El capital en el siglo XXI

DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2015.6.10.7

Piketty, Thomas (2014)

FCE, México, 663 p.

 

Reseña: Joaquín Flores Paredes

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Reseña

Esta obra se ha convertido en el fenómeno editorial de la segunda década del siglo XXI, que aunque parece dirigida a un público lector de temas económicos, con alrededor de un millón y medio de ejemplares vendidos en todo el mundo, evidencia que ha atrapado la atención de un sector social mucho más amplio. No es para menos dado lo esclarecedor de su aportación para visualizar desde una retrospectiva de aproximadamente tres siglos y comprender desde la perspectiva de la ciencia económica, el escenario que vive el planeta en el presente siglo.

Desde la introducción, en la sección dedicada al marco teórico y conceptual, el autor de origen francés aclara que el título y contenido del libro no tienen ningún vínculo ideológico con El capital, que es la obra más representativa de Carlos Marx escrita en el siglo XIX, para quien quisiera encontrar una continuidad de esa obra con la suya, agregando que por su pertenencia generacional no tiene ninguna nostalgia por el desmantelamiento del régimen socialista soviético.

Precisa que el propósito de su obra no se limita a denunciar la existencia de desigualdades sociales que caracterizan al capitalismo, ya que está más interesado en que la economía recupere su posición entre las ciencias sociales y por ello se aparta de la corriente neoclásica ortodoxa, donde los autores examinan fenómenos que solo les interesan a ellos, produciendo resultados puramente teóricos densos en su contenido matemático, pero que no se ocupan de aquellos temas que la sociedad demanda le sean explicados.

El Capital, en el sentido económico amplio, y el Ingreso Nacional son dos de las variables macro en las cuales se apoya el autor, para exponer diferentes construcciones teóricas y mostrar fenómenos reales importantes e interesantes. Para lograrlo utiliza diversos indicadores entre los que destacan: la relación capital/ingreso, que representa la participación del capital en el ingreso nacional; el incremento más rápido de la tasa de rendimiento del capital respecto al crecimiento del ingreso nacional, lo cual evidencia tanto la desigualdad en el reparto de la riqueza como la tendencia hacia el mantenimiento del desempleo en niveles socialmente indeseables.

En una descripción de la dinámica del comportamiento de los indicadores basados en las estadísticas disponibles en los principales países ricos, ilustra gráficamente etapas de aumento y reducción de la desigualdad social en tales países, destacando que en las etapas donde se presenta una mayor participación del Capital en el Ingreso Nacional, que caracteriza la mayor desigualdad social, se observa una relación directa con un menor ritmo de crecimiento en la economía de esos países y un mayor desempleo.

Para establecer las relaciones entre las variables antes mencionadas hace una revisión concienzuda de la evolución económica, principalmente del Reino Unido y Francia del Ingreso Nacional y del Capital en su acepción económica, así como de la participación de este último en el primero, considerando los registros documentales de un largo período histórico, que data desde principios del siglo XVIII y hasta la primera década del siglo actual. No obstante que es menos prolífico en el análisis (debido a la insuficiente información documental disponible), también se ocupa de revisar esta evolución en los casos de Alemania, Japón y Estados Unidos.

No obstante que ha utilizado fuentes de información documental serias, reconoce que las cifras de las variables macro que presenta, en muchos casos se basan en estimaciones y por tanto no son una certeza matemática, como tampoco lo son las estadísticas de los países publicadas en el siglo XXI. Para darle un respaldo a la veracidad de sus planteamientos respecto a las condiciones de desigualdad en el siglo XVIII, con cierta frecuencia cita algunas referencias literarias sobre la riqueza y el dinero de aquella época, entre las más citadas destacan las de Balzac sobre Francia y Austen sobre el Reino Unido.

A lo largo de las diferentes secciones, el autor se encarga de no dejar cabos sueltos, y aunque pudiese parecer que reitera más de una vez sus afirmaciones, lejos de ser ocioso permite evitar confusiones. Entre las construcciones de gráficas y cuadros que elabora, destacan su preferencia por manejar los deciles y percentiles para identificar las desigualdades en la participación de los ingresos del capital y los salarios, así como la participación de los ingresos de cada estrato social en el Ingreso Nacional. Por si surgen dudas respecto al método seguido para construir algunas de sus gráficas y cuadros, así como las series de datos y las fuentes consultadas, remite a un anexo técnico en el sitio de internet: piketty.pse.ens.fr/capital21c.

En sus más de seiscientas páginas, la estructura de este libro está conformada por cuatro partes y 16 capítulos: La primera parte consta de dos capítulos y es titulada como “Ingreso y capital”, en la cual son objeto de atención los conceptos de Ingreso Nacional y de Capital, así como la relación capital/ingreso, señala en una retrospectiva de gran visión la evolución de la distribución mundial del ingreso y de la producción, e incluye además el comportamiento del crecimiento demográfico y de la producción posteriores a la Revolución Industrial del siglo XVIII.

En la segunda parte se integran cuatro capítulos y se titula “La dinámica de la relación capital/ingreso“, donde es analizada la forma en que se presenta en el siglo actual, la evolución a largo plazo de la relación capital/ingreso y el reparto del ingreso nacional a nivel mundial, considerando los ingresos por trabajo y los ingresos del capital. Para ello se vale de los casos de Reino Unido y Francia, por ser los países que cuentan con registros estadísticos para ello desde el siglo XVIII; en capítulo aparte se incluyen los casos de Alemania y Estados Unidos y posteriormente se amplía el análisis a nivel global, con intención de que las experiencias históricas expuestas sean una referencia para prever el comportamiento de los indicadores antes señalados en las próximas décadas.

Con el título “La estructura de las desigualdades” la tercera parte es dedicada precisamente a ello, desglosando el tema a través de seis capítulos. Desde la recuperación de las dimensiones alcanzadas por la desigualdad en el reparto de los ingresos por trabajo de un lado, y por otro los que percibe el capital, se realiza un análisis de la dinámica histórica de tales desigualdades, tomando como ejemplos para contrastar a Francia y Estados Unidos. Más adelante extiende el análisis a países para los cuales existen estadísticas pertinentes disponibles; adicionalmente se incluye la importancia de la herencia en el largo plazo como variable que influye en la desigualdad, así como las perspectivas de la evolución de la distribución mundial de la riqueza en las dos primeras décadas del siglo actual.

En la cuarta y última parte de esta obra, es lanzada una propuesta por demás interesante, cuyo título “Regular el capital en el siglo XXI” revela el contenido que se reparte en cuatro capítulos. Sugiere las lecciones políticas y normativas que se derivan de los capítulos anteriores, con la intención de establecer los hechos y hacer comprensibles las razones de la evolución reseñada de las variables e indicadores presentados en las secciones anteriores, donde la desigualdad es la protagonista más importante.

Entre las sugerencias que son presentadas en esta sección destaca el impuesto progresivo sobre el Capital, adaptado al capitalismo patrimonial en el siglo XXI, comparándolo con otros modos que podrán surgir, tales como el impuesto europeo sobre la riqueza y el control de los capitales en China. Esta parte cierra con el complejo tema de la deuda pública, asociado con el de la acumulación óptima del capital público, frente al deterioro de lo que el autor llama capital natural.

Aunque para aquellos lectores con formación en la disciplina económica podría ser innecesario leer la primera parte, su lectura no es ociosa ni una pérdida de tiempo, en tanto que permite comprender las sorprendentes semejanzas entre diferentes épocas, de las variables aquí consideradas. Aún más, nos pone frente al espejo de lo que ha sido la historia de la desigualdad en el mundo, la cual parece basada en una ley del péndulo (aunque los más rigurosos lectores tendrían que ver aquí mencionados a Kondratiev y Schumpeter), ya que volvemos a vivir en este siglo XXI las enormes diferencias en el ingreso de los trabajadores respecto al ingreso que obtiene el capital, como resultado de las políticas impulsadas por la clase política y la élite empresarial en el mundo.

Después de haber transitado por la etapa más crítica de la segunda gran recesión que ha vivido la economía mundial, se presentan nuevamente medidas que reducen las políticas sociales, culpándolas de ser las responsables de los déficits públicos; contener el crecimiento de los salarios y aceptar condiciones de trabajo precarias, son la justificación de que solo así se conseguirá recuperar la dinámica de crecimiento de la economía; mientras continúa el proceso de concentración de la riqueza y las élites que detentan el poder económico y político se “sorprenden” por los movimientos de protesta social y por los escasos resultados en el crecimiento de la economía, y por tanto en el mantenimiento de altos niveles de desempleo.

Author: RUDICS

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