Crisis financiera global 2007-2010: diferencias para enfrentarla en México y Estados Unidos

DOI: https://doi.org/10.22201/fesc.20072236e.2015.6.10.5

Global financial crisis 2007-2010: differences to face US-Mexico

G. Mariana Rojas Ortiz

Alumna de la maestría en finanzas FES-C

mariana_rojas_ortiz@hotmail.com

 

Joaquín Flores Paredes

Profesor Titular en la FES-C

jflores@unam.mx

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Resumen:

Este trabajo pretende describir la crisis financiera 2007-2010 denominada la Gran Recesión, tanto en Estados Unidos (EUA) como en México. Describe las condiciones generales previas que la desataron, seguido de una cronología de los hechos que sucedieron en EUA, así como las condiciones en las que se encontraba la economía mexicana al momento de desatarse la crisis y las medidas que tomaron los gobiernos de ambos países para enfrentarla, finalmente se describe el impacto que dicha crisis tuvo en la economía mexicana.

 

Abstract:

This paper aims to describe the 2007-2010 financial crisis called the Great Recession in the United States (US) and Mexico. Describes preliminary conditions that unleashed the crisis, followed by a chronology of events that happened in the US, as well as the conditions under which was the Mexican economy when the crisis breaks out and the measures taken by the governments of both countries to face it, finally the impact the crisis had on the Mexican economy is described.

 Palabras Clave:

Gran Recesión, Crisis Financiera, Estados Unidos, México.

Key Words:

Great Recession, Financial Crisis, United States, Mexico.

 

 Introducción

La economía de México tiene una vinculación estrecha con la economía de EUA, a través del intercambio de mercancías, servicios y capital, así como del flujo de divisas que proviene de las remesas familiares hacia México de migrantes en ese país.

La crisis financiera que se desató en EUA a finales de 2008 fue el catalizador que ocasionó la recesión económica más grave desde la Segunda Guerra Mundial. En varios años más, seguirá afectando a las economías dejando graves secuelas como el desempleo, retroceso en políticas sociales e incremento de la deuda pública. Uno de los premios Nobel de economía calificó a esta crisis como: “La Gran Recesión- a todas luces la peor crisis económica desde la Gran Depresión de hace setenta y cinco años-…” (Stiglitz, 2010, p.13).

En la Gran Recesión que comenzó en 2008, millones de personas en Estados Unidos y en todo el mundo perdieron sus hogares y sus empleos. Muchos otros padecieron angustia de que les sucediera lo mismo.” (Stiglitz, 2010, p.11). Muchas personas habían ahorrado para su jubilación o para la educación superior de sus hijos y repentinamente todos sus ahorros se vieron drásticamente reducidos.

Por su parte, de acuerdo con Flores (2010), en México el gobierno confió en que la Gran Recesión no tendría un efecto grave en la economía del país, ya que en la última crisis que había enfrentado al finalizar 1994 había sido cuidadoso en mantener las principales variables macroeconómicas bajo control. A pesar que ello costara un bajo crecimiento económico del Producto Interno Bruto (PIB), provocando así un efecto negativo en el empleo y los salarios reales.

Durante el primer cuatrimestre del 2009 la desaceleración de la economía mexicana se manifestaba abiertamente y se agudizó con la emergencia sanitaria (virus AH1N1), ya que en el mes de abril semiparalizó la actividad productiva.

Los objetivos del presente estudio son describir las características esenciales de la Gran Recesión e identificar las principales medidas contracíclicas, que para enfrentarla tuvieron el gobierno mexicano y estadounidense. No obstante que el trabajo se enfoca principalmente en el período 2008-2010, es inevitable hacer referencia a las medidas que en su momento tomó el gobierno mexicano con motivo de la crisis de 1994-1995, como antecedente inmediato. Finalmente son señalados los efectos que esta crisis dejó en la economía mexicana.

Es de particular atención para el presente trabajo, el estudio de la Gran Recesión, debido a que esta fue una crisis de carácter financiero de origen externo, característica que la diferenció de las anteriores sufridas por la economía mexicana cuyas causas fueron engendradas internamente. La magnitud de tal crisis sumada a la enorme dependencia de México respecto a EUA, fueron determinantes para el impacto que tuvo en nuestro país.

El comportamiento cíclico de la economía capitalista, permite prever que la parte baja del ciclo donde se registran las crisis, tarde o temprano mostrará signos de recuperación, pero sin duda las condiciones de tal recuperación dependerán del tipo de medidas contracíclicas que se apliquen, de su contundencia y oportunidad.

El presente artículo contiene cuatro secciones, además de esta introducción y una sección de conclusiones. La primera sección incluye una breve presentación de las condiciones  generales previas a la Gran Recesión, así como las estrategias que el capitalismo ha utilizado para lograr su expansión a escala planetaria, donde cobran relevancia las políticas de corte neoliberal y la desregulación financiera, como pilares de la llamada globalización económica.

En la segunda sección se describe una cronología de los hechos relativos a la Gran Recesión, en EUA y México, y revisa en qué condiciones se encontraba la economía mexicana al momento de recibir el impacto de la Gran Recesión. La tercera parte es dedicada a identificar los efectos principales que tuvo esta crisis mundial en la economía mexicana. Por último, la cuarta sección describe las medidas que el gobierno estadounidense y el gobierno mexicano adoptaron para frenar y revertir los graves problemas financieros, económicos y sociales que creó la Gran Recesión. Finalmente son presentadas las conclusiones.

 

1. La Gran Recesión. Condiciones previas a la Crisis

La crisis sistémica denominada la Gran Recesión, tuvo crisis financieras precursoras tales como la de México en 1994, Japón en 1995, Asia en 1997 y 1998, Rusia en 1998, Brasil en 1999 y Argentina en 2001 (Corsetti, 1998; Mishkin, 2001; Amin et al, 2010). Todas ellas con consecuencias dolorosas para la población y en muchos casos con efectos regionales significativos, así como de menor alcance en otros países (Furman et al., 1998).

Tales crisis se interpretaron como desarreglos de tipo nacional típicos de la periferia del sistema (Krugman, 1979 y Tornell, 1999). Sin embargo no hay que olvidar la crisis financiera ligada a las empresas “punto com”, cuya burbuja especulativa comenzó a formarse a partir de 1995, la cual se localizó en países desarrollados. Por consiguiente, los procesos de globalización son inseparables de la generación de ciclos donde las crisis financieras son típicas, así como de las crisis cuyo carácter sistémico resultó evidente en la Gran Recesión, objeto de estudio en este trabajo.

Cuando el mercado financiero se liberó a principios de la década de los noventa, sobrevino un auge en la concesión de préstamos, en el cual el crédito bancario hacia el sector privado de negocios no financieros se aceleró de manera muy pronunciada. Debido a una supervisión débil y a la asignación descuidada en la selección y control de los prestatarios, los préstamos no fueron pagados y el capital  financiero de los bancos disminuyó drásticamente, esto a su vez llevó a la falta de préstamos y finalmente condujo a una contracción de la actividad económica.

Reducir la crisis financiera solo a su relación con el desarrollo de los créditos subprime  en el sector inmobiliario americano, es enfocarla en forma limitada,  ya que es evidente que esta procedió de años atrás, así como de muchas variables; además, tuvo un alcance global y sucedió a otras crisis que ya reflejaban su carácter sistémico.

Para Estrada (2010, pp.18-19). La Gran Recesión va más allá de una crisis únicamente de tipo financiero de alcance sectorial, en tanto que más temprano que tarde tiene impacto en la producción y el empleo. Algunos medios de comunicación dieron  un enfoque ortodoxo a la creación de la burbuja especulativa en el mercado inmobiliario que tenía que ver con  acciones y excesos de unos cuantos, que fue lo que reventó la burbuja, colapsó el mercado y condujo a la crisis. En el fondo, la crisis tiene que ver con las estrategias que el capitalismo ha utilizado para mantener su tasa de ganancia, dos de las principales son: las políticas de corte neoliberal y la desregulación financiera, que han sido pilares básicos de la globalización económica, a través de la cual el capitalismo ha logrado expandirse a escala planetaria.

Para Calva (2007), la globalización va más allá de los rasgos más visibles como la internacionalización de las estrategias corporativas y de los mercados financieros, la amplia difusión tecnológica y la caída de las barreras comerciales, según él se pueden señalar tres características esenciales para  entender su dinámica actual:

i)             La primera se relaciona con el paradigma de la flexibilidad como motor organizativo de la producción de bienes y servicios, que para algunos autores como Oman (1997), citado por Calva (2007) representa uno de los factores determinantes del actual proceso globalizador.

ii)            Ligado con lo anterior, está el alcance mundial de dicho proceso, ya que la cadena de valor se reparte en el ámbito internacional, aunque de manera muy desigual.

iii)           Finalmente, la intensidad que se refleja en los niveles de interacción e interdependencia alcanzados entre los componentes de la comunidad mundial.

De acuerdo con Estrada (2010, p. 20). El neoliberalismo tuvo sus comienzos desde finales de la década de los 70, en Inglaterra y EUA, con los gobiernos conservadores de Thatcher y Reagan respectivamente, mediante la disminución de impuestos a los grandes capitales, la desregulación financiera, la disminución de los salarios y la destrucción de sindicatos, con la finalidad de fortalecer al gran capital que con dichas medidas podría incentivar la producción y estimular el crecimiento económico.

De acuerdo con Stiglitz (2002, p. 30): “La globalización no ha conseguido reducir la pobreza, pero tampoco garantizar la estabilidad. Las crisis en Asia y América Latina han amenazado a las economías y a la estabilidad de todos los países en desarrollo. Se extiende por todo el mundo el temor al contagio financiero y que el colapso de la moneda en un mercado emergente también represente la caída de otros.”

Según Calva (2007), las estrategias neoliberales son aperturas comerciales a ultranza, liberalización de mercados financieros y achicamiento de la participación del Estado, en la promoción activa del crecimiento económico.

De acuerdo con el paradigma neoliberal, dichas políticas deberían promover el crecimiento de las economías no solamente de los países industrializados sino también de las economías emergentes, lo cual no se cumple. De la misma manera deberían proveer oportunidades de empleo y de ingreso digno para sus ciudadanos, lo cual tampoco es cierto para las economías emergentes. Por último, deberían generar niveles altos de desarrollo y bienestar social, lo cual también es falso.

Lo que estas políticas generaron fue una gran trampa económica para los países en desarrollo, así como estancamiento y pérdida de autonomía en todos los sentidos. El mercado interno en estos países quedó totalmente distorsionado, las empresas nacionales debilitadas, lo cual provocó que muchas de ellas desaparecieran o estuvieran en riesgo de desaparecer.

Los mercados financieros cambiaron debido a una mayor competencia y a la tendencia a asumir riesgos crecientes, a una mayor sofisticación en las operaciones de las grandes tesorerías y a una constante inestabilidad. Por un lado, los distintos intermediarios incursionaron en operaciones de todo tipo, por otro lado, se fueron especializando en la promoción de algunos productos y en la atención a un determinado tipo de clientes. También se fueron diluyendo las fronteras entre los intermediarios provocando la universalización de los bancos, que incursionaron directamente en el mercado de activos financieros, mientras que las casas de bolsa competían por instrumentos que en el pasado únicamente manejaban los bancos, dando como resultado un mercado con conglomerados financieros. Por su parte, la supervisión de los bancos centrales se volvió dudosa y complicada provocando sistemas financieros frágiles.

La desregulación, se define como “el paulatino o parcial alejamiento de las autoridades financieras respecto de los intermediarios y de su quehacer.” Para Correa (1998, p. 138), es el volver las normas y leyes de control más laxas.

Según el autor antes citado, los elementos más importantes de la desregulación financiera son los siguientes:

  • La desregulación de las tasas de interés (no existen reglamentaciones respecto a los techos sobre éstas).
  • La simplificación  y en algunos casos abolición de los controles de crédito, de inversión y de depósitos obligatorios.
  • La disminución del número de intermediarios financieros lo cual concentró el mercado en menos intermediarios.
  • La multiplicación el número de instrumentos financieros con reglas mínimas respecto a su creación, a su operatividad, así como también a su expresión en los balances de las instituciones, y por último a la  falta de homogeneidad en dichas reglas de un mercado a otro.
  • La remoción de los obstáculos que impedían la expansión local de los intermediarios extranjeros en los países subdesarrollados.
  • La aplicación de las tecnologías de información y comunicación, así como la creciente innovación han sido los elementos catalizadores.

 

De acuerdo con Itzhak Swary y Barry Topf, citados por Correa (1998, p. 140), “La desregulación bancaria ha sido causa y efecto de la globalización de los mercados financieros. A menudo se ha desmantelado la regulación  protectora para estimular la competencia en la provisión de servicios financieros  como parte de un movimiento más generalizado hacia una competencia más libre, esto ha requerido con frecuencia una desregulación más profunda para permitir que los bancos sobrevivan y compitan en los mercados más competitivos”.

De acuerdo con Estrada (2010, p.21). El fenómeno financiarización, se derivó de aumentar la sobreproducción como la vía de escape para el capital excedente, lo cual consistió en invertir en la esfera financiera. El crecimiento desmesurado del sector financiero ha pretendido compensar la crisis de sobreproducción y la caída en la tasa de ganancia, lo cual es una vana ilusión ya que en el sector financiero no se puede generar valor, sino trasladar el valor creado en el sector productivo para que de esa forma  crezcan  rápidamente los precios de las acciones y/o títulos, ya que ese aumento de precios nada tiene que ver con el valor real, lo cual se refleja en la creación de burbujas financieras.

En el caso de la burbuja inmobiliaria norteamericana, el incremento de la construcción de viviendas, se combinó con la reducción de las tasas de interés, lo cual alentó tanto a las empresas constructoras como a los bancos que otorgaron créditos hipotecarios y a consumidores de manera indiscriminada, sin reparar en la escasa solvencia económica de estos. Estas hipotecas que antes quedaban en el círculo de la banca de crédito, fueron incorporadas como títulos que pudieron ser objeto de compra-venta en el mercado financiero, en tanto que se pudieron fusionar la banca de crédito y de inversión. Los precios de tales títulos se contagiaron de la euforia que significaba el crecimiento constante de los precios de las viviendas y fue el “gas que infló la burbuja”, la cual estalló cuando empezó a manifestarse la incapacidad de pago de algunos deudores, lo cual posteriormente se generalizaría.

 

2. Cronología de los hechos

 

La Gran Recesión se desató tan repentinamente, que a muchas personas las tomó por sorpresa. Para muchas otras se desenlazaron los hechos que ya esperaban. “En realidad, las presiones financieras llevaban años acumulándose conforme el capital fluía de las economías emergentes como la de China, a economías desarrolladas como la de EUA. La situación se agravó debido a la irresponsable y creciente propensión de los bancos al riesgo”. OCDE-UNAM (2011, p. 20).

Para Stiglitz (2010, p.31), las cosas estaban gravemente desajustadas debido a lo siguiente:

  • Los factores que la desencadenaron eran comunes a los de otras crisis financieras, “lo que era distinto en esta crisis respecto a las numerosas otras  que la habían precedido durante el último cuarto de siglo era que esta crisis llevaba la etiqueta <<made in USA>>” Stiglitz (2010, p.31).  Esta crisis se extendió rápidamente por todo el mundo.
  • Desde 2007, se habían dado los primeros indicios de la crisis, cuando el mercado de hipotecas subprime (de alto riesgo) comenzó a sentir presión.
  • En marzo (17/03/08), el banco de inversión y corretaje Bear Stearns quebró.

 

En septiembre (07/09/08), el gobierno estadounidense anunció que asumía el control de Fannie Mae y Freddie Mac, dos enormes instituciones que respaldan préstamos hipotecarios en EUA, con 200 000 millones de dólares americanos (USD), lo cual llamó la atención de muchos.

A mediados de septiembre (15/09/08), llegaron noticias del derrumbe del banco de inversión Lehman Brothers, uno de los íconos de Wall Street. “Lehman había albergado al tipo de negociantes y corredores de bolsa que el novelista Tom Wolfe llamó alguna vez “amos del universo”.” OCDE-UNAM (2011, p.20).

Más o menos al mismo tiempo, Merrill Lynch no corrió con la misma suerte, gracias a que la compró Bank of America.

En septiembre (17/09/2008), American Insurance Group (AIG) estuvo cerca de la quiebra, por asegurar complejos valores financieros. Esta fue rescatada por el gobernó estadounidense por un monto USD $85,000 millones para evitar su quiebra.

En Nueva York (29/09/2008) el Índice Dow Jones sufrió una caída de 777 puntos, la más grande ocurrida en un solo día. Eso reflejaba que el sistema financiero estaba a punto del desplome.

En octubre (03/10/2008) el anuncio del acuerdo en el Congreso de EUA de la aprobación de un plan de rescate financiero por USD$700,000 millones, apenas fue un respiro en el ambiente de pánico financiero producido en las bolsas de valores de todo el mundo.

“…Y cuando el señor Paulson anunció su gran plan de ayuda para sacar de apuros a la economía, se pudo experimentar un sentimiento temporal de optimismo. Pero pronto se aclaró que fatalmente al plan le faltaba claridad intelectual. El señor Paulson propuso comprar a los bancos por un valor de 700 mil millones de dólares de los ´activos en dificultad´ – títulos valores relacionados con hipotecas tóxicas-, pero nunca pudo explicar cómo podría ayudar esto a resolver la crisis.” Krugman, premio Nobel de Economía, citado por Flores (2010, p. 4).

La pérdida de activos fue mucho mayor que el rescate financiero de los  700 mil millones de dólares que otorgó la reserva federal aprobado por el Congreso de EUA, lo cual fue insuficiente para hacer frente a los problemas de dicha economía y más aún para no perjudicar a economías fuertemente dependientes como la de México,  dando  lugar a prácticas especulativas y fraudulentas, terminando por desestabilizar al sector financiero y finalmente a la economía real, que es donde se crea riqueza con el trabajo de millones de seres humanos.

La lógica de las innovaciones financieras había dejado de lado a la esfera productiva y al crecimiento del empleo, así como al  poder adquisitivo de los trabajadores, por lo que no se generaba riqueza material ni la capacidad de pago para hacer frente a la deuda contraída, como para valorar los activos financieros emitidos. Esto dio lugar a la cartera vencida y a la desvalorización de dichos activos así como a la quiebra de instituciones financieras que emitieron y compraron dichos activos.

Todo esto se tradujo en la reducción de otorgamiento de créditos por parte de los bancos, frenando así la inversión, el consumo y por lo tanto la actividad económica y la generación de empleos en los países desarrollados. Lo mismo sucedió en América Latina, dado que la Banca que opera en éstos países es filial de las empresas matrices de los países desarrollados que siguieron las mismas prácticas: especulan, otorgan mayores créditos al consumo y a la vivienda en relación con lo concedido a la industria y a la agricultura, por lo que no aseguran la forma en que se puedan cobrar dichos créditos, engrosando así  la cartera vencida  la cual ya estaba latente en nuestra economía.

El sistema de la Reserva Federal (FED) de EUA fue guiado por dos presidentes: Alan Greenspan (del 11/08/1987 al 31/01/2006)  y Ben Bernanke (del 01/02/2006 al 31/01/2014), quienes aseguraron al Congreso y al público que el banco central tenía las herramientas para ejecutar con éxito su mandato de promover el crecimiento, el empleo, y proteger contra la inflación. Greenspan admitió que;

“…El efecto bastante directo que una vez tuvieron las operaciones de mercado abierto sobre los flujos de crédito proporcionados a las empresas y a la construcción de viviendas se ha disipado en gran medida…[Mientras la Fed] todavía puede afectar las tasas de interés a corto plazo, y por lo tanto tener un impacto en el costo de los préstamos de los bancos, de otros intermediarios, y directamente en los mercados de capital… este efecto puede ser más indirecto, tomar más tiempo y requerir de grandes movimientos en las tasas para efectuar un cambio dado en la producción” (Greenspan, citado por D´Arista, p.2).

La FED creó las condiciones monetarias que concluyeron en una burbuja de deuda. Una manifestación de esa burbuja fue el auge de los activos financieros que la FED erróneamente vio como menos perjudicial para la economía que el aumento de precios de los bienes.

La perspectiva del Presidente Bernanke, ofrecida en agosto de 2010, dos años después de la crisis financiera y contracción de la producción y el empleo fue:

“La cuestión en esta etapa no es si tenemos las herramientas para ayudar a apoyar la actividad económica y proteger contra la deflación. Las tenemos… La cuestión es si, en cualquier momento dado, los beneficios de cada herramienta, en términos de estímulo adicional, son mayores que los costes o riesgos asociados con la utilización de la función” (Bernanke, citado por D´Arista, p.3).

Durante los últimos 25 años, la capacidad de la FED para apoyar la actividad económica y proteger contra la inflación y deflación ha sido socavada por los riesgos y costos de la utilización de las herramientas que eligió para implementar sus políticas. No se evitó una gran expansión de la deuda de los sectores financieros y de los hogares, ya que había retirado efectivamente la herramienta (el requerimiento de reservas) para influir en la oferta del crédito. Al iniciar el siglo XXI, ni se reconoció ni se frenó una inflación sin precedentes de los precios de los activos y la cada vez mayor expansión de la deuda del sector financiero y de los hogares, situaciones que había impulsado a inundar el mercado con liquidez para mantener las tasas de interés bajas.

Desde 2007 hasta 2010, la FED se dedicó principalmente a funcionar como prestamista de última instancia para un sector financiero global en crisis, pero como el comentario de Bernanke sugiere,  para el año 2010, estaba en proceso de selección de herramientas que pueden apoyar la actividad económica y encarar lo que se había convertido en la preocupación central de la política: “la perspectiva de alto desempleo durante un largo período de tiempo.” (Bernanke, citado por D´Arista, p.2).

Al reseñar las quiebras y rescates que sembraron el pánico en el mercado financiero norteamericano y su expansión en el resto del mundo, el entonces presidente de la FED trata de cubrir el origen de la Gran Recesión, planteando que en 2008 no se trataba únicamente de un fenómeno limitado a los EUA, destacando el importante papel que jugó esta institución a la hora de proporcionar liquidez al mercado y asegurarse de mantener el pánico bajo control: “Aquí lo importante es que la ventana de descuento, que es el servicio habitual a través del cual la FED ejerce la función de prestamista de última instancia de los bancos, estaba operativa, y la utilizamos con determinación para asegurarnos de que los bancos tuvieran acceso a efectivo para así mitigar el pánico”. (Bernanke, 2014 p. 115).

 

3. Impacto de la gran recesión en México

Mientras en el mundo se manifestaban los efectos del “tsunami financiero”, particularmente desde la segunda mitad de 2008, en México estos efectos trataban de ser minimizados en el discurso oficial, pero en los hechos  el impacto se manifestaba en diversos ámbitos.

Un factor de importancia que condujo a las crisis financieras de México fue el deterioro de los balances generales de los bancos a causa de las pérdidas crecientes sobre los préstamos. Cuando el mercado financiero se liberó a principios de la década de los noventa, sobrevino un auge en la concesión de préstamos en el cual el crédito bancario hacia el sector privado de negocios no financieros se aceleró de manera muy pronunciada. Debido a una supervisión débil y a la asignación descuidada en la selección y control de los prestatarios, los préstamos no fueron pagados, y el capital contable de los bancos disminuyó drásticamente, esto a su vez llevó a la falta de concesión de préstamos y finalmente condujo a una contracción de la actividad económica. De acuerdo con Huerta (2009) la Banca Mexicana, así como muchas empresas que operan en la Bolsa Mexicana de Valores, junto con su gran endeudamiento y la depreciación de “derivados” en dólares, quedaron en posición de insolvencia, que no pudieron resolver por más que el gobierno les otorgara apoyos. Las exportaciones cayeron, hubo una reducción en los ingresos por remesas, así como por la inversión extranjera, además de la demanda de dólares por parte de las empresas con altos pasivos en esta moneda; la presión que ejercían los especuladores se sumó y todo esto ocasionó una gran presión sobre el tipo de cambio.

El Banco de México desperdició las reservas internacionales al colocarlas en el mercado de divisas para enfrentar los ataques especulativos y evitar que el precio del dólar aumentara sin control. La justificación fue que de seguir así, las reservas se agotarían y la economía entraría en una recesión de mayores proporciones a la sucedida en los años de 1982 y 1995, ya que se contaba con menos producción en los sectores de la agricultura e industria para hacer frente a las adversidades provenientes del exterior. De acuerdo con Ros (2012), la economía mexicana tuvo la ventaja de que los bancos e instituciones financieras que afectaron su desempeño durante la Gran Recesión, tenían un nivel menor de exposición a los mercados de crédito de alto riesgo que los que prevalecían en EUA y en otros países desarrollados de Europa.

En estas circunstancias consideramos como una gran desventaja para la economía mexicana, el hecho de tener un alto grado de integración con la economía de EUA. Un alto grado de apertura al comercio exterior con un altísimo grado de dependencia con respecto al mercado estadounidense, así como una significativa participación en la exportación total de productos como el petróleo o los de la industria automotriz, los cuales fueron duramente golpeados durante la Gran Recesión.

De acuerdo con Ros (2012) la recesión fue muy severa en México con una caída del 6.1% en 2009, ya que en los países miembros de la OCDE la caída promedio fue del 3.5%. En América Latina, la caída de México fue la mayor en ese año.

Después de la crisis financiera ocurrida a principios del sexenio del presidente Zedillo (diciembre de 1994), y como parte de la continuidad en la política económica, se asumió un mayor celo en el cumplimiento de los lineamientos del Consenso de Washington. Las variables macroeconómicas fundamentales ( como la tasa de inflación, el balance presupuestal del sector público, la deuda externa del sector público y la deuda interna del mismo) fueron mantenidas bajo control, aunque el precio por ello fuera un muy bajo crecimiento económico. El promedio anual del crecimiento económico durante el mandato del presidente Zedillo (1994-2000) fue del 3.5% y durante el siguiente período correspondiente al presidente Vicente Fox  (2000-2006)  el promedio fue de 2.4%. (Banco de México, 1995-2006).

La estabilidad económica ha sido la prioridad a pesar de la gran necesidad que tiene el país de lograr un mayor crecimiento, el cual se ha sacrificado para darle prioridad a los compromisos financieros derivados del llamado “error de diciembre (1994)”; teniendo como objetivo mantener una “buena calificación” de la deuda soberana por parte de las calificadoras internacionales.

De acuerdo con Flores (2010, p. 9) el impacto que tendría la crisis fue minimizada por el gobierno de Calderón desde que aparecieron las primeras señales de alarma en 2008, al extremo que el Secretario de Hacienda se atrevió a declarar públicamente que dada la fortaleza financiera del país, a diferencia del pasado, entonces “México sólo sufriría un catarrito” como efecto de la grave crisis financiera que ya padecía la primera potencia mundial, su principal socio. Al reducir claramente el fenómeno a una crisis financiera, el gobierno pasó por alto que la misma se transformó en una crisis económica y que dada la estrecha dependencia de México respecto a la economía norteamericana, la magnitud  del impacto fue inmenso. Esa dependencia y el riesgo implícito se evidenciaron en aspectos tan concretos como los siguientes:

  1. Más del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino EUA.
  2. El ingreso de divisas por envío de remesas de los inmigrantes en EUA desde el año 2003 fue un monto cercano al obtenido de la inversión extranjera directa (cuyo origen en más del 45% es también EUA) y en 2008 este fue superado por aquel.
  3. Las divisas que ingresaban por concepto de turismo superaron los USD $10,000 millones en 2008 y más del 80% de este proviene de EUA.
  4. México venía creciendo en los últimos años gracias al alza internacional del precio del petróleo, así como al crecimiento de las exportaciones no petroleras, a las remesas y a la inversión extranjera; es decir, a factores exógenos a la economía, dado que no teníamos crecimiento del mercado interno, que es el que constituye el motor de un crecimiento sostenido. Cuando dichos factores externos dejaron de operar, las exportaciones petroleras y no petroleras cayeron, provocando una disminución tanto en  las remesas recibidas como en los flujos de inversión extranjera y la caída en la Bolsa Mexicana de Valores.

 

La devaluación de la moneda nacional encareció los productos provenientes del exterior (se importa más de lo que se produce internamente en el caso de los productos manufacturados que se exportan), y también se incrementó el costo de la deuda externa.

A continuación, se presenta un resumen del comportamiento de algunos indicadores macroeconómicos que se consideran más significativos para visualizar los efectos de la Gran Recesión en el comportamiento de la economía mexicana:

La caída del PIB en el cuarto trimestre de 2008 del -1.1% y la caída más severa del -7.9% en el segundo trimestre del 2009,  de manera inmediata afectó  a varios indicadores macroeconómicos  y evidenció claras muestras de una recesión mucho más grave que lo que se tenía contemplada; es pertinente mencionar que la mayor caída ocurrió en el sector manufacturero (gráfico número 1). 

 

Gráfico Número 1

México: Crecimiento histórico del PIB Total 2007 al 2013  (Precios de 2008)

 G 1Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI; cifras preliminares a partir del 2010.

 

Aun cuando las tasas de inflación se mantuvieron en un solo dígito, se puede observar en el cuadro número 1 que en el año 2008 alcanzó un incremento considerable, pese a las medidas que tomó el gobierno para controlarla.

 

                                                      Cuadro Número 1                                                     

México: Comportamiento de la inflación 2007-2013 (Precios de 2008)

 

2007

3.76

%

2008

6.53

%

2009

3.57

%

2010

4.40

%

2011

3.82

%

2012

3.57

%

2013

3.97

%

 Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI.

 

De manera inmediata, el desempleo se incrementó de forma mucho más drástica de lo que ya venía ocurriendo desde el último trimestre del 2008, con una tasa del 4.29%, alcanzando su más alto nivel del 6.26% en el tercer trimestre del 2009.

 

Gráfico Número 2

México: Comportamiento del desempleo en

México 2007-2013. (Precios de 2008)

 G2

 Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI; Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo

Notas: Tasa calculada con respecto al total de la población económicamente activa. Cifras preliminares: A partir de 2008/01

 

Como se puede observar en el cuadro número 2, los componentes de la demanda agregada, hubo descensos debido a la contracción del consumo privado desde el tercer trimestre del 2008, y alcanzó su más grande descenso en el primer trimestre del 2009 (en el mismo que el PIB fue menor), la inversión privada, tuvo sus mayores decrementos en el último trimestre del 2008 y el primer trimestre del 2009 con decrementos del 6.6% y 7.7% respetivamente, y el gran impacto que se sintió fue la disminución de exportaciones en el último trimestre de 2008 con un 10% y 12% en el primer trimestre del 2009, la tendencia a la baja se pudo revertir ligeramente hasta el tercer trimestre del 2009.

  

Cuadro Número 2

México: Componentes de la demanda agregada 2007 -2013

Variación porcentual a precios del 2008

 C21C22

Fuente: Elaboración propia con datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la H. cámara de Diputados con datos del Banco de México.

 

Los ingresos por remesas de migrantes se vieron reducidos por efecto de la reducción de la demanda agregada y el consumo en EUA, así como el incremento del desempleo en ambos países.

Cuadro Número 3

México: Remesas Familiares 2007- 2013

 (millones de dólares)

 Cuadro3

 Fuente: Elaboración propia con datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la H. cámara de Diputados con datos del Banco de México

 

El tipo de cambio alcanzó su máximo nivel también en el primer trimestre del 2009, en los 14.67 pesos por dólar (ver cuadro número 4), aunque en algunas semanas llegó a rondar los 16 pesos, ante lo cual el gobierno mantuvo una política económica “conservadora”, y controló el tipo de cambio para mantener una calificación alta de deuda soberana.

Cuadro Número 4

México: Tipo de Cambio (2007- 2013) mensual

 Cuadro4

 Fuente: Elaboración propia con datos Banco de México

  

Los ingresos por turismo internacional también sufrieron bajas significativas en 2009 y 2010 (Cuadro número 5), como consecuencia del incremento del desempleo internacional y la caída de la demanda agregada, dando como resultado la disminución de los ingresos del flujo de turistas, aumento del desempleo directo e indirecto en ese sector, notable contracción de inversiones en sector turístico inmobiliario, disminución de la recaudación fiscal en ese sector. A estos factores externos se sumó otro de origen interno que agudizó el problema, el cual fue la emergencia sanitaria por la influenza AH1N1.

 

Cuadro Número 5

México: Ingresos por Turismo Internacional 2007-2013

(Millones de dólares)

Cuadro5

 

La deuda neta del Sector Público (ver cuadro número 6),  en el año 2008 representaba el 14.3% del PIB y empezó a incrementarse hasta  duplicarse y más aún llegar a representar el 31.3% del PIB en diciembre del 2012. Las cifras preliminares para 2013 llegan a representar un tercio del PIB. La calificación alta en deuda soberana fue la prioridad, aunque para cubrir los déficits en producción nacional y gasto del sector público, se tuviera que incurrir en el incremento de la deuda pública.

 

Cuadro Número 6

México: Deuda Neta del Sector Público 2008-2012

Saldos Promedio

Cuadro6

 Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México.

 

La deuda neta económica amplia comprende los pasivos netos del gobierno federal, del sector paraestatal y de los intermediarios financieros oficiales (bancos de desarrollo y fideicomisos oficiales de fomento).

La deuda neta consolidada con el Banco de México integra a los sectores de la deuda económica amplia con los pasivos y activos financieros del banco central.

(-) Significa que los saldos de los activos financieros son superiores a los pasivos de la deuda bruta.

Al formar parte del grupo de países “emergentes” que aplica una política neoliberal, México tiene compromisos internacionales firmados que lo condicionan a mantener estabilidad económica. Por ello ha mantenido un manejo “prudente” de las finanzas públicas, una política monetaria enfocada a que la inflación converja hacia la meta permanente de 3 por ciento, un sistema bancario sólido y bien capitalizado, así como los niveles de reservas internacionales y la contratación y posterior renovación de la Línea de Crédito Flexible (LCF) con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Mientras que en 2011 las reservas internacionales sumaban 142 mil millones de dólares (m.m.d.) y la LCF era de alrededor de 73 m.m.d., al cierre del 2012 las reservas internacionales registraron un nivel de 164 m.m.d. y la LFC se renovó por la misma cantidad (ver Gráfica Número 3). Esto con el único fin de proteger al país contra un ataque especulativo como sucedió durante las crisis de la década de los 90.

 

Gráfica Número 3

México: Reservas Internacionales

(Miles de Millones de Dólares)

Gráfica3

Fuente: Banco de México, “Informe Anual 2012)

 

4.  Medidas Adoptadas por los gobiernos de EUA y de México durante la Gran Recesión

En EUA había muchos desajustes en el sistema financiero, los cuales afectaban gravemente a la economía estadounidense y mundial.

En el sector privado había puntos débiles tales como el descenso de los precios de la vivienda que sucedió después de que la burbuja explotó y desembocó en una crisis muy grave, así como también la incapacidad de los bancos para controlar sus propios riesgos, la excesiva dependencia de la financiarización a corto plazo. Lo cual dejaba expuestas a las instituciones vulnerables al pánico en cuanto dicha financiarización se retiró.

En el sector público había también muchos puntos débiles, incluidas grandes lagunas en la estructura reguladora del sistema.

Las medidas que tomó la Reserva Federal (FED) para amortiguar el impacto de la crisis en los EUA fueron:

  • Las tasas de interés se mantuvieron muy bajas con el fin de inyectar liquidez a la economía. De acuerdo con Bernanke (2014), para controlar el crecimiento y la inflación (baja y estable), la principal herramienta o instrumento es la política monetaria.  (subir o bajar los tipos de interés a corto plazo, esto se hace comprando y vendiendo valores en el mercado abierto)

 

En épocas normales, la FED y otros bancos centrales recurren a operaciones en el mercado abierto – compra y venta de valores en los mercados-, para subir o bajar las tasas de interés, y con esto crear un entorno macroeconómico más estable.

  • De acuerdo con el responsable de la FED en aquel momento, respecto a la estabilidad financiera llevó a cabo su función de  “Prestamista de última instancia” (Bernanke, 2014). Se centró en tratar de garantizar que el sistema financiero funcionara correctamente y trató de mitigar o evitar los efectos de una crisis o pánico financiero.

 

  • Provisión de liquidez, realizando préstamos a corto plazo a las instituciones financieras durante el período de pánico o crisis, con el fin de tranquilizar el mercado para estabilizar el sistema financiero y poner fin a una crisis financiera o al menos minimizar las tensiones y consecuencias.

 

  • Según el mismo presidente de la FED en aquél entonces, siguió la regla de Bagehot, que dice que si existen garantías adecuadas, prestar dinero con profusión a un interés de penalización, se debe proporcionar crédito a corto plazo a las instituciones financieras para frenar o mitigar el pánico y los consecuentes daños para el sistema financiero y a la economía.

 

  • Para mantener el sistema financiero sano, realizó labores de supervisión al sistema bancario, valorando la cuantía de riesgo de sus carteras y asegurándose de que sus prácticas fueran seguras. La FED admitió que era un punto débil, y que el mercado efectivamente no se regula solo, así que empezó a trabajar en un esquema de regulación, que hasta la fecha continúa perfeccionando (Bernanke, 2014).

 

Las instituciones financieras que sufrieron fuertes presiones fueron ayudadas por la FED, siguiendo el principio de que: “Existen instituciones demasiado grandes para poder quebrar”, si eso se hubiese permitido, el sistema financiero mundial habría sufrido peores efectos que los que sucedieron en la Gran Depresión. Esta idea es algo que ocasionó mucha controversia y molestia entre las personas encargadas de tomar decisiones acerca de la labor la FED, sin embargo, como ya fue mencionado anteriormente, actuó como corresponde en su función de prestamista de última instancia.

La agencia de corretaje bursátil  Bear Stearns, se vio sometida a mucha presión en los mercados de financiación a corto plazo en marzo de 2008, y fue vendida a JPMorgan Chase con ayuda de la FED.

Fannie y Freddie eran claramente insolventes. No disponían de capital suficiente para pagar las pérdidas de sus garantías hipotecarias. La FED trabajó con el organismo regulador de ambas entidades y con el departamento de Tesoro para determinar el tamaño del déficit; el departamento del Tesoro y la FED, las declararon en un tipo de quiebra limitada denominada conservatorship (tutela). Al mismo tiempo, recibió autorización por parte del Congreso para garantizar todas las obligaciones de Fannie y Freddie.

De modo que las entidades estaban en situación de quiebra parcial, pero el Gobierno de EUA garantizaba sus títulos respaldados por hipotecas, lo cual suponía una protección para los inversores. Había que hacerlo o de lo contrario, la crisis se habría intensificado enormemente, porque inversores de todo el mundo tenían literalmente cientos de miles de millones de dólares invertidos en títulos “tóxicos” norteamericanos.

En el caso de AIG, sufrió una enorme avalancha de personas que exigían efectivo, ya fuese a través de “peticiones de margen” (aumentar el depósito de garantías) o a través de financiación a corto plazo. La FED le proporcionó liquidez de manera urgente y evitó que la compañía aseguradora quebrase.

La Reserva Federal y el Gobierno emprendieron acciones contundentes para poner fin al pánico financiero, trabajando a nivel nacional con otras agencias y a nivel internacional con bancos centrales y gobiernos extranjeros (Bernanke, 2014).  El 10 de octubre del 2008, estaba prevista una reunión del G-7 en Washington,  y en esa reunión se habló del tema central: la crisis financiera, y se centraron en el cómo se deberían trabajar juntos para acabar con la crisis que amenazaba el sistema financiero mundial.

Fue emitida una declaración de principios, basada en algunas propuestas de la FED, entre ellos se mencionó  que:

  • “Trabajaríamos juntos para evitar la quiebra de cualquier institución financiera sistémicamente importante. Nos aseguraríamos que bancos y otras instituciones financieras tuvieran acceso a financiación por parte de los bancos centrales y a capital por parte de los Gobiernos. Trabajaríamos para restablecer la confianza de los impositores y los inversores, y cooperarían todo lo posible para restablecer los mercados de crédito.” (Bernanke, 2014, p.112).

 

La crisis iniciada en 2008 ha sido señalada por muchos especialistas como la “crisis de los países desarrollados”, ya que sus consecuencias se observaron y se continúan observando en los países más ricos y desarrollados del mundo.

Para el caso de México, desde que ocurrió el llamado “Error de Diciembre” al finalizar el año de 1994, el gobierno mexicano había sido cuidadoso de mantener bajo control las principales variables macroeconómicas, aunque a costa de un escaso crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), así como de su consecuente efecto negativo en el nivel de empleo y de los salarios reales.

En octubre de 2008, el equipo económico de Calderón reaccionó improvisando un Plan para Impulsar el Crecimiento y el Empleo (PICE), que calificó de “contracíclico”, pero más adelante se vio, que no articulaba objetivos, ni  metas y estrategias. Fue calificado por el Congreso de la Unión como “el mayor presupuesto de la historia” para 2009.

De acuerdo con Flores (2010, p. 11), después de reconocer los graves problemas financieros, económicos y sociales que la Gran Recesión había creado, el gobierno mexicano adoptó una serie de medidas que a continuación se mencionan:

  • Creación en 2009 del Plan para Impulsar el Crecimiento y el Empleo (PICE) calificándolo como contracíclico. Con este Plan el Congreso de la Unión aprobó lo que fue calificado como “el mayor presupuesto de la historia”, una decisión un tanto afortunada pero a la vez riesgosa.
  • Al no ser consistente dicho plan, fue firmado el Acuerdo Nacional a favor de la Economía Familiar y el Empleo (ANEFE), creado por la esfera política y empresarial del país, en donde se retomaron algunas propuestas aisladas del plan anterior.
  • La medida que el gobierno mexicano adoptó en cuanto a la oferta en el mercado de divisas, fue que el Banco de México aumentara la oferta de varios millones de dólares al mercado, con el fin de contrarrestar la ola financiera especulativa.
  • Como parte de los acuerdos del G-20, reunido en Londres en 2009, fue anunciado que México sería uno de los países que contaría con una línea de crédito flexible con el FMI hasta por USD$47,000 millones para contrarrestar contingencias, como resultado de las secuelas de la crisis y fortalecer las reservas internacionales, lo cual sin ser una medida propia significó un respaldo adicional.
  • El ANEFE solo comprometía parcialmente los recursos presupuestales del gobierno mexicano, en otros se trataba de permitir a los empleados disponer de mayores márgenes del fondo de retiro.
  • El haber realizado cambios en el gabinete económico como la sucesión del  Secretario de Hacienda a ocupar el puesto de Gobernador del Banco de México, supuso el logro de una estabilidad macroeconómica, sin embargo la percepción por los inversionistas extranjeros no fue positiva, ya que la inversión extranjera directa había caído poco más del 50%.

 

De acuerdo con Cruz (2010), es preciso definir cuáles son las variables fundamentales que promueven  el crecimiento económico y de qué forma inciden en la economía; al respecto se reconocen tres: La inversión o acumulación de capital, la fuerza de trabajo y la productividad de ambos factores de producción.

Según el mismo autor, existen una cantidad de variables importantes y diversas denominadas como las determinantes “más profundas del crecimiento”. Así, para explicar y entender el crecimiento económico, plantea que esta son: la apertura financiera y/o comercial, el combate a la corrupción, la democracia, los derechos de propiedad intelectual, el marco institucional y la estabilidad macroeconómica entre otras, las cuales afectan indirectamente a las variables fundamentales de crecimiento económico.

Las reuniones del G-20 que se han continuado realizando, tienen el propósito de enviar un claro mensaje a los mercados financieros, de que la comunidad internacional mantiene la voluntad, el compromiso y la capacidad de apoyar a las economías en dificultades como resultado de las recurrentes crisis y que se mantiene la determinación de ayudarlas a reencontrar la senda del crecimiento.

 

 Conclusiones

Las diferencias entre la economía norteamericana y la de México son abismales, pero en ambos casos es evidente que se ha privilegiado recuperar la estabilidad financiera, lo cual significa que en ambos casos se reconoce el poder del capital financiero frente a la necesidad de recuperar el crecimiento de la economía, construyendo bases más sólidas que permitan mejorar el nivel de vida de la población. Pero guardadas las proporciones de tales diferencias, es posible señalar equivocaciones mayores en  algunas de las decisiones tomadas por el gobierno mexicano.

Aunque el efecto financiero de la recesión fue sorteado por México con un costo relativamente bajo en cuanto a que no se presentó una devaluación significativa, se lograron desalentar los ataques especulativos y no se desequilibraron las finanzas públicas en dimensiones peligrosas; el costo mayor que pagó el país se centró en la economía real, en tanto que la caída del PIB fue la más importante en América Latina, se redujo la captación de divisas por exportaciones, por IED, por remesas de inmigrantes y el desempleo aumentó significativamente. Además, la variable que se ha trasladado hacia un terreno pantanoso es la deuda pública, en tanto que ahora representa una tercera parte del PIB, mientras que antes de la gran recesión se ubicaba en menos del 15 %.

En suma, se logró mantener la estabilidad macroeconómica con un costo social y económico elevado, que solo se ha amortiguado con el crecimiento de las actividades subterráneas, pero que a su vez generan otros problemas, tanto sociales que han coadyuvado a crear un caldo de cultivo para la exacerbar el ambiente de inseguridad, como en el terreno de las finanzas públicas, que no logran incorporar a ese sector como contribuyente formal y significan un lastre económico para el país.

En México, las crisis se han enfrentado de distinta manera con respecto a EUA. Así, en la crisis de 1994-95 se rescataron los bancos y se trasladó su cartera incobrable al FOBAPROA hoy transformado en IPAB, la cual seguimos pagando los contribuyentes; mientras que en el manejo de la crisis en EUA de 2008-2010, se dejó que algunos bancos quebraran y en otros casos se evitaron otorgando préstamos que ya se han liquidado; se inyectó liquidez al sistema financiero de ese país por parte de la FED en su rol de prestamista de última instancia. En esta crisis reciente en México, además de subestimar la importancia de la crisis, reaccionó a destiempo, lo cual generó una enorme caída en el PIB y un debilitamiento general en las principales variables macroeconómicas.

La prosperidad de México no se puede dar al margen del entorno global, es necesario que surjan cambios en el sistema financiero mundial que generen mecanismos de regulación en los organismos financieros internacionales correspondientes, quienes tendrían que realizar una depuración de los paraísos fiscales y eliminar las oportunidades que existen para el manejo del dinero proveniente de actividades ilícitas. Esto además de realizar acciones coordinadas entre las grandes potencias que eviten caer en el proteccionismo, así como establecer reglas que obliguen a las corporaciones transnacionales a pagar sus impuestos en los países donde se generan sus beneficios. Adicionalmente tendrían que preocuparse por impulsar acciones de cooperación científica y tecnológica con especial cuidado en la mejora del medio ambiente y en la seguridad pública, para frenar las actividades del crimen organizado a escala regional y mundial.

 

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Author: RUDICS

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