DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2019.10.18.5
Haydee Maricela Mora Amezcua
Doctorante en Estudios Interdisciplinarios, Facultad de Filosofía, Universidad Autónoma de Querétaro.
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El racismo es un tema que, si bien se ha estudiado de forma constante en la academia y desde diversas perspectivas, se podría afirmar que ha faltado llevar a cabo una reflexión profunda de la magnitud de las consecuencias que representa su existencia. Muchas veces excluimos su presencia y sin tener plena consciencia, lo normalizamos. Al ser parte de nuestra vida cotidiana, lo incorporamos como parte del paisaje natural. Esta es una de las principales inquietudes que Eduardo Menéndez presenta en su libro, nos despierta la reflexión sobre el racismo normalizado que es parte de nuestras vidas y no hacemos nada para erradicarlo, más aún podemos fomentarlo sin ser del todo conscientes de ello.
Este racismo normalizado lo podemos percibir desde diferentes ópticas, por ejemplo en los medios de comunicación, donde los patrones de belleza nos muestran estándares que por lo general-y en países como el nuestro- no forman parte de los rasgos físicos de la mayoría de la población.
También la normalización del racismo la detectamos en la academia, donde en el discurso se condena la existencia del racismo, pero los mismos encargados de estudiarlo y cuestionarlo, no son congruentes al practicarlo en su vida cotidiana. Como nos dice el autor, en la academia se llega a cuestionar el racismo a nivel verbal o escrito, pero los mismos académicos lo practican a través de su forma de vida. No tiene sentido reflexionar y criticar la existencia del racismo, cuando esas mismas personas que lo estudian forman parte de quienes son tolerantes frente a ese racismo, el cual se percibe como natural.
El libro está dividido en cuatro secciones. El apartado I. Las principales características del racismo, es uno de los más amplios y determina las principales rasgos del racismo que han impactado al autor, entre las cuales se encuentran la persistencia que existe del racismo normalizado en América Latina desde la conquista hasta la actualidad; la colaboración abierta o encubierta para fomentar el racismo desde diferentes sectores de la población, incluyendo los propios racializados que siguen los patrones de estereotipos planteados por los racistas y se autodenigran negando sus raíces, haciendo lo posible por entrar en estos estándares de belleza impuestos; la negación de nuestro propio racismo donde pensamos que el racismo está en otros y no reflexionamos en las conductas racistas que podemos tener; existen también los racismos pasivos donde no intervenimos cuando observamos actos de racismo, lo tenemos tan normalizado en nuestras vidas que no lo vemos. Eduardo Menéndez cuestiona que el racismo, posiblemente sea la ideología que más ha contribuido a establecer los criterios de inferioridad y superioridad donde se categoriza a los diferentes sujetos sociales.
En el apartado II. El continuum etnocentrismo/racismo, nos explica que gran parte de los racismos no aparecen como tal sino como etnocentrismos, relativismos culturales, o diferencias en comportamiento de género, clase social o niveles educativos, donde, escudándose en estas diferencias se justificaría el racismo que pueda surgir hacia determinada población.
En el Apartado III. Los racismos son siempre culturales, se enfoca en tratar el tema del racismo cultural que es una salida a los racismos biológicos; ahora ya no se trata de razas superiores sino de incompatibilidad de culturas, donde la cultura superior en poder económico es la que lleva el control. Menéndez nos explica que todos los racismos obedecen a procesos culturales, sociales, económicos o políticos, no sólo ya biológicos. Marcar la diferencia es necesario para establecer la superioridad de un grupo y así justificar la explotación económica y la dominación política.
Un objetivo central que busca el racismo es inferiorizar al otro, incluyendo los bienes producidos y utilizados por ellos, buscan inferiorizar también sus formas de vida y su cultura.
El Apartado IV. El redescubrimiento de lo ya sabido, el autor retoma los esfuerzos que se han dado en contra del racismo, donde expone que a partir de 1930 se ha dado un avance en esta materia al desarrollar mayor número de legislaciones nacionales e internacionales en contra del racismo pero nos explica que si bien son un gran avance, estas medidas solo serán paliativas si no se da una orientación económico- política que asegure una base común de igualdad en términos de nivel de vida, con una reducción radical de las desigualdades socioeconómicas y de poder.
Finalmente este texto es ampliamente recomendable, ya que pone en la mesa un tema tabú que pocas veces se reflexiona; podemos hablar de racismo y lo damos por hecho, como si fuera parte de nuestra sociedad y no tuviera porque desaparecer; si nos permitimos reflexionar con esta obra, podemos cambiar nuestro pensamiento con respecto al racismo y dejar de normalizarlo para lograr ser críticos de su existencia. Al darle la importancia debida a este tema, podemos tener una visión diferente de nuestras actitudes y empezar a reflexionar sobre la necesidad de erradicar las conductas racistas, las cuales vemos normalizadas día a día.
Es un libro que se recomienda leer para todo público, tanto para los especialistas del tema como para quienes éste sea útil para ampliar su visión de la cultura actual, ya que además de disfrutar de la lectura, hará reflexionar al público lector sobre este problema de nuestra sociedad. Es un libro que no debería perderse ningún académico e investigador, ya que los que nos dedicamos a ello, tenemos una gran responsabilidad con nuestra sociedad, y no podemos ignorar este fenómeno que afecta a nuestros pueblos, concretamente a América Latina y México.
Menéndez, Eduardo L. (2017). Los racismos son eternos, pero los racistas no.
UNAM, Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad, México.
