿debe volverse hacia los orígenes para poder actuar?

En los últimos años las universidades de la región han abierto licenciaturas novedosas tales como ecología, bioquímica diagnóstica, ciencia forense, desarrollo comunitario para el envejecimiento, ciencias ambientales, literatura intercultural y geohistoria que tienen como propósito contribuir a la solución de sus problemas de estudio; fuera de América Latina y el Caribe se estudia diseño de ropa interior o administración de equipos de futbol ¿qué va a suceder con las licenciaturas que tienen un enfoque sui generis y sólo tienen una demanda de cinco alumnos? ¿su cierre es inminente por inoperantes?

La misión de la licenciatura en bibliotecología que se imparte en la Universidad de Costa Rica (ebci.ucr.ac.cr) es la siguiente:

“. . la formación de profesionales integrales, capaces de gestionar información y mediar entre ésta y el usuario, con el fin de promover su acceso democrático y contribuir con el mejoramiento de la calidad de vida en la sociedad.”

De esta manera, es necesario “conocer la realidad nacional en aspectos socioeconómicos y políticos” para alcanzar el objetivo de formar profesionales capaces de dirigir adecuadamente bibliotecas, centros de documentación y otras unidades de información.

¿Es eso lo que necesitamos o bien, debemos mantenernos asépticos, encerrados en nuestras torres de marfil? La Organización de los Estados Americanos (OEA, 2017) agrupa a 35 estados miembros, con poblaciones variables: de menos de un millón de habitantes a más de 200, de acuerdo con el Banco Mundia, 2017). Los estados miembros se encuentran en los segmentos de desarrollo humano alto, medio y bajo, donde Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Chile, Costa Rica, Cuba, México, Panamá, Trinidad y Tobago, Uruguay y República Bolivariana de Venezuela son estados con desarrollo humano alto, mientras que Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Dominica, Ecuador, El Salvador, Grenada, Guatemala, Guayana, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Surinam son estados con desarrollo humano medio; Haití se encuentra entre los de desarrollo bajo (Naciones Unidas, 2017). Cabe recordar que el Índice de Desarrollo Humano (IDH) se construye tomando en consideración la esperanza de vida, la escolaridad en años y el ingreso nacional bruto per cápita y que el IDH de Noruega es de 0.949. Asimismo, para el Banco Mundial (2017) el porcentaje de la población en pobreza, con un ingreso diario de 1.90 dls por persona, es elevado (Cuadro 1).

Por otra parte, son tres los países de la región representados entre los 100 primeros lugares en la lista Forbes (2018): Brasil, México y Chile y cinco billonarios (Cuadro 2):

Cuadro 1. Población, IDH y % de la población de los países miembros de la Organización de los Estados Americanos que vive con 1.90 dls al día

PaísPoblación

2015
IDH

2015
% Habitantes en pobreza
Argentina43.40.8361.7 (2014)
Belice0.40.71513.9 (1999)
Bolivia10.70.6626.8 (2014)
Brasil207.80.7553.7 (2014)
Chile17.90.832.9 (2013)
Colombia48.20.725.7 (2014)
Costa Rica4.80.7661.6 (2014)
Cuba0.769
Ecuador16.10.7323.8 (2014)
El Salvador6.10.6663 (2014)
Guatemala16.30.6279.3 (2014)
Guyana0.80.63614 (1998)
Haití10.70.48353.9 (2012)
Honduras8.50.60616 (2014)
Jamaica2.70.7191.7 (2004)
México127.00.7563 (2014)
Nicaragua6.10.6316.2 (2014)
Panamá3.90.783.8 (2014)
Paraguay6.60.6792.8 (2014)
Perú31.40.7343.1 (2014)
Rep Dominicana10.50.7152.3 (2013)
Santa Lucía0.20.72935.8 (1995)
Suriname0.50.71423.4 (1992)
Trinidad y Tobago1.40.7723.4 (1992)
Uruguay3.40.793.3 (2014)
Venezuela31.10.7629.2 (2006)

Cuadro 2. Billonarios latinoamericanos en los 100 primeros lugares de la lista Forbes

No. en listaNombrePaís
7Carlos Slim HelúMéxico
29Jorge Paulo LemannBrasil
36Joseph ZafraBrasil
72Germán Larrea MotaMéxico
80Iris FontbonaChile

Los datos anteriores muestran los contrastes de la región: habitantes en el nivel de pobreza o de desarrollo humano bajo que coexisten al lado de hombres y mujeres incluidos en la lista de los más ricos del mundo.

     2. La formación

Los programas de bibliotecología de la región han enfatizado, quizá desde sus inicios, el desarrollo de habilidades para realizar una tarea, lo que nos lleva a hacer una analogía entre el énfasis que todavía se le da al desarrollo de las habilidades y el arte de tocar las castañuelas, o sea, “se pueden tocas las castañuelas o no tocarlas, pero, si se tocan, deben tocarse bien” (Florencio, 1792). Lankes (2011) en su definición de bibliotecología señala que ésta no es cómo hacemos las cosas sino porqué las hacemos, lo cual, hablando de la formación de bibliotecólogos constituye una innovación. Por ejemplo, en los primeros cursos informales que se abren en México, antecedentes del programa que inicia el año de 1945, las asignaturas que se cursaban en 1916 eran las siguientes: Clasificación de bibliotecas y archivos, Organización de bibliotecas y archivo, Catalografía, Conferencias de bibliología, Traducción del latín, Traducción del francés y Traducción del inglés. Ese mismo año se abre otro plan de estudios con los siguientes cursos: Bibliografía, Biblioteconomía, Catalografía, Curso de Latín, francés, Conferencias de Bibliografía, Academias de catalografía y bibliografía, Paleografía e Inglés. Amén de la escasa escolaridad que se pedía para el ingreso, es obvio el énfasis en el desarrollo de habilidades, mas no en el razonamiento.

Queda, sin embargo, analizar no sólo los planes de estudio sino también cada uno de los programas que han estado y están vigentes de acuerdo con las siguientes cuatro listas: Penna (1965), ALEBCI (Licea de Arenas, 1976), IFLA (2007) y EDICIC (2008) (Cuadro 3). La diferencia numérica entre las listas evidencia que en realidad se desconoce cuántos programas de formación de bibliotecólogos existen en la región. En cuanto a la fecha de inicio de dichos programas, falta averiguar si se trata del establecimiento de programas formales universitarios que funcionan en una entidad académica independiente, están adscritos a una escuela o facultad, o sólo de cursillos de capacitación, tendencia que aún persiste en la región, algunas veces propiciada por la decisión de algún funcionario gubernamental de alto nivel.

Cuadro 3. Número de programas de bibliotecología en la región y fecha de establecimiento del primer programa

PaísPrimer

Programa
Penna

1963
ALEBCI

1976
IFLA

2007
EDICIC

2016
Argentina19031013187
Bolivia1949131
Brasil191010214835
Chile19491442
Colombia19571354
Costa Rica1968122
Cuba19502131
Ecuador19521141
El Salvador1948121
Guatemala19481111
Honduras196211
Jamaica1971111
México194523136
Nicaragua20091
Panamá19411121
Paraguay1971111
Perú19431132
RDominicana1
Uruguay19451111
Venezuela19481222

De acuerdo con lo anterior, surgen las siguientes preguntas: ¿cuál es la misión de los programas que se imparten hoy en día? ¿existe alguna relación real con la sociedad a la que se deben o sólo hay evidencia en el papel? A continuación se proporciona la misión de tres instituciones en otros tantos países (Fig. 3); se trata de enunciados que salvo ligeros agregados son semejantes en todos los países de la región, en los que debería verse la educación de bibliotecólogos como el bien público que podría contribuir de alguna manera a la construcción de un mejor futuro para los pueblos de América Latina y el Caribe.

Fig. 3. Misión de tres programas de bibliotecología.

Fuentes: http://filo.uba.ar; http://www.udea.edu.co; http: colegio de bibliotecología.filos.unam.mx/

¿Para qué mercado de trabajo se prepara a los bibliotecólogos? ¿se les está educando para un mercado alternativo y ya no uno institucional? (Fig. 4) ¿qué es lo que se enseña para cumplir con la misión de los programas? ¿qué es lo que se considera, de lo dicho por White (1999): “No podremos tener buenas bibliotecas hasta que primero tengamos buenos bibliotecólogos, formados convenientemente, reconocidos profesionalmente y bien pagados ¿qué tanto se han incorporado los programas a la globalización en educación? ¿hay evidencias de una cierta modernización: ¿programas con orientación hacia una educación transnacional, virtual o en colaboración? ¿qué significado le dan a la movilidad de profesores y estudiantes (Choudaha, et al., 2012), a la convalidación y homologación de estudios (Woodhouse, 2001) o la publicación en otros países?

Fig. 4. El mercado de trabajo del bibliotecólogo

Los planes de estudio de los programas disponibles en la modalidad de escolarizados, a distancia o abiertos sirven para asumir, sólo por el nombre de las asignaturas, si éstas son pertinentes, cuál debe ser su orientación, si debe por ejemplo, haber un curso de ética cuando el alumno tiene que aprenderla a partir de la construcción cotidiana de valores o cuál debe ser el énfasis que debe darse a las asignaturas relacionadas con las tecnologías de información, cómo aprende el alumno a hacer investigación formativa para, más tarde, en los estudios de posgrado producir conocimiento de frontera, porqué se soslaya al usuario, porqué los planes de estudio sugieren una falta de integración de las asignaturas al enseñarse aisladamente, si los contenidos son decadentes o bien vigentes o emergentes y, finalmente qué posibilidad tienen los egresados de obtener empleos institucionales o alternativos cuando éstos son escasos, mal pagados e inestables.

     3. Los estudiantes

El número de estudiantes inscritos ha sido variable. Algunos programas tienen una matrícula de varios centenares de estudiantes, si bien en sus inicios, al contar con requisitos de admisión laxos (Gropp, 1948), el número de los inscritos fue amplio. Con el tiempo, se reduce la inscripción y algunos programas o han cerrado o están en peligro de hacerlo en fecha próxima. Sin embargo, en algunos países la proporción de licenciados, maestros o doctores en bibliotecología, con respecto a la población todavía no es perceptible. Además, dadas las restricciones para la admisión a las universidades es frecuente que estudiantes interesados en estudiar teatro, derecho, diseño, ciencia forense o desarrollo y gestión interculturales al no reunir los requisitos para ingresar a dichas carreras acepten su inscripción en bibliotecología tomándola como una carrera “puente”, mientras hacen su cambio a los estudios de su interés. De esta manera, la deserción tiende a ser elevada, algunas veces desde las primeras semanas de clase, principalmente si no hay una tutoría eficiente y la razón de estudiantes por cada profesor de tiempo completo es de más de diez.

La capacidad de los profesores para cumplir con el cometido de formar a los jóvenes estudiantes es esencial. De esta manera, la selección, formación y actualización de los maestros, así como condiciones laborales adecuadas, por ejemplo, el contar con el nombramiento de profesor de tiempo completo y no por horas, deben ser parte de un plan institucional en beneficio de los discentes. El plan también deberá incluir la adopción de una docencia innovadora donde la investigación, la información, la socialización, la vinculación con la realidad, la alfabetización informacional y las tecnologías de información respondan a las necesidades del país.

En virtud de que los estudiantes de los programas de la región provienen, la mayoría de las veces de sectores sociales poco favorecidos, el papel de los profesores debe repensarse, si bien no se trata de que remedien los males de una formación previa deficiente, sí es necesario que asuman un mayor compromiso para participar en actividades de tutoría no únicamente grupal sino incluso individual.

Asimismo, la incertidumbre laboral de los bibliotecólogos también debe ser motivo de reflexión en las instituciones donde se forman: existen pocos empleos y los que hay son inestables amen de mal retribuidos. También hay quejas en el sentido de inequidad de género puesto que por un lado existe una marcada feminización en las aulas, pero por otro, los puestos de responsabilidad en unidades de información o en la academia son ocupados principalmente por bibliotecólogos, dejando a las bibliotecólogas en posiciones menores.

     4. La investigación

De acuerdo con Ortega y Gasset (1946), las universidades públicas –financiadas casi en su totalidad por los gobiernos federales o estatales- se distinguen de otras instituciones por las funciones sustantivas que realizan: docencia, investigación y difusión de la cultura. Aún más, Bernardo A. Houssay (1959), el científico argentino laureado con el Premio Nobel en 1972 señaló que la investigación es una de las funciones de la universidad: el conocimiento tiene primero que encontrarse para enseñarse y difundirse posteriormente; las universidades que no investigan sólo son subuniversidades. Asimismo, Lipschutz (1955) afirmó que si la investigación no es una de las funciones universitarias, tales instituciones no merecen ser llamadas universidades. Por tanto, si los programas de bibliotecología dependen de una universidad, la práctica de la investigación profesional debe verse como una actividad cotidiana, a la cual los profesores deben dedicar un mínimo de 20 horas a la semana y dado que la investigación no se hace a tiempos perdidos o cuando las cargas docentes o de otra índole lo permitan, los profesores tienen que investigar para la docencia, en la docencia y para contribuir al conocimiento. De ahí que la condición de tener un grado de doctor sea indiscutible, si bien algunos países todavía se encuentran en el proceso de conformar un cuerpo de profesionales con título de licenciatura.

Asimismo, hay que enfatizar que, al no generar investigación, los programas se circunscriben a la docencia, impidiendo que los alumnos desarrollen una habilidad: la investigación formativa.

Con el propósito de destacar el papel en investigación de las primeras 206 instituciones latinoamericanas en la lista de prelación de Scimago (2018) que tienen programas de bibliotecología, de acuerdo con EDICIC (Cuadro 4), éste se relacionó con las siguientes preguntas, de acuerdo con Tenopir: ¿cómo se forman los estudiantes para la investigación profesional si sus profesores no la practican? ¿cómo van a mejorar las prácticas bibliotecarias, a comprender a los investigadores, a colaborar con sus colegas, a obtener financiamiento? ¿qué tanto perjudica a los profesores de bibliotecología estar en una posición diferente a la de sus colegas de otras áreas de la universidad que tienen visibilidad puesto que publican regularmente en revistas, muchas veces de la vertiente principal? (Smith et al. 2012) ¿qué tanto se ha incorporado la metrificación para evaluar la actividad de los profesores en las instituciones que forman bibliotecólogos?

Cuadro 4. Universidades con programas en bibliotecología en la lista de prelación de Scimago 2018.

PaísInstitución
Argentina
UBuenos Aires
UNLaPlata
UNMarPlata
UNCórdoba
UNNordeste
Brasil
USãoPaulo
UFRioJaneiro
UEPaulista
UFRioGrandeSul
UFMinasGerais
UFSCatarina
UFParaná
UFPernambuco
UFSCarlos
UBrasilia
UFBahia
UFSMaría
UFCeará
UFFluminense
UFGoias
UELondrina
UFParaiba
UFRioGrandeNorte
UFEspirituSanto
UFPara
UESCatarina
FunUFRioGrande
UFAlagoas
UFAmazonas
UFMaranhao
Colombia
UAntioquia
PUJaveriana
Costa Rica
UCostaRica
UNCostaRica
Cuba
ULaHabana
Jamaica
UWestIndies
México
UNAMéxico
IPolitécnico Nacional
UANLeón
UASLuisPotosí
UAEstadoMéxico
Perú
PUCatólicaPerú
UNMayorSanMarcos
Uruguay
URepública
Venezuela
UCentralVenezuela
UZulia

Por tanto, ¿por qué debe hacerse investigación en las instituciones formadoras de bibliotecólogos? Cronin (2015) contesta que las instituciones deben:

  • Responder preguntas grandes y pequeñas
  • Estar en la capacidad de construir
  • Evaluar reclamos
  • Probar hipótesis
  • Eliminar dudas
  • Crear beneficios sociales y económicos

Queda, sin embargo, preguntar también sobre qué investigar ¿para conocer el propio país y participar en el desarrollo nacional? También es necesario indagar acerca de lo que se pretende con la práctica de la investigación y de la comunicación ¿lograr la visibilidad de los países y los programas en los estudios comparativos? Walters y Wilder (2015) sólo incluyen en su investigación a un país de la región: Brasil con 71 artículos publicados en 31 títulos de revistas en un periodo de seis años.

     5. La difusión

Son varias las instituciones que forman bibliotecólogos que tienen sus propias revistas ¿para qué las tienen? ¿para tener su propio canal de comunicación? ¿buscan que con ellas el programa sea visible o más visible? ¿existe en su entorno una masa crítica para sostener la edición de una revista? ¿cuál es su repercusión? ¿es un medio para mostrar la internacionalización de la disciplina y del país? A continuación se presenta una relación de títulos y países de origen (Cuadro 5) reunidos de diferentes listas: Miguel & Herrero-Solana (2010), Latindex (http://www.latindex.unam.mx) y Library, Information Science & Technology Abstracts (2015), más otros no incluidos en ellas, sin embargo, queda a los lectores juzgar su calidad y pertinencia.

Cuadro 5. Revistas auspiciadas por los programas de bibliotecología de América Latina

TítuloPaís de origen
Alexandria: Revista de Ciencia de la InformaciónPerú
Anuario de BibliotecologíaMéxico
BiblionlineBrasil
Biblios: Revista de Bibliotecología y Ciencia de la InformaciónPerú
Bibliotecas. Revista de la Escuela de Bibliotecología, Documentación e InformaciónCosta Rica
Bibliotecas y ArchivosMéxico
CódicesColombia
Comunicação & InformaçãoBrasil
E-Ciencias de la InformaciónCosta Rica
Em QuestãoBrasil
Encontros Bibli: Revista de Biblioteconomia e Ciencia da InformaçãoBrasil
InfobibPerú
Informação & InformaçãoBrasil
Informação em PautaBrasil
Informação & Sociedade: EstudosBrasil
Información, Cultura y SociedadArgentina
InformatioUruguay
Palabra ClaveArgentina
Perspectivas em Ciencia da InformaçãoBrasil
Revista Interamericana de BibliotecologíaColombia
Revista Interamericana de Nuevas Tecnologías de InformaciónColombia
Revista Mexicana de Ciencias de la InformaciónMéxico
TransinformaçãoBrasil

Asimismo se presenta el alcance de la relación con el exterior de una revista de la región con larga trayectoria e influencia, la Revista Interamericana de Bibliotecología, de Colombia (Cuadro 6):

Cuadro 6. Relación con el exterior de la Revista Interamericana de Bibliotecología, de Colombia

Comité editorial Comité científico
País No.PaísNo.
Brasil 2Brasil 3
Francia 1España 1
  EUA1
  México 1

     6. El asociacionismo

El interés por discutir y defender intereses comunes es antiguo; tuvo su origen en la First Assembly of Librarians of the Americas realizada en Washington, D.C., en 1947. Después de 23 años, en 1970, surge en Brasil la ALEBCI o Asociación de Escuelas de Bibliotecología y Ciencias de la Información (Litton & Kwzys, 1986) -cuya primera presidenta fue Maria Martha de Carvalho, de Brasil-, asociación que es sustituida en 2008 por la EDICIC (Asociación de Educación e Investigación en Ciencia de la Información de Iberoamérica y el Caribe). En principio parecía que las dos asociaciones, la ALEBCI con 58 programas afiliados y la EDICIC con 74, iban a conformar grupos trabajando por políticas cohesivas, que promoverían el intercambio de experiencias en bien de la educación de los bibliotecólogos de la región, sin embargo, esa utopía está en lista de espera. El asociacionismo, en este caso, no debe verse como el propósito de uniformar, de homogenizar o como un acto de sectarismo, sino de analizar cómo la educación de bibliotecólogos tiene que pensarse y repensarse sin la intervención de las modas pasajeras cuidando de la independencia de cada uno de los programas.

CONCLUSIONES

Los distintos avatares de la región latinoamericana y caribeña, entre los que destacan la inestabilidad política y económica, han retrasado el desarrollo bibliotecario y, por ende, la formación de bibliotecólogos; la biblioteca todavía no participa en el proceso educativo y el bibliotecólogo no ha incidido en la vida nacional, quizá por no estar formado para ello o por limitaciones personales. De acuerdo con lo anterior, la situación de los programas formadores de bibliotecólogos se resume de la siguiente manera:

Adscripción de los programas principalmente a universidades públicas
Prioridad a la formación de pregrado
Gratuidad de la educación
Curricula con orientación social
Desintegración de las asignaturas
Escaso número de profesores de tiempo completo o de dedicación exclusiva
Incipiente movilidad de estudiantes y de profesores
Internacionalización limitada
Uso principalmente de la literatura local o nacional en el idioma del país
Intentos de formación virtual y a distancia
Inserción de los estudiantes al mercado laboral con poco éxito
Práctica errática de la investigación

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Author: RUDICS

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